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Fuentes Bibliográficas
Sociedad y Población Rural en la Formación de Chile Actual: La Ligua 1700-1850
 
Primera parte: El marco físico y social.
 
Capítulo III. La doctrina de La Ligua.

3. El territorio doctrinal.

La doctrina de La Ligua se extendía sobre una superficie superior a los 2.000 . El mar al oeste y los territorios desconocidos de la precordillera al este, actuaban como límites naturales. Se iniciaba en la hacienda de Los Molles al norte, y terminaba en las cercanías del río Aconcagua, que la separaba de las doctrinas de Quillota y de Aconcagua, al sur(30). Hasta mediados del siglo XVII dentro de estos límites no hubo otro pueblo de indios afecto a su acción evangelizadora que el de La Ligua, encomendados a Gonzalo de los Ríos en 1552, del cual tomará el nombre la doctrina.

En 1662 tenemos las primeras noticias exactas de la existencia de otro núcleo importante de población indígena sujeto también a la doctrina de La Ligua, emplazado en el extremo oeste de ella. Se le identifica con el nombre de La Ligua, y, en cambio, al que primitivamente se conocía con ese nombre se le denomina ahora El Ingenio, a 12 kilómetros de distancia uno del otro. Por otra parte, las sucesivas particiones de las primeras concesiones territoriales en la región, por venta o por herencia, modificaron el cuadro de la propiedad al interior de la doctrina(31). Además de la hacienda del Ingenio y de Longotoma (propiedad del convento de Agustinos como ya hemos dicho), se agregan en este momento las de Valle Hermoso (desmembrada del Ingenio por venta y cuyos indígenas constituirán la segunda encomienda de la doctrina, otorgada a José Roco Campofrío de Carvajal), y Pullally, tercera y última encomienda de indígenas de la región. La hacienda de Pullally comprendía el extenso y rico valle que forma el río de La Ligua en cuya desembocadura, a no más de tres kilómetros de la costa, existieron concentraciones indígenas prehispánicas conectadas al extremo sur de la ruta incaica.

La concesión para el usufructo de estas tierras la obtuvo Isabel Osorio de Cáceres a fines del siglo XVI, aprovechando en su explotación la mano de obra indígena que le fuera encomendada en el mismo lugar y cuando ésta fue insuficiente, desplazando pueblos de indios de igual condición servil que poseía en otros sectores(32).

El crecido número de población indígena que albergaba constituyó desde un comienzo preocupación preferente de los curas doctrineros de La Ligua bajo cuya jurisdicción quedó la hacienda, aumentando de paso los ingresos de la doctrina con un censo estipulado a su favor en 1662 y que le reditaba $ 50 anuales(33).

En resumen, la doctrina se fundó a mediados del siglo XVII, para atender la conversión de los indígenas, pero muy pronto se demostró inoperante como resultado de la disminución de éstos y de otra serie de factores concomitantes tales como el aumento del número de colonos y de población mestizo-blanca, la subdivisión de la propiedad territorial, el perfeccionamiento de las explotaciones rurales, la intensificación del usufructo de la mano de obra servil indígena -cuyos derechos el cura doctrinero debía salvaguardar-, y, en fin, la formación de nuevos núcleos de población al interior de la doctrina.