Las fuentes de que disponemos, heterogéneas e imprecisas, no nos permiten un análisis exhaustivo de la estructura de la población a lo largo del siglo y medio de estudio. Los recuentos más antiguos (empadronamientos o listas nominativas) y los primeros censos del siglo XIX (1813, 1833, 1843, 1854 y 1865), son imperfectos y vagos y sus datos escasamente comparables, como resultado del procedimiento primario con que fueron levantados.

El objetivo que guía la elaboración de los "padrones" es variable: la tributación fiscal, el poblamiento de regiones deshabitadas o el recuento de los habitantes de un determinado lugar con fines administrativos. Sin embargo, hay en ellos un elemento que podemos utilizar con provecho: la individualización del contribuyente o del poblador a partir de una unidad de base sea ésta familia, hogar, tenencia o simplemente habitación(18).

Para el siglo XVIII conocemos tres "padrones" de este tipo en La Ligua: 1755, 1777 y 1790. El primero y el último pueden ser analizados más detalladamente; el de 1777 en cambio no permite una reconstitución de cada una de las familias "empadronadas". Por otra parte, para la primera mitad del siglo XIX disponemos de cuatro censos generales de población a los cuales pueden agregarse con provecho todavía otros dos levantados en 1865 y 1875. A pesar de los graves defectos de que adolecen estos censos, algunos de sus datos pueden ser recogidos con utilidad: sexo, estado matrimonial, edad y profesión de la población(19). En resumen: para el estudio de las características de la estructura de la población de La Ligua podemos utilizar con provecho dos "empadronamientos" coloniales (1755 y 1790), además del llamado "censo de 1813" y cinco censos republicanos. Las Tablas IX y X en Anexo estadístico presentan la población según el sexo, la edad y el estado matrimonial. En tanto que las Tablas XI, XII, XIII y XIV, también en Anexos estadísticos presentan los resultados de sexo y edad combinados.