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Fuentes Bibliográficas
Sociedad y Población Rural en la Formación de Chile Actual: La Ligua 1700-1850
 
Segunda parte: Las actividades económicas.
 
Capítulo II. Las actividades agrícolas.

4. La producción agrícola.

La calidad de los terrenos agrícolas variaba de una propiedad a otra, y ello determinaba tanto su superficie como su estructura agraria productiva. A mediados del siglo XIX los terrenos agrícolas del valle de La Ligua totalizaban 148.950 hectáreas, las que se distribuían de la manera siguiente: 3.901 eran tierras planas de riego, 16.408 eran terrenos planos sin riego y 128.541 correspondían a serranías(120).

Las pequeñas propiedades estaban constituidas esencialmente por terrenos de regadío inmediatos al río y de terrenos de secano en superficies planas. Las 11 haciendas más importantes de la región poseían el 91,2% de la superficie agrícola irrigada, el 91,7% de la superficie plana de secano y el 99,1% de las serranías.

Los sectores de producción agrícola fundamentales eran tres: cereales, ganadería y viticultura. La combinación de agricultura y ganadería se remonta al siglo XVII, como ya lo hemos visto, en las grandes haciendas. En 1815, los documentos fiscales permiten distinguir una cierta especialización en algunos agricultores; la lista de contribuyentes señala 20 ganaderos y 45 agricultores(121). La producción total era estimada de la siguiente manera en 1835(122).

a) sector agrícola

- trigo: 20.000 fanegas
- maíz: 800 fanegas
- fréjoles: 3.000 fanegas
- cebada: 2.200 fanegas

b) sector vinícola


- mostos: 2.750 arrobas

c) sector ganadero

- ganado mayor: 12.600 cabezas
- ganado menor: 2.600 cabezas

En los terrenos adyacentes al río y en los huertos de la hacienda del Ingenio se obtenían otras especies frutales. La producción de olivos era estimada en 70 fanegas y la de nueces en 50. El cáñamo, que otrora había constituido uno de los gruesos rubros de la producción agrícola liguana, sólo se sembraba en reducidas cantidades por los numerosos pequeños propietarios instalados en las antiguas posesiones de la hacienda de Valle Hermoso. Su volumen total se estimaba en 80 quintales(123).

La ganadería

La ganadería cobró un desarrollo importante a lo largo del siglo XIX. El número total de cabezas de ganado mayor fue estimado en 24.325 en 1818 y sobrepasaba las 30.000 en 1853(124). Una sola hacienda -Pullally- que contaba con 7.000 vacas, obtenía una "parición" de 1.500 terneros por año. En 1860, la masa ganadera de La Ligua se componía de 32.403 cabezas de ganado vacuno; 3.905 de ganado caballar y 23.507 de ganado ovejuno y cabrío(125). La disponibilidad de terrenos aptos y las posibilidades de participar en la satisfacción de la demanda nacional creciente están en la base de este aumento.

También conoció un fuerte incremento la producción vinícola, que había sido mantenida con un carácter doméstico durante la colonia. En 1778 las plantas de vid de la jurisdicción de La Ligua eran 27.054, pero sólo el 40% estaba en explotación. La parte más importante correspondía a viñas plantadas en ese tiempo y que aún no iniciaban su producción. En 1822, todas las viñas estaban ya en actividad y se habían agregado otras: 6 viñas quedaron afectas al nuevo impuesto de vinos, cuyo valor se estimaba en $ 3.500(126).

Cuadro N° 19
NÚMERO DE PLANTAS DE VIÑAY PRODUCCIÓN ESTIMADA1778-1862(127)

Año
Número de planta
Producción
1778
27.054
-
1836
56.000
2.750 arrobas
1853
80.247
-
1855
91.000
-
1862
-
2.858 arrobas

Los terrenos, sin embargo, no eran aptos para este tipo de plantaciones y el clima tampoco favorecía su fácil desarrollo. Los cuidados que demandaba su mantención exigían conocimientos y técnicas más perfeccionadas (la "poda", la renovación de las plantas, los abonos, etc.) y la elaboración del vino (llamado "sancochado" por el sistema empleado en la obtención de los alcoholes), obligaba también a disponer de vasijas, herramientas, bodegas, etc., que encarecían el costo de mantención. Estos aspectos no favorecieron la difusión amplia del cultivo de la vid. Una viña de 5. 000 plantas fue arrendada en $ 400 anuales en 1848, lo que demuestra el alto valor de estas propiedades. La producción de la misma viña era estimada en 600 arrobas, y en 1853 fue evaluada en $ 500; el terreno plantado era de dos cuadras. En la misma fecha el terreno total destinado a la viticultura en el departamento alcanzaba a 45 hectáreas, pero la mayoría de las viñas eran explotaciones particulares dedicadas únicamente a la vid, que no sobrepasaban las dos hectáreas de superficie(128).

La producción de cereales

La producción de cereales y la ganadería fue la base de las explotaciones rurales en todo el valle. Por desgracia no disponemos de evaluaciones seguras sobre el volumen de la producción durante el siglo XVIII. Utilizando las series del "diezmo", M. Carmagnani ha evaluado la producción agrícola de todo el país durante ese período según su valor(129). Los diezmos de La Ligua conocen un incremento constante entre la primera mitad del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX: de $ 1.150 de valor medio en el decenio 1740-1749 pasan a $ 1.449 en el decenio 1790-1799 y se elevan a $ 5.795 en el decenio 1840-1849(130).Tampoco podemos determinar exactamente cuál es el porcentaje, dentro de este valor, de la producción agrícola y de la ganadería, respectivamente. Las haciendas más importantes del valle combinan ambas actividades como nos lo demuestra un informe de mediados del siglo XIX:

Cuadro N° 20
PRODUCCIÓN AGRÍCOLA Y GANADERA DE LA LIGUA 1850(131)

Hacienda
Producción agrícola (cereales)
Producción ganadera (vacuno)
volumen (fanegas)
% del total
volumen tota l de ganados
% del total
Ingenio
24.000
60%
16.000
46,8%
Pullally
4.000
10%
7.000
20,5%
Catapilco
6.000
15%
7.000
20,5%
Quebradilla
3.000
7,5%
3.000
8,8%
Otras
3.000
7,5%
1.200
3,4%
Total
40.000
100%
34.200
100,0%

 

El aumento de la producción cerealera estuvo determinado por el crecimiento de la demanda local, pero muy especialmente por las posibilidades de exportación gracias a la cercanía de los puertos de Valparaíso y Papudo, este último del departamento de La Ligua(132). Las exportaciones de cereales (en grano o en harina), representaba cerca del 50% de la producción total entre 1835 y 1850(133):

Cuadro N° 21
EXPORTACIONES AGRÍCOLAS DEL DEPARTAMENTO DELA LIGUA, 1835

Producto
Volumen (fanegas)
% sobre el total de la
produción del mismo
porducto en el
departamento
trigo (granos)
4.923
25%
harina
5.444
-
frangollo
936
-
fréjoles
2.592
86,4%
cébadas
243
11,0%
quesos
30 quintales
-
mantequilla
16 quintales
-

El desarrollo de la producción triguera queda ampliamente testimoniado en toda la vida agrícola del valle de 1830 en adelante. Este es un proceso nacional que afecta a toda la estructura agraria productiva y que resulta de la apertura de ventajosos mercados internacionales en el área del Pacífico.

 

Por otra parte, el desarrollo de las actividades mineras en el norte del país, región a la cual La Ligua hacía las veces de puerta de entrada -y a la que en buena medida también pertenecía-,representaron otra fuerte demanda para la producción agropecuaria liguana. La dieta del minero, fundada esencialmente en cereales (frangollo), legumbres (frejoles) y carne salada (charqui), favorecieron la salida de los cultivos agrícolas y de la ganadería. Esta dieta, por lo demás, no tenía posibilidad alguna de diversificarse, ya que los productos que la componían eran recibidos por el obrero de minas como formando parte de su salario.

Sin embargo, el auge cerealista no contribuyó de una manera decisiva a la modernización de la estructura agraria productiva. Fundada esencialmente en la gran propiedad más que en un aumento de la productividad, ella generó solamente una ampliación de las áreas de cultivo. Tampoco repercutió en la mano de obra, aunque sí favoreció la ocupación temporal de un sector de trabajadores rurales ya constituido e itinerante. Al término de las actividades agrícolas, éste se repliega en dirección de los centros urbanos, constituyendo la enorme masa de trabajadores ocasionales ("jornaleros"), y muy especialmente de "gañanes" y "afuerinos", cuyo alto número nos testimonian todas las fuentes del siglo XIX.

El desarrollo de la actividad agrícola tampoco favoreció al pequeño productor, enredado en medio de una maraña de comercialización. Ésta estaba en manos de representantes de casas comerciales instaladas en Valparaíso, que trataban la compra de producción por anticipado, en condiciones bien desventajosas para el pequeño productor. Así, Bartolomé Fernández, propietario de una pequeña parcela en la periferia de la ciudad, vendió en 1846 la presunta cosecha del año siguiente de trigo y de frejoles. Pasado el tiempo, los malos rendimientos no permitieron a Fernández completar la cantidad prevista en el plazo convenido. A fin de hacer frente a la demanda debió hipotecar, en favor del comprador, su casa en la ciudad y reconocer un interés del 1 % mensual sobre el valor de la deuda. Los papeles notariales y las narraciones contemporáneas ofrecen constantes testimonios de esta naturaleza(134).

La única actividad importante, vinculada a la producción agrícola, que se desarrolló en La Ligua fue la molienda. Durante el siglo XVIII sólo dos molinos permitían realizar todas las faenas de molienda de cereales en la región. En 1845 se habían instalado 10 molinos en todo el departamento y su valor variaba de $ 400 a $ 2.000(135). Las innovaciones técnicas aportadas en esta actividad no fueron espectaculares, pero permitieron un avance notorio. La ausencia de aguas suficientes impedía casi de manera natural su implementación, pero ello pudo ser vencido en más de una ocasión. Un molino instalado en 1839 llegaba a moler 48 "fanegas" de trigo candeal blanco, de primera calidad. Estaba dotado de un "cernidor", para purificar las harinas, y de un arnero de cilindro que permitía eliminar las impurezas de 12 fanegas de trigo por hora. También estaba provisto de un complejo sistema de ramplas que facilitaban el traslado de los sacos hasta las bodegas de almacenamiento. El funcionamiento era tan complicado, que el contrato de construcción estipulaba también la obligación del constructor de enseñar el manejo a los no iniciados(136).

No se conoció otro tipo de innovaciones en las actividades agrícolas, a pesar de la importante expansión de su producción. Los métodos de cultivo siguieron siendo los tradicionalmente usados desde la colonia, fundados en un trabajo personal duro e ininterrumpido y en la utilización de la fuerza animal junto a arados de formas primitivas.

Los grandes propietarios se beneficiaban de la mano de obra gratuita que exigían de sus arrendatarios o "inquilinos" y que pesaba duramente sobre estos últimos. "Los dichos hacendados al tiempo de arrendar alguna parte de su terreno a los muchos inquilinos que en sus haciendas tienen, verifican su trato con la precisa condición de que a más de los tantos pesos que les han de dar por sus arriendos, han de ser los arrendatarios obligados a concurrir a trabajarles cuando sean llamados por el dueño de la hacienda para sus rodeos, siembras y cuanto se les ofrece con su persona, caballo, bueyes, etc., de manera que privan a estos infelices de que puedan trabajar para sí, porque siempre están pendientes de la orden del patrón se hallan muchos de éstos en la mayor miseria, porque no pueden sembrar, plantar ni adelantar la posesión que habitan con respecto a que el verdadero dueño de ella, luego quela ve incrementada, les aumenta otro tanto de paga"(137).

Una propiedad de 512 hectáreas, con sólo 4 hectáreas irrigadas, distribuía los extensos terrenos de serranía para albergar 50 cabezas de ganado vacuno, 20 de equino y 100 cabezas de ganado bovino. Además, sembraba también allí 40 fanegas de trigo, obteniendo 280 de cosecha. En los terrenos planos, las siembras eran sólo de 9 fanegas (cosechaba 75), pero también mantenía en ella 8 cabezas de ganado vacuno, 13 equinos y 40 bovinos. La renta total se estimaba en $450 anuales(138).

Los rendimientos eran bajos, como resultado de la calidad del terreno, las condiciones climáticas y el uso sin descanso del suelo. En 1835 fue de 8 a 9 fanegas el fruto de una fanega de trigo sembrada. La proporción era la misma para la cebada. El año 1842 los rendimientos por fanegas fueron los siguientes: trigo 9 por 1, cebada 10 por 1, frejoles 12 por 1, maíz 50 por 1 y papas 8 por 1(139). Dos decenios más tarde, en 1860, sólo era de 7 fanegas por cada una sembrada de trigo y 8 en la cebada(140).

La rentabilidad de estas explotaciones agrícolas es difícil de calcular. Las pequeñas propiedades son explotadas por los mismos propietarios y su grupo familiar; muy ocasionalmente contratan mano de obra desde el exterior. La tecnología es rudimentaria y la fuerza motriz que emplean (caballos, bueyes), les pertenece -lo que los fuerza, por lo demás, a disponer una parte de la propiedad para la mantención de los animales. Esto reduce aún más la superficie destinada a los cultivos, tanto más cuanto que los pastizales demandan una parte importante de los terrenos de regadío o más húmedos. Una viña, de tres hectáreas de superficie, tiene algunos espacios interiores con pastizales para la mantención de las "cabalgaduras" en el sector de Valle Hermoso en 1849(141).

A veces hay un evidente desnivel entre el valor real de la propiedad y los beneficios obtenidos de su explotación, como resultado de la incapacidad técnica y económica de que se dispone. La cosecha de una viña de 1.300 plantas, en una propiedad de 4 hectáreas en el mismo sector de Valle Hermoso, sólo producía $ 30 anuales en 1847. Sin embargo, su valor era de $1.497 y los evaluadores del catastro agrícola de la región calculaban en $ 70 la renta anual -teórica- cinco años más tarde(142). Otra viña, cuya producción anual era de 60 arrobas de vino en 1782, vendidas a $2 cada una, obtuvo por este concepto $120. Los gastos de su explotación ascendían a $32 distribuidos en:

1. Salarios (8 peones que se pagaban a $ 5 al mesaunque los trabajos sólo duraron 9 días)
$ 10:4 1/2
2. Mantención de los peones
$ 3:0
3. Alquiler de materiales
$ 7:3
4. Mantención ("poda")
$ 9:0
5. Combustibles
$ 6:4
Total
$ 36:3 1/2

Las utilidades ascendían a $83:4 1/2, a los cuales se agregaban $3 del arriendo de una parte del terreno no poblado, ascendiendo el total a $86:4 1/2. Como el valor total de la propiedad era de $2.000, las utilidades representaban sólo un 4,15 % del capital(143).

Las grandes haciendas funcionaban al interior de circuitos comerciales diferentes. Por desgracia no conocemos ninguna contabilidad privada de estas haciendas, pero es seguro que ellas no se diferenciaban de las del resto del país(144). La hacienda del Ingenio comercializaba en el mismo lugar toda la producción secundaria, excepto los cereales y el ganado vacuno. En 1827, las ventas de la hacienda, realizadas directamente en ella, fueron las siguientes:

1. Frutales (naranjos e higos) $ 115:0
2. Ganado bovino (ovejas y lana) $ 76:1 3/4
3. Ganado equino $ 12:0
4. Vinos y alcoholes $ 1.620:5
5. Arriendos $ 16:0
-- 1.839:6 ¾

A ello debía agregarse la evaluación del excedente de la producción vinícola del año anterior aún no vendida, que ascendía a $216. En consecuencia, el total de las ventas de la hacienda, realizadas en el mismo lugar, sumaban
$2.055.

Otra fuente de entradas de la hacienda la representaba el molino, en el que también podían mover sus cereales los particulares ajenos a la propiedad. Estos últimos pagaban un porcentaje de la molienda ("maquila"), por el uso; ésta representó en 1827 un total de 80 quintales de harina. Sin embargo, la mayor parte de ellos fueron destinados al consumo de la misma hacienda, por lo que ese año la cantidad vendida fue mínima. Igual cosa aconteció con el ganado bovino: la masa de ovejas era de 400 cabezas y en el año hubo 352 "crías". Pero 182 fueron destinadas a satisfacer el consumo de la hacienda, 22 a pagar parte del salario del mayordomo y 30 perecieron en una inundación durante la primavera.

La ganadería constituía una de las actividades más importantes de la hacienda. Además de la venta directa que se hacía de una parte de la producción ganadera, otra era elaborada en diversos subproductos que se comercializaban también directamente. En el año 1827 fueron los siguientes:

Producto
Valor
Carnes
$ 282:0
Charqui
675:2 1/2
Grasas
399:6
Lenguas
4:4
Sebos
396:2
Cuero
444:0
Total
$ 2.202:2 1/2

También aquí parte de la producción no era comercializada, destinándosela al consumo de los propietarios de la hacienda o a la fabricación de otro subproducto. Las "velas", por ejemplo, que constituían la única forma de iluminación nocturna de todas las habitaciones; durante todo el año se utilizaron dos quintales de sebo para este fin.

A las cifras anteriores deben agregarse las utilidades obtenidas por la venta de animales vivos, que sumaron $419. Sin embargo, no eran éstas las entradas más importantes de la hacienda. La comercialización de los cereales escapa a nuestra observación, como igualmente otras tres manadas de ganado que tenían los hacendados en otros lugares(145). En cuanto a los gastos que originaba la hacienda, nuestra fuente de información nos permite constatar que se lograba un autofinanciamiento con las solas ventas efectuadas en ella: salarios, arriendos de pastizales, sal, transporte, mantención y gastos domésticos, impuestos, etc., eran pagados con los beneficios provenientes de las ventas anteriores(146).