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Fuentes Bibliográficas
Sociedad y Población Rural en la Formación de Chile Actual: La Ligua 1700-1850
 
Segunda parte: Las actividades económicas.
 
Capítulo I. Minería.

4. La minería del cobre.

Si la minería del oro generó a mediados del siglo XVIII un impulso incomparable en todas las actividades de la región de La Ligua, ese privilegio le correspondió posteriormente a la minería del cobre. Las actividades extractivas de cobre en Chile son muy tempranas. Una crónica del siglo XVIII habla de "muchas minas de cobre en el Reino de Chile, pasando de mil las boca-minas que en ellas se trabajan y más de trescientos los Ingenios para su fundición y beneficio"(62).

En la zona que estudiamos, rica en minerales, se localizaron tempranamente algunos yacimientos de cobre, pero sin alcanzar nunca ni la importancia ni la trascendencia de los de oro. Los métodos de explotación, mucho menos refinados y cuidadosos que los del oro, contribuyeron a hacer de ésta una actividad efímera y poco atractiva(63), pues impedían que otros se interesaran en reanudar los trabajos en las vetas ya explotadas, como se hacía provechosamente con las de oro. "Con dificultad se encontrará mineral de cobre hábil después de haberle dejado su dueño para que otro pueda, sin embargo emprender el reconocimiento y seguimiento de sus planes", decía el informe de un visitador de minerales en la región de La Ligua en 1788. Fecha para la cual la mayoría de las vetas cupríferas explotadas años antes se hallaban abandonadas por sus antiguos explotadores e "imposibilitadas para emprender en ellas nuevos trabajos"(64).

Las vetas cupríferas más antiguas estaban ubicadas en los cerros de Quillay y Curichilongo y en la Quebrada de Santa Ana, inmediata también a esas serranías. Todo el lugar era denominado el mineral de "Las Arenillas", ubicado a 16 km al este de la aldea de La Ligua. En ese sector se habían abierto con provecho 7 vetas entre 1760 y 1780, aunque todas terminaron por ser abandonadas como lo testimonia el informe de 1788. La política gubernamental de reanimación de la actividad minera, que se difundió en todo el Reino a fines del siglo XVIII, tampoco tuvo resultados inmediatos con la minería del cobre, aun cuando a largo plazo demostró ser mucho más eficaz que con la del oro. A comienzos del siglo XIX la antigua minería del cobre ¡iguana seguía reducida a unos "pocos broseos", en las cercanías de "Las Arenillas" y funcionaba regularmente además un Ingenio de fundición de cobre(65), donde fundían sus metales especialmente los "pirquineros" y pequeños mineros ocasionales.

Al igual que en la minería del oro, las causas que explican esta decadencia están ligadas directamente con las insuficiencias de recursos de los mineros, no sólo en cuanto a inversiones económicas, sino también a disponibilidad de instrumental técnico. Por otra parte, la baja ley de los minerales cupríferos en esta zona no aseguraba una alta rentabilidad a quienes invertían en su explotación, lo que motivaba que una vez explotados los yacimientos superficiales, que demandaban un mínimo de técnica e inversión, se abandonaban las minas(66).

Al igual que con las del oro, también las vetas de cobre presentaban una ley variable de metal puro, fluctuante entre 15 y 25 pesos. En cuanto a la producción total de este metal, no obstante el alto número de vetas en explotación, no alcanzó un volumen significativo sino hasta mediados del siglo XIX. A fines del siglo anterior, cuatro vetas ubicadas en la periferia de la región liguana (aunque veinte años más tarde habría de incorporarse a ella como resultado de las modificaciones en la administración territorial), presentaban la siguiente ley y producción anual(67):

Nombre del mineral
Ley*
Población anual (en qq.)
Los Hornos
16
640
El Farellón
15
90
El Peñón
18
648
Los Leones
15
300
Total de las cuatro minas
-
1.678
*Quintal de cobre fino por cajón, o sea, 5.000 libras.

El mineral de "Las Algarrobas" por su parte, produjo en enero de 1843 y diciembre de 1845, 781 qq. con una ley aproximada de 60%(68).

En general, podemos decir que la minería del cobre conoció un fuerte incremento desde los inicios del siglo XIX, acentuándose notoriamente a mediados de la misma centuria. El perfeccionamiento en los sistemas de explotación y en el tratamiento y "beneficio" de los metales, que llegaron al país junto con los capitales británicos, el alza del precio internacional y el aumento de la demanda de cobre, generaron esta expansión que benefició a todos los sectores productivos de este mineral(69).

Las siete vetas de cobre que detallaba el informe de 1788 en la región de La Ligua, aumentan a 23 en 1820, a 45 en 1840, a 60 en 1850 y a 93 en 1860(70).

Igual incremento conoció el número de personas ocupadas en esta actividad y el volumen global de su producción(71):

Cuadro N° 9
EVOLUCIÓN DE LAS ACTIVIDADES MINERAS EN LA LIGUA 1820-1860

Año
Número de minas trabajadas
Número de trabajadores empleados
Producción anual (en kg.)
1820
23
289
-
1840
45
366
97.860
1850
60
429
117.760
1855
65
505
160.000
1860
93
617
205.560

La mayor parte de la producción se destinaba a la exportación realizada a través de los diversos puertos de la República, pero muy especialmente por el puerto de Papudo, que alcanzó un fuerte desarrollo gracias a esta condición. En el decenio 1840-1849 se exportaron a través de todos los puertos del país 13.907 quintales de cobre, por un valor total de
$ 83.640, provenientes del departamento de La Ligua. El puerto de Papudo vio crecer las exportaciones de cobre del departamento de alrededor de 1.000 quintales en 1840 a 8.000 en 1860(72).

Las instalaciones cupríferas de la región de La Ligua se vieron favorecidas con la llegada de empresarios y capitales extranjeros, especialmente ingleses, que compraron algunos yacimientos ya en explotación e introdujeron innovaciones técnicas. Los principales empresarios liguanos de mediados del siglo XIX eran: Federico Manton, Mateo Chasii, Cristian Welt, Enrique Mac Paulsen, Rodolfo Guyer, etc. Sólo este último adquirió, entre 1849 y 1858, quince minas repartidas en los cerros Ñipas y el Ingenio, con una inversión superior a los $ 70.000(73).

Uno de los mayores adelantos en la explotación de los minerales de cobre lo constituyó la introducción del "horno de reverbero"(74), que permitió utilizar minerales de más baja ley y aprovechar también las escorias que dejaban las explotaciones superficiales. Ya en 1833 se habían instalado en algunos establecimientos de fundición hornos de reverberos que, aunque escasamente perfeccionados, otorgaban, sin embargo, a los metales un alto grado de refinación. Lo que los hacía preferidos incluso en el pago de las transacciones comerciales realizadas en la región"(75).

Además del horno de reverbero, un establecimiento de fundición de cobre estaba dotado de un numeroso y complicado instrumental de fierro, en total contraposición con el ningún uso que se hacía de ellos en la minería del siglo XVIII. Un establecimiento de 1840, ubicado al interior de la hacienda de San Lorenzo, pero no de propiedad del hacendado, tenía: 9 "rastrillos", 2 "cucharas", 1 "aplanador", 1 "garfio", 1 "horqueta", 1 "tenaza", 2 "espetones", y cinco otros instrumentos menores, todos ellos de fierro. Además funcionaba una fragua completamente equipada y el instrumental incluía 22 hachas, 5 ollas, 1 romana, 3 serruchos, 9 quintales de fierro en "varios pedazos útiles e inútiles" y 5 quintales y 50 libras en herramientas para uso en las minas(76). El precio de un "establecimiento de fundición" se elevó bastante; no obstante, su número aumentó rápidamente(77).

Cuadro N° 10
EVOLUCIÓN DEL NÚMERO DE ESTABLECIMIENTOS DE FUNDICIÓN DE COBRE EN LA REGIÓN DE LA LIGUA 1788-1860

Año
Número de fundiciones
de cobre
1788
2
1800
1
1815
1
1840
16
1850
20
1860
29

La introducción de grandes capitales en la explotación de los minerales de cobre redujo, pero no eliminó, el sistema de "habilitación" que caracterizó a la minería colonial. Más bien se crearon dos grupos claramente discernibles de mineros: los grandes empresarios, que controlaban un gran número de minas y daban trabajo a muchos obreros, utilizando capitales propios y sirviendo de habilitadores del segundo grupo. Éste generalmente estaba compuesto de un minero con dos operarios o una cuadrilla -casi siempre familiares- sin capitales propios y habilitados por terceros(78).

Cuadro N°11
DISTRIBUCIÓN DE LA PROPIEDAD MINERA EN LA LIGUA. 1850

Número de minas
Número de propietarios
Número de trabajadores ocupados
1
17
63
2 a 4
7
186
5 y más
3
304
Total 51
27
553

El cuadro anterior, confeccionado sobre la base de la información recogida en las "Visitas de minas de La Ligua de los años 1849 y 1850", demuestra la fuerte concentración de la propiedad minera en pocas manos. Igualmente permite vislumbrar la magnitud de las empresas mineras que constituyen los capitalistas ingleses, dos de los cuales, R. Guyer y E.M. Paulsen, reunían el 45% de la mano de obra empleada en la minería del cobre.

En el otro extremo, un gran número de pequeños propietarios trabajan directamente sus posesiones, con uno o dos asalariados o con sus hijos mayores. De las 51 minas visitadas, 8 aparecen explotadas por "pirquineros" en número de dos, y una por el dueño y sus dos hijos. Hay también otras pequeñas empresas, constituidas por una compañía de dos o más socios que laboran entre dos y cuatro minas. Seis de los siete casos del grupo de propietarios con 2 ó 4 minas corresponden a este tipo. Estas compañías solían también extender su acción a la compraventa de metales de otros minerales además de los propios, aprovechando para ello los capitales y las disponibilidades de los hornos de fundición para su refinamiento y las tropas de mulas o carretas para su traslado a los puertos de distribución(79).

A mediados del siglo XIX, ocho empresarios eran propietarios de los diez establecimientos de fundición más importantes, con 20 hornos y 849 trabajadores, entre empleados y obreros. Los más importantes de ellos poseían también una crecida "flota" de transporte para el acarreo de los minerales.

La presencia de capitalistas extranjeros se hizo cada vez más notoria en la actividad cuprífera de La Ligua. La falta de capitales propios impidió a los propietarios locales explotar las minas en forma particular de lo cual se beneficiaron los empresarios del exterior. El alto costo que demandaban las instalaciones y el aumento del porcentaje destinado al pago de salarios por la necesidad de mayor mano de obra, obligaron a sus dueños a vender o asociarse con nuevos capitalistas.

Estos últimos pudieron beneficiarse también del control de los circuitos de comercialización ya que se trataba de capitales provenientes en primer lugar de casas o empresas comerciales con sede en el puerto exportador de Valparaíso e incluso en el exterior. Las empresas ponían especial cuidado en asegurarse la comercialización del metal, pues ello les garantizaba todos los beneficios de los circuitos comerciales internacionales y el excedente de los precios que había entre los centros de producción y los de exportación.

Un contrato de 1845 (como tantos otros de los años posteriores) celebrado entre la firma ítalo-inglesa "Canciani y Sobrinos" de Valparaíso y el minero liguano Juan Serein, nos ilustra sobre las nuevas formas que adquirió la minería del cobre a mediados del siglo XIX. Desde 1838 Serein vendía el cobre a la firma Canciani la que le pagaba por anticipado y "al precio conocido en La Ligua". Siete años más tarde el pequeño minero liguano realizó una sociedad con ellos porque "no tenía los fondos suficientes para trabajar las minas que tiene de su propiedad en el departamento de La Ligua". Según el acuerdo de la sociedad, la firma Canciani y sobrinos se "obligaba a proporcionar todas las sumas de dinero que sean necesarias para la explotación de dichas minas las que quedan a su disposición y sólo ellos tendrán facultad de vender o mandar a Inglaterra u otros puertos los cobres, metales y demás que produzcan"(80).

Cuadro N° 12
ESTABLECIMIENTOS DE FUNDICIÓN DE COBRE EN LA LIGUA. 1850

Nombre del establecimiento
Ubicación
Número de hornos
Propietario
Número de empleados
Animales
Carretas
Patagua Hda. Las Higueras
2
J. Escobar
55
115
4
Los Cardos Hda. Las Higueras
2
S. Valdivia
117
220
4
Peñablanca Hda. Peñablanco
3
M.J. Cerda
58
60
-
Las Puertas Hda. Los Ángeles
2
M.J. Cerda
74
40
-
Curtunco Hda. San José
3
C. Julian
108
440
4
San Lorenzo Hda. San Lorenzo
2
C.Julian
127
580
9
Las Higueras Hda. San Lorenzo
1
C.St. Clair
80
80
-
Pililen Hda. San Lorenzo
1
C.St. Clair
50
40
-
Huitague Hda. San Lorenzo
2
Cía. Cerda-Guillon
87
60
-
Pelipeumo Hda. Los Ángeles
2
J.S. Valdivieso
95
60
-
Totales --
20
--
851
1.695
21

Fuente: El Mensajero de la Agricultura, V. 2, N° 5 (Feb. 1857), p. 95.