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Fuentes Bibliográficas
Sociedad y Población Rural en la Formación de Chile Actual: La Ligua 1700-1850
 
Segunda parte: Las actividades económicas.
 
Capítulo I. Minería.

1. La minería en la región de La Ligua.

La minería de la conquista se circunscribió a la explotación de lavaderos de oro de la región central y sur, que se hizo cada vez menos importante, hasta alcanzar niveles mínimos, especialmente después de la gran sublevación indígena de 1598. La centuria siguiente no mostró ninguna recuperación significativa en esta materia(1) y la reanimación de la actividad extractiva se produjo al despuntar el siglo XVIII, en una vasta región que va de Copiapó a Santiago, correspondiente al norte de Chile colonial. Constituyó entonces, una actividad dispersa y discontinua, aunque a veces se llegaron a formar zonas de especial atracción, cuando se agruparon las faenas y en torno a ellas se concentró una apreciable población minera.

Una de esas zonas fue La Ligua, donde encontramos las primeras noticias de faenas mineras auríferas a comienzos del siglo XVIII, en el lugar denominado "Cerro de los Pejerreyes", descubierto en 1720(2), y en el cerro "El Blanquillo", al interior de la hacienda de Catapilco, descubierto en 1724(3).Si bien las personas que participan en las extracciones mineras de estos lugares proceden de las haciendas vecinas a la aldea de La Ligua, no alcanzan a vincularse directamente con su proceso de formación y consolidación. Las primeras explotaciones auríferas del cerro Blanquillo fueron realizadas por los herederos de la hacienda Valle Hermoso y el mismo descubridor declaró residir en el lugar "desde su niñez"()4. Las propias minas quedaban en la periferia de la jurisdicción liguana.

Mayor importancia adquirieron, en cambio, los descubrimientos realizados al interior de la hacienda de Valle Hermoso en 1730, en el cerro llamado "El Murciélago"(5) y en la hacienda de Pullally, en el cerro "Pulmahue", en 1736(6). Este último lugar se transformará en el gran centro regional de extracción aurífera durante las tres cuartas partes del siglo XVIII, no quedando rincón del cerro sin reconocerse. Entre 1738 y 1743 fueron solicitadas -y reconocidas por el Gobierno superior- 178 "mercedes" de minas en la jurisdicción de La Ligua; el 75% de ellas se ubicaban en el cerro Pulmahue. El mineral estaba ubicado al interior de la hacienda de Miguel Bravo de Saravia, y a no más de tres kilómetros de sus casas e instalaciones. En total se explotaron cinco "vetas", en torno a las cuales se ubicaron los propietarios de las "estacas", cuyo derecho de explotación se solicitaba del Gobierno. Además las que correspondían al descubridor, al dueño del terreno en el que aquéllas eran descubiertas y al Rey, a quien se le asignaba una estaca en cada descubrimiento. Con los años estas últimas terminaron por entregarse en arrendamiento a explotadores privados.

Cuadro N° 7
NÚMERO DE "MERCEDES" DE MINAS CONCEDIDAS POR EL GOBIERNO DEL REINO DE CHILE EN LA JURISDICCIÓN DE LA LIGUA 1737-1743(7)

Años
N° de "mercedes" consevidas
Id. ubicadas en el cerro "Pulmahue"
1737
5
4
1738
4
4
1739
8
8
1740
36
22
1741
86
66
1742
23
20
1743
16
14
1737-1743
178
138

Las minas fueron siempre consideradas como parte integrante del patrimonio real, las disposiciones legales en vigencia así lo estipulaban, pero eran repartidas para su explotación entre los empresarios que se interesaban, mediante un complejo sistema de peticiones, concesiones, plazos y derechos que esa misma legislación resguardaba(8).

Esta libertad para el descubrimiento de minas que garantizaba la legislación -y que además, resguardaba celosamente su protección y difusión- se acuerda con el interés real por fomentar una actividad notoriamente ventajosa para las arcas de la Corona; ello motivó un desplazamiento de un gran contingente de población en su búsqueda, que no siempre terminó con resultados positivos. Al contrario, la mayoría de las "empresas individuales" de rastreo de minerales fracasaron, a pesar de que algunos lograron el anhelado descubrimiento, consolidando por unos pocos años una explotación minera que les reportó buenos beneficios. Este desequilibrio entre el número de "buscadores" de minas y las vetas encontradas se explica no sólo por la poca cantidad de metales contenidas en el subsuelo de la región, sino también porque los recursos económicos, materiales y técnicos de quienes iniciaban la explotación distaban mucho de ser los mínimamente necesarios para llevar a buen término la empresa.

Con todo, entre 1720 y 1760 se produjo a través de la región entera una incesante búsqueda de metales que dio varios resultados favorables y que concentró algunas explotaciones mineras en diversos sectores. Además de las ubicadas en el cerro Pulmahue-sin duda las más importantes- se encontraron yacimientos auríferos en el cerro El Murciélago, al interior de la hacienda de Valle Hermoso, "La Pincoya", "Las Arenillas", "Quitalcura", "El Tablón", en la hacienda del Ingenio, "Los Mantos", "El Remolino", etc.(9).

La escasa riqueza aurífera del subsuelo quedó de manifiesto muy pronto a los ojos del minero, el que abandonaba la veta después de una corta explotación del filón. Pero la incesante búsqueda de un creciente número de interesados, llevaba a otros a pedirla nuevamente, fundándose en el derecho que otorgaba la legislación al minero cuando una mina se suponía despoblada(10). A mediados del siglo XVIII la actividad minera aurífera de la región ya había decaído; la larga serie de informes que presentó la autoridad local sobre esta materia así lo demuestra.

Cuadro N° 8
NÚMERO DE VETAS DE ORO EN EXPLOTACIÓN ENTRE 1740 Y 1810 EN LA REGIÓN DE LA LIGUA(11)

Años
N° de vetas
en explotación
N° de vetas
sin explorar
Total
1740
14
-
14
1760
8
6
14
1775
1
9
10
1780
5
5
10
1790
5
6
11
1800
2
5
7
1810
2
-
2

Desgraciadamente, no siempre podemos disponer de información continuada para los mismas vetas; sin embargo, los datos reunidos en el cuadro anterior demuestran claramente que el desarrollo alcanzado por la minería del oro entre 1720 y 1740 no se recuperó posteriormente, no obstante el fuerte impulso que recibió esta actividad a nivel nacional después de 1780. En cada veta se concedían "estacas" a los particulares que lo solicitaban, llegando;algunas de ellas a concentrar hasta 40 "estacados" o mineros que explotaban en propiedad el filón. Como ya hemos visto, los más rico filones fueron descubiertos en el cerro Pulmahue, en el que a pesar de la decadencia general que conoció esta actividad en la segunda mitad del siglo XVIII, subsistían todavía en 1787 siete estacas en explotación, "sin embargo de haber sido este mineral de los más ricos del reino por la abundancia de sus metales y su crecido caudal"(12). En 1808 sólo se explotaba un filón en todo el cerro y aunque la cantidad de metal extraído no había mermado considerablemente, no volvió a revitalizarse nuevamente.