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Fuentes Bibliográficas
Sociedad y Población Rural en la Formación de Chile Actual: La Ligua 1700-1850
 
Tercera parte: Población y mentalidad.
 
Capítulo IV. La ilegitimidad.

La ilegitimidad.

La ilegitimidad .constituye un fenómeno de amplias consecuencias cuya importancia en Latinoamérica ha sido considerable y continúa siéndolo hoy en día. Los testimonios sobre la magnitud del fenómeno son abundantes y directos; los mismos contemporáneos lo constataron, a veces con sorpresa. Historiadores, sociólogos, antropólogos, han intentado su estudio desde hace tiempo, a veces con certeros análisis, por ejemplo del rol jugado por las relaciones extraconyugales en la generación de una enorme masa de bastardos.

Nuestras fuentes nos ofrecen nítida imagen de la considerable extensión de la ilegitimidad en el pasado(32). El Cuadro N° 29 contiene el número absoluto de bautismos ilegítimos por períodos decenales, entre 1700 y 1849. Estas mismas cifras han sido distribuidas entre las dos grandes categorías de población que distinguimos en la región: indígena y mestizo-blanca (Cuadro N° 30).

Cuadro N° 29
NACIMIENTOS ILEGÍTIMOS

Período
Total de
bautismo
Bautismos legitimos
Bautismos sin datos
Número absoluto
%
1700-1709
436
41
9,4
17
1710-1719
345
27
7,8
6
1720-1729
261
33
12,6
16
1730-1739
700
90
12,9
30
1740-1749
620
91
14,6
37
1750-1759
743
147
19,8
73
1760-1769
739
117
15,8
118
1770-1779
571
133
23,3
49
1780-1789
409
69
16,9
39
1790-1799
506
94
18,6
33
1800-1809
449
92
20,5
38
1810-1819
608
164
26,9
19
1820-1829
958
214
22,3
43
1830-1839
1.439
403
23,2
149
1840-1849
1.885
571
32,7
114
1700-1849
10.669
2.296
21,5
779

La tasa de ilegitimidad se sitúa en La Ligua en 21, 5% entre 1700 y 1849, pero conoce una evolución muy irregular a lo largo de todo el período. Es notoria la tendencia al aumento, que va del 9,4% en el decenio 1700-1709 al 32,7% en el decenio 1840-1849. La evolución de la ilegitimidad a lo largo del siglo y medio de análisis conoció dos variables: una marcada por el número de bautismos indígenas y la otra por el desarrollo de la vida urbana, con el consiguiente aumento y concentración de población.

Cuadro Nº 30
BAUTISMOS ILEGÍTIMOS DE LA POBLACIÓN MESTIZO-BLANCA E INDÍGENA

Período
Póblación mestizo-blanca
Población indígena
Otros
Total de bautismos
Bautismos iligitimos
%
Total de bautismos
Bautismos iligitimos
%
1700-1709
148
30
20,3
252
11
4,9
36
1710-1719
169
18
10,3
167
9
5,4
9
1720-1729
147
+26
17,9
80
7
8,7
34
1730-1739
372
62
16,6
255
28
11,0
73
1740-1749
460
59
12,8
101
32
31,7
59
1750-1759
452
70
15,5
195
77
39,5
96
1760-1769
373
73
19,6
210
44
21,0
156
1770-1779
425
101
23,8
85
32
37,6
61
1780-1789
298
47
15,8
56
22
39,3
55
1790-1799
331
46
13,9
120
48
40,0
55
1800-1809
353
76
21,5
56
16
28,6
40
1810-1819
470
123
26,2
103
41
30,8
35
1820-1829
822
183
22,3
70
31
44,3
66
1830-1839
1.152
403
35,0
0
0
0
287
1840-1849
1.515
571
37,7
0
0
0
370
1700-1849
7.485
1.888
25,2
1.750
388
22,0
1.432

En general, durante la primera mitad del siglo XVIII la tasa no excede del 15% (9,4, 7,8, 12,6, 12,9 y 14,6, respectivamente, en cada decenio). En el mismo período los bautizos de indígenas representan más del 40% del total como lo demuestra el Cuadro N° 30. Sin embargo, el porcentaje de ilegitimidad entre los indígenas, medida por los bautismos es mucho menor: 4,9, 5,4, 8,7 en los tres primeros decenios. Es decir, la ilegitimidad es sobre todo un fenómeno del grupo mestizo-blanco. Los etnias indígenas, mientras preservan un cierto grado de aislamiento con respecto al resto de la comunidad, son más fácilmente "controlables" de acuerdo a las normas, preceptos morales y sexuales de la época. Además reciben más directamente las presiones del clero para "regularizar" las parejas no casadas. En cambio, y a medida que sus contactos con los otros grupos étnicos-culturales se hacen más fáciles, la ilegitimidad tiende a acentuarse, equilibrándose con la de los mestizo-blancos y sobrepasándola largamente luego de la desintegración total de sus comunidades de origen asimiladas malamente a la nueva sociedad.

Los rasgos que diseñan esta cifra parecen corroborar la hipótesis de que el incremento de la ilegitimidad coincide con el desencadenamiento y la aceleración del proceso de miscegenación que conoció la población latinoamericana(33). Coinciden también con un proceso similar de baja ilegitimidad entre los indígenas individualizados en otras áreas de América Latina(34).

Cuadro N° 31
BAUTISMOS DE INDÍGENAS

Período

Números absolutos

Porcentaje
(% del total)

1700-1709

252

57,8

1710-1719

170

49, 3

1720-1729

84

32,2

1730-1739

255

36,4

1740-1749

101

16,3

1750-1759

195

26,2

1760-1769

210

28,4

1770-1779

85

14,9

1780-1789

56

13,7

1790-1799

120

23,7

1800-1809

56

12,5

1810-1819

103

16,9

1820-1829

70

7,3

1700-1829

1.757

16,5

La ilegitimidad en la población mestizo-blanca por su parte, tuvo también una evolución particular, con igual tendencia al incremento: del 20% a mediados del siglo XVIII se elevó al 38% a mediados del siglo XIX. Este aumento parece estar ligado a la urbanización de la población. El medio rural más antiguo, favoreció la preservación de las actitudes sociales frente al matrimonio y a la moral sexual. Esto no quiere decir que el fenómeno no existió, pero sí que se atenuó. A partir de 1800, en cambio, la ilegitimidad sigue un ritmo de aumento acorde con el crecimiento de la vida urbana, llegando la ciudad a transformarse en un lugar de acentuada ilegitimidad. La desproporción de los sexos (claramente más numerosas las mujeres durante todo el siglo XIX), las concepciones ideológicas sexuales que otorgan una posición de privilegio al hombre, la fuerte proporción de solteros entre la población adulta (más del 40% de las personas de edad 20-49 años en ambos sexos en 1833), constituyen algunos de los elementos que explican esta realidad.

Las uniones consensuales e ilegítimas representaron una isla casi natural a la estratificación social que creó el sistema colonial y que se traspasó sin variantes a las naciones independientes. Los prejuicios sociales, y aún las trabas legales (sobre todo en el período colonial), fueron superadas con uniones ocasionales, que a veces podían formalizarse más adelante al permitir el reconocimiento y la "legalización" del bastardo. La reconstitución de familias nos ofrece varios testimonios de esta situación. Por otra parte, algunos observadores contemporáneos constataron el mismo hecho, entre ellos C. E. Bladh, que señala a comienzos del siglo XIX: "Otra causa de esto es la alta contribución que cobra el clero por la ceremonia religiosa de las bodas, pues el cura bendice el matrimonio por paga y se dice que los derechos mínimos son de ocho pesos. La consecuencia de esto es que la mayoría del pueblo hace vida marital sin pasar por el matrimonio y cambia de esposas a gusto, la inmoralidad ha llegado a tal punto que en los campos es moneda corriente y no provoca crítica alguna"(35).

Este fenómeno es muchísimo más relevante que en las poblaciones europeas "antiguas", sujetas a estructuras sociales mucho más firmes que las latinoamericanas. En cambio estas últimas conocieron más tenuemente el fenómeno del amamantamiento o la lactancia del bebé durante sus primeros meses de vida fuera de la familia de origen. Tal vez fue más practicado entre las familias ricas, pero siempre en el marco hogareño familiar, gracias a la disponibilidad de una abundante mano de obra doméstica femenina y juvenil. A mediados del siglo XIX habían en la ciudad de La Ligua 17 "nodrizas" individualizadas como tales, pero no sabemos bien cuáles eran sus funciones. ¿Se encargaban también ellas de la crianza de los niños de baja edad?

Los "hijos" que hemos reunido bajo el común denominador de "ilegítimos" podían provenir de diferentes situaciones las más corrientes de las cuales en La Ligua fueron: de padre desconocido, de madre desconocida o de padre y madre desconocidos(36). Los hijos "expuestos" correspondían a nacimientos de bastardos que eran declarados como tal para "salvar" la buena imagen que imponía la moral de la época. Sólo en la capital del Reino existió una casa de huérfanos durante la segunda mitad del siglo XVIII, que albergó y crió un número importante de hijos abandonados. Los otros centros urbanos más desarrollados del país le imitaron bien avanzado el siglo XIX, acorde con la difusión de un principio paternalista y privado de la beneficiencia social.