Serena, noviembre 28 de 1883.

Entre los medios de acción de mayor eficacia que esta Junta cree ejercitar para los propósitos que persigue, en interés público y en armonía con los deseos de los ciudadanos católicos que han adherido al movimiento religioso y político que tenemos el honor de dirigir en este departamento, es la fundación de una publicación periódica que, haciéndose el intérprete de las ideas y principios que nos rigen sirva de propaganda para el mayor número de afiliados y de contrapeso a la vez contra los adversarios de prensa en la localidad, así ahora como en las próximas luchas políticas.

Pero antes de llevar a cabo ese pensamiento y a fin de guardar la unidad de miras y de los trabajos en toda la República, desearíamos saber sobre qué plan uniforme hubieran de basarse las publicaciones que se emprendan; si era llegada la oportunidad de hacerlas y bajo cuál bandera política convendría manifestarse; saber, en suma, adónde vamos.

A este respecto, antes de poner obra a la publicación proyectada y demás trabajos ejecutivos desearíamos oír la palabra de la honorable Junta central de Santiago con quien esta Junta se complacerá mantener siempre las más cordiales relaciones en los esfuerzos comunes para la grande obra de patriotismo vinculada a la defensa de las creencias católicas y libertades democráticas.

Dios guarde a ustedes. José Ravest.- Bernardino Piñera.- Manuel Aracena.- Dionisio Munizaga. A la honorable Comisión de la Asamblea Popular de Santiago.

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COMISIÓN DE LA ASAMBLEA POPULAR DEL 8 DE JULIO DE 1883.

Santiago, diciembre 16 de 1883.

Aplaude grandemente esta Junta la decisión adoptada por esa honorable Comisión de fundar un órgano de publicidad que llene los importantes fines que con ella persigue y si no ha dado, como lo deseaba, inmediata respuesta a la importante nota del 28, es porque en ella no sólo se nos da aviso de que se ha acordado aquella publicación sino que, cultivando las relaciones de confraternidad en que todos los Directorios nos encontramos, se honra a éste con pedirle que manifieste sus ideas acerca de la marcha futura que se haya de seguir en los trabajos que con anhelo emprendemos los que, justamente con cultivar los civilizadores sentimientos de la fe religiosa, queremos armonizarlos estrechísimamente con el planteamiento severo de las libertades políticas.

Parece, pues, que esos dos grandes fines, breve y  seriamente expresados, así como forman la base esencial, de nuestros trabajos actuales y futuros, dictan también la táctica que se hubiera de seguir, y esta Junta se había decidido a indicarlos a V. V., en respuesta a su apreciable nota, cuando se advirtió que, atendida la gravedad de la materia, como que ella constituye la base de nuestra organización, era oportuno consultar a la Junta Directiva General de que la presente arranca su mandato.

Nuestra respuesta tendría con el auxilio de sus luces, mayor fuerza e interés.

Así es que la hemos consultado y, con su apoyo y decisión, tenemos el honor de expresar a esa honorable Junta nuestros propósitos y tendencias.

Organizadas las agrupaciones adversas a la nuestra sobre la base de intereses personales, y reunidos por la mancomunidad de ideas sustanciales los que aquí y allá y en todo el país, queremos sustentar unidas la fe y la libertad, necesitamos adoptar medidas que converjan las unas a sostener propósitos superiores aun a los de los partidos considerados aisladamente, y las otras, a nuestra propia organización y marcha.

Entre los primeros, sólo indicaremos por hoy el de absoluta libertad electoral y el de respeto profundo a la sinceridad de las convicciones y honorabilidad de miras de los que hayan de ser elevados, en más altos puestos, a regir o vigilar los destinos de la Nación.

Importantísimo será, pues, que se luche con energía en favor de la libertad electoral, prestando concurso vigoroso a los que, dentro de este propósito común, levantemos el voto libre sobre el juego de los intereses autoritarios.

Ni con menor energía se ha de sostener, en nuestro concepto, la tendencia de atribuir importancia considerable a la sinceridad de opiniones y a la honorabilidad probada en la vida política, para que los representantes del pueblo y los que ejerzan funciones públicas se inspiren en primer término en las fuertes convicciones del espíritu mucho antes que en los cálculos de los intereses de las pasiones transitorias.

A la vez que se trabaje en propagar y hacer prácticas estas ideas, así como en evitar los compromisos políticos a que son tan ocasionados los espíritus tranquilos, pero extraños a los conocimientos de la verdadera organización política; nos parece también necesario, propagar todas aquellas ideas que son legítimos caracteres de los dos propósitos sustanciales que dan base a nuestra organización.

La libertad de la Iglesia; la libertad de enseñanza; la libertad de asociación; la profunda y sincera libertad de elecciones; la descentralización administrativa, en el vasto sentido de dar fuerza a la acción municipal, restringiendo la acción administrativa central y libertad en la organización de corporaciones. Todas estas y muchas más son las aspiraciones que dan vida a nuestros deseos políticos.

Son tan serias y grandes que bien bastan para un poderoso esfuerzo de propaganda y de trabajo activo.

Favorecido con el auxilio de los Directorios el voto libre; generalizada la idea de que se ha de tener en mucho para la designación de las personas la creencia religiosa y la seriedad en los propósitos, la grande agrupación que formaremos podrá llegar a las próximas elecciones vigorosa y provista de grandes medios de acción, para que, entonces, en comunicación estrecha todos los Directorios, fijemos las bases definitivas para la elección de los candidatos al Congreso Nacional y lleguemos a acuerdos para la designación de quien haya de ser apoyado por los mismos Directorios en la elección presidencial.

En comunicaciones particulares desenvolveremos estas ideas. Entretanto, tenernos el honor de suscribirnos de los miembros de esa honorable Junta, atentos, seguros servidores. Matías Ovalle.- Miguel Cruchaga.- Carlos Walker Martínez.- Antonio Subercaseaux.- Carlos Irarrázaval.- Ramón Ricardo Rozas. A la honorable Junta Departamental de la Serena.

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