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Documentos
Capítulo IV. La Junta Ejecutiva.
Circular de la Junta Ejecutiva a los Curas de Santiago. Sobre Sepultación en los Cementerios Benditos. Respuestas.

Santiago, 14 de agosto de 1883.

Señor: 

No está impedida por las leyes la traslación de cadáveres para inhumarlos donde la familia tenga a bien hacerlo, siempre que se cuente con la licencia de los párrocos.

Dada esta situación, nos parece de grande importancia, para fomentar la inhumación católica en estas circunstancias difíciles, ayudar a los pobres que lo necesiten con pequeños recursos pecuniarios que les faciliten las traslaciones de cadáveres.

Inspirados en esta idea, los miembros de la Junta Popular que suscribimos, hemos comisionado a los señores don Carlos Irarrázaval y don Ramón Ricardo Rozas para que den los auxilios a que aludimos

Sírvase usted, cuando ocurra algún fallecimiento de pobre de solemnidad, indicar a quién vaya a anotar la partida, que dichos señores pueden darle lo necesario para que trasladen sus cadáveres a los cementerios parroquiales más próximos.

Le rogamos también que se pongan al habla con los señores curas de Nuñoa y de Renca para allanar los inconvenientes do la inhumación católica en esos casos.

Se encontrará con seguridad a los señores comisionados de tres a cinco de la tarde, diariamente, en la casa calle de las Claras, número 10.

Nos parece de mucha importancia que usted se sirva circular en el pueblo y aun entre las personas acomodadas la necesidad de hacer sacrificios para mantener la inhumación eclesiástica, contando usted para ello con el apoyo de esta Junta en la esfera de su acción.

De usted atentos y seguros servidores. (Firmados) Miguel Cruchaga.- Carlos Irarrázaval.- Ramón Ricardo Rozas.

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CURATO DE SANTA ANA.

Santiago, 14 de agosto de 1883.

En este momento recibo la atenta y caritativa carta de ustedes que me apresuro a contestar.

Con su benéfico y católico acuerdo que ustedes me comunican en su referida carta de «ayudar a los pobres que lo necesiten con pequeños recursos pecuniarios que les faciliten la traslación a los cementerios parroquiales más próximos» llenan ustedes el vacío con que tropezaba para hacer efectiva la traslación que ya había puesto en práctica. Al efecto, ayer había dirigido a los señores curas vicarios de Renca, San Luis Beltrán y San Bernardo la nota siguiente, que me tomo la libertad de transcribir a ustedes:

PARROQUIA DE SANTA ANA.

Santiago, agosto 13 de 1883.

Execrado el cementerio general, y clausurado el católico parroquial de esta ciudad, los católicos no tenemos tierra bendita en que sepultarnos. Con el fin de aliviar a los fieles de esta parroquia en su quebranto, he pensado despachar boletos de inhumación para el cementerio católico de esa parroquia.

Espero que Ud. dará sagrado reposo a los cadáveres que llegaren con el correspondiente pase de este ministerio parroquial do Santa Ana.

Dios guarde a Ud. muchos años. (Firmado) Estanislao Olea. Al señor Cura Vicario de...

Creo como Uds. que es de soberana importancia inculcar en el pueblo católico la necesidad de hacer sacrificios para mantener las inhumaciones eclesiásticas, así es que continuando en esta tarea, secundaré a la vez los santos propósitos de Uds. y de la Junta que representan.

Debo prevenir a Uds. que en la parroquia de Nuñoa no hay cementerio de ningún género, así es que convendría se dirigieran Uds. al señor cura de ella facilitándole la traslación de sus cadáveres a cementerios católicos. 

Quedo impuesto de la residencia y horas de despacho de esa Junta, para los efectos de la oferta de Uds.

Dios guarde a Uds. (Firmado) Estanislao Olea. A los señores don Miguel Cruchaga, don Carlos Irarrázaval y don Ramón Ricardo Rozas.

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PARROQUIA DE SAN LAZARO.

Santiago, agosto 14 de 1883.

Señor de todo mi aprecio:

He recibido su muy atenta y caritativa carta y aún cuando había tenido el honor de contestar personalmente al señor Cruchaga que fue quien la puso en mis manos, sin embargo, me creo en la obligación de dirigirme en la persona de Uds. a todos los honorables miembros de esa Junta de caridad.

Abundo en las ideas que Uds. me indican en su apreciable y ya desde hoy se han dado algunos pases para el cementerio parroquial de Renca. Creo que a toda costa debe mantenerse y favorecerse la inhumación católica, y no puedo menos que aplaudir el noble pensamiento que los inspira, como asimismo la generosa liberalidad de sus corazones para realizar tan bella obra.

Yo, por mi parte, como pastor de almas, procuraré inculcar cuanto pueda en el pueblo y en las personas acomodadas la necesidad de hacer cualquier sacrificio por mantener la inhumación según el rito de la Santa Iglesia. y desde luego me ofrezco a secundar en todo esta nobilísima obra.

Disponga de su afectísimo seguro servidor y capellán en todo lo que pueda serle útil. (Firmado). Francisco Bello. Al señor don Ramón Ricardo Rozas.

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