De la rendición de Montevideo resultó la retirada de Pezuela, abandonando a Salta y Jujuy precipitadamente, creyendo que ya los atacásemos para batirlos en detalle, aún sin esperar el refuerzo que debe venir de la capital, respecto a que este ejército tiene muy cerca de cuatro mil hombres de línea disciplinados como las mejores tropas del mundo, sin contar con dos mil paisanos de la provincia de Salta, y muchos más de esta del Tucumán. Los primeros han silo el terror de Las Tablas, pues los temen más que a los mejores soldados de nuestras tropas.
El Ejército enemigo se halla situado entre Yavi y Suipacha. Ignoramos si se marchará hasta el Desaguadero y nos dejará las provincias libres o se determinan a conservar a Potosí y su provincia; aunque lo que parece más probable es que se retirarán al territorio de Lima, porque sabemos que Arenales, Cárdenas y otros jefes que se replegaron al Valle Grande en el Perú, se le han acercado por un flanco y lo inquietan con mucho éxito. También se sabe, que todo el interior está revolucionado, esperando se acerquen nuestras tropas, a cuyo efecto ya tenemos toda la caballería de línea en Salta, compuesta de cuatrocientos Dragones, y otros tantos Granaderos a Caballo. Dentro de tres días saldrá el Regimiento N° 7 y una división de artillería; luego seguirán Cazadores y el Regimiento N° 1, precedido del gran parque capaz de municionar un ejército de 12.000 hombres. De esto tengo evidencia, pues estoy sirviendo en la división de artillería y he formado el estado de su dotación, que asciende en el día a 7.300 tiros a bala y metralla de cañón, y 65.000 cartuchos a bala de fusil y carabina y 23.000 piedras de fusil, con 26 cañones volantes bien montados, aperados y servidos por 300 artilleros bien disciplinados. También tenemos un repuesto de fusiles nuevos, lanzas, chuzos, alabardas, sables, machetes, llaves y baquetas nuevas.
La obra de la ciudadela se trabaja con tesón: se concluirá en breve, donde se podrán encerrar cómodamente más de 6.400 hombres.
El enemigo ha sufrido una deserción de más de 700 hombres de aquellos mismos que nos tomaron prisioneros en Ayona [4] y los precisaron a sentar plaza entre ellos. Todos éstos aseguran lo intimidados que se hallan, y aún arrepentidos de haber tomado las armas contra su patria, de que tenemos avisos de varios individuos de Salta y Jujuy, donde se expresaban confidencialmente los oficiales americanos ofreciendo pasarse a nuestro ejército en la primera oportunidad que se les presente. Esto ha procedido ciertamente de la revolución sofocada del Cuzco ahora 6 meses, y de la toma de Montevideo, a que se agrega el mal trato que reciben del gallego Pezuela, sólo por la calidad de americanos.
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[4] Ayohuma (N del E).