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El Monitor Araucano
Tomo II. N° 79.- Viernes 16 de Septiembre de 1814.
Sin título ["Cuando los enemigos de la patria..."]. Consideraciones sobre los trabajos de defensa organizados por el Gobierno.

Cuando los enemigos de la patria llevan adelante su obstinación sanguinaria sin embargo de que su mismo Rey desaprueba sus esfuerzos en sostener la célebre Constitución española, y declara traidores y reos de muerte a los que insistan en defenderla; cuando intentan envolvernos en sangre desentendiéndose de la justicia de nues­tra causa, es la primera obligación de los que están a la frente del Gobierno desplegar toda su energía para salvar el país. El actual Gobierno dirigido por este princi­pio y por su actividad natural, genial e infatigable orga­niza con la rapidez del rayo una fuerza de línea que ase­gura el triunfo y debe disipar todo recelo; se organizan pues cuatro batallones de novecientos hombres cada uno; la Guardia Nacional hasta un pie de mil hombres; la Artillería hasta un pie de seiscientos; los Dragones hasta quinientos; la fuerza escogida de Portus [12] asciende a mil pla­zas. Es de esperar que el Cuerpo de Ingenieros venga a ser una fuerza excelente, así por su conocido valor como por estar animado del entusiasmo de la libertad que debe a la patria, cuando sus enemigos no sólo perpetúan su esclavitud sino que amenazan hasta los libres con eterna servidumbre. Esta ha sido pues una gran medida; ella es dictada por la justicia natural, y la humanidad, y merecerá los aplausos del universo. Es espectáculo hermoso ver a esta raza de hombres degradados y envilecidos por la codicia y la maldad de sus semejantes, reanimarse al so­plo vivificante del patriotismo, abrir sus apagados ojos a la luz radiante de la ilustración general, y empuñar las armas para defender los derechos que recibieron de la ma­dre naturaleza. Que tenga esclavos el que quiere ser libre, contradicción digna de la obstinación del crimen. La na­turaleza habla a todos en el corazón; les hace ver que el hombre que nació libre (porque todo hombre nace libre) no puede ser esclavo de un semejante suyo, ni comprado y vendido como una bestia; pero la codicia y el egoísmo se ensordecen a las voces de la blanda naturaleza.

Si esta medida es saludable, no lo es menos la de se­parar del seno de la patria a los impostores, entusiastas fanáticos, protectores de la servidumbre y del despotis­mo, predicadores de errores envejecidos y perjudiciales, enemigos de la razón y de la justicia, serviles, liberales, ciegos conductores de otros ciegos.

¿Qué diremos ya de unos cuantos infelices que pasaron al enemigo abandonando las banderas patrióticas? Tales hombres son en todo el mundo mirados con desprecio y horror. El traidor fue siempre abominable.

¿Y que diremos del caudillo que no quiere dejar piedra sobre piedra por sostener la Constitución y la autoridad de las Cortes y de la Regencia? Su Rey ha anulado a las famosas Cortes; y la Regencia acabó con sus días sufriendo unas agonías muy dolorosas; y con todo el General enemigo [13] quiere llenar de víctimas los calabozos y los ca­dalsos para obligarnos a jurar la Constitución desapro­bada por Fernando VII. El mismo Fernando nos enseña lo que debemos decir de este General, pues declara trai­dores a los defensores de la dicha Constitución. El man­da que los magistrados nombrados por las Cortes cesen en el mando; que los que estuviesen presos por no haber obedecido a las Cortes reconociendo tal la Constitución, sean puestos en libertad, y que todo se suspenda hasta la celebración del nuevo Congreso que convocará él mis­mo. Han salido, pues, muy bien los sanguinarios defen­sores de las Cortes y Regencia.

Si nuestra causa es tan justa, si el cielo la protege tan visiblemente, fuera mucha vergüenza y desgracia que se perdiese por el egoísmo, la desunión y la cobardía. Unión, patriotas; sacrificios y esfuerzos, pues todo se regenera para la patria.

 

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[12] José María Portus (N. del E).

[13] Mariano Osorio (N. del E).