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El Monitor Araucano
Tomo II. N° 76.- Martes 6 de Septiembre de 1814.
Manifiesto de los Generales del Ejercito a sus Conciudadanos y compañeros de armas. Suscrito por José Miguel Carrera y Bernardo O'Higgins el 4 de septiembre de 1814. Deponen sus diferencias ante nueva amenaza realista.

¿No habría sido una gloria para los enemigos de la causa americana ver empeñada la disensión civil en que se prometían ser los terceros de la discordia y los árbitros de nuestra suerte? ¡Infames! Ese bárbaro cálculo de nueva agresión y la franca comunicación de nuestros sentimientos han abierto las puertas del templo de la unión, sobre cuyas aras hemos jurado solemnemente sacrificarnos por el solo sistema de la patria y consagrarle el laurel de la victoria, a cuya sombra augusta se escribirá el decreto que ha de fijar su feliz destino. Hemos sellado ya el de una eterna conciliación. El ejército de la capital está identificado con el restaurador del Sud; un mismo deseo, un mismo empeño, un mismo propósito anima el corazón de ambos generales y de toda la oficialidad. La seguridad personal de ésta, de sus puestos y mérito, es garantida sobre nuestro honor. Nada exigimos de la probidad que les caracteriza, sino aquella diferencia más obligatoria que generosa, al voto de la justicia y de la unidad. Ella es la que preside las deliberaciones del gobierno; su instalación queda sancionada y el espíritu solo se reanima para resistir con dignidad a unos invasores que en la desaprobación de los tratados de paz, nos han justificado a la faz del mundo. Ellos no pueden señalar el motivo de la guerra. La hacen solo por saciar su odio implacable con la sangre americana. Mancharán sus manos sacrílegas en la inocencia de las víctimas; pero ese mismo furor es el que reclama imperiosamente la venganza de nuestras armas y la cooperación de todo el que no quiere cambiar el noble título de ciudadano, por la humillante y feroz cobardía de aquellos espíritus turbulentos que se han entregado a la única pasión del bajo rencor. Si hay entre nosotros almas tan ruines y execrables, avergoncémonos de que hayan nacido sobre el mismo suelo que profanan nuestros agresores; cuéntese con estos en la lista proscripta de los enemigos de la patria; jamás tengan lugar en el libro cívico de los verdaderos hijos de Chile; y abandonados a una excomunión civil, perezcan envueltos en la infamia y el remordimiento. La muerte será el término preciso del que recuerde las anteriores disensiones condenadas a un silencio imperturbable. En la memoria de los hombres generosos no queda un vacío para las especies capaces de enturbiar la cordial fraternidad que nos vincula. Con ella volamos a extinguir el fuego de ese resto de tiranos que ha protestado no dejar piedra sobre piedra en el precioso Chile. Compatriotas, se acerca el 18 de Septiembre; el aniversario de nuestra regeneración, repite aquellos dulces días de uniformidad que sepultaron la noche del despotismo. Acordaos que vuestro valor supo renovarlos en la invasión de Pareja, enérgicamente expulsada por la conformidad de los defensores del pueblo chileno. Conciudadanos; compañeros de armas, abrazaos, y venid con nosotros a vengar la patria y afianzar su seguridad, su libertad, su prosperidad, con el sublime triunfo de la unión. Este será el título de la victoria y con él ha de celebrarla la aclamación universal.

            Santiago, 4 de Septiembre de 1814. José Miguel Carrera.- Bernardo O’Higgins”.