Santiago, agosto 16 de 1814.
Los crímenes se multiplican a proporción de la impunidad de los delincuentes. Ellos seguramente se lisonjean con el falso concepto de que el rigor de la pena haya de minorarse en los días que se proclama la libertad; esto es confundirla con la licencia, y tomar los abusos por principios. Una piedad mal entendida eriza el país de robos y asesinatos. Ayer se han presentado a la expectación pública tres víctimas que nos recuerdan la obligación de ser justicieros por humanidad. La anterior visita de cárceles manifiesta que la mayor parte de los reos son homicidas. El Tribunal de Apelaciones acelerará la sentencia precisamente ajustada a la ley sin la menor dispensación, y dará cuenta de los que se hallan en estado de ejecutarse, sobre lo que será responsable. Cortará el juicio de los del número uno hasta el dos en su actual substanciación, y estando probado el delito, destinará los reos a Coquimbo para que sirvan a las obras públicas en la clase de presidiarios. En fin, activará todos los resortes de la tramitación criminal para que la cárcel se exonere, la justicia se vindique, el Estado alivie sus atenciones, y el castigo ejemplarice a los malos. Inclúyasele con oficio por Secretaría.— Carrera.— Uribe.