Soldados:
Todo ha cedido al impulso de vuestro coraje. La escuadra y el ejército de Montevideo han desaparecido delante de vosotros, y la plaza se halla ya en vuestro poder. ¡Gracias os sean dadas, defensores de la libertad! Los hombres perversos que se reían de vuestra constancia, y se gozaban en la esperanza del triunfo de vuestros enemigos están confundidos y temblando. Tan brillantes sucesos han esparcido la alegría en el seno de la patria. Vuestros padres, vuestros hijos y vuestras mujeres se jactan con orgullo de perteneceros. Yo he dedicado una fiesta cívica a vuestras victorias, que deberá celebrarse en todas las Provincias Unidas. Pero no olvidéis, amigos, que el pueblo argentino es el hermano de todos los pueblos. Que Montevideo viva sin existir entre individuos de una misma familia: que haya un respeto sagrado a las propiedades y a la persona del ciudadano, y que vean las naciones que los soldados del Río de la Plata, fieles a los principios del honor, como invencibles en el campo de la guerra, sólo son terribles para los enemigos del orden, de la libertad, y de su Gobierno. Buenos Aires, 27 de junio de 1814. Gervasio Antonio de Posadas.