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El Monitor Araucano
Tomo II. N° 51. Viernes 10 de Junio de 1814.
¿Por qué no habita siempre la libertad entre los hombres? Fábula traducida del Examiner de Switf. Fábula política.

“La Libertad, esta hija de la Opresión, después de ha­ber dado a luz a sus hermosas hijas la Riqueza, las Artes, las Ciencias, la Navegación, y muchas otras, parió en fin a una a quien se llamó Facción. Ésta al nacer fue desfigu­rada por la envidiosa Juno, con la cual contrajo un genio perverso, y una constitución enfermiza. Con todo, sien­do propio de las madres amar con más ternura a la hija menor, por fea que sea, la Libertad chocheaba con la Facción, y jamás permitía que se apartase de su lado. Bien pronto descubrió Facción su abominable índole, su auda­cia y desvergüenza, y nadie la pudo aguantar en el Cielo. Júpiter le expidió fácilmente su pasaporte; y la Libertad, como la amaba tanto, descendió a la tierra con ella y con toda la familia. Donde primero se dejó ver fue en la Gre­cia, mas por la mala conducta de su hija fue expelida de ciudad en ciudad. De la Grecia pasó a la Italia, y siendo desterrada de allí, se estableció entre los godos, con los cuales recorrió casi toda la Europa; pero siendo expelida de todas partes, perdió su estimación, imputándosele los defectos de su hija; lo que llegó a tal extremo que apenas hallaba en el mundo un asilo.

Preguntará alguno con asombro qué cualidades tan perversas pudo tener esta hija infeliz, que alcanzasen a deslustrar la influencia de tan Divina madre; y de su amabilísima familia. Sepan, pues, que siempre gustó de la sociedad de gentes viles y escandalosas; que sólo amaba y se decidía por los que apoyaban sus caprichosas opiniones; que quería que todos siguiesen su dictamen ciegamente, aunque era inconstante; que se ocupaba en sembrar discordias entre amigos y parientes. Si alguno osaba contradecirle, aún en las cosas más pequeñas, lo insultaba, le daba nombres y apelaciones ignominiosas, y negaba que tuviese honor, talento, ciencia, probidad, y aún sentido común. Ella era en extremo intrusa; se hallaba en todas las diversiones, tertulias, bailes; frecuentaba los cafés, las bibliotecas y llenaba todos lugares de chismes, inquietud y confusión; ella hablaba al oído al abogado en su estudio, al teólogo en la Cátedra, y al mercader desde debajo del mostrador. Sobre todo ella frecuentaba las Asambleas Públicas; y bajo la forma de un ave inmunda y ominosa tomaba asiento, siempre pronta para poner las palabras en los labios de sus amigos.

 

Nota.- Esta fábula se recibió con gran complacencia en Inglaterra el año 1710, en que aquel país de libertad ardía en facciones. Ella es oportuna en el actual restablecimiento de la libertad general del mundo. En todas partes debe llevar por epígrafe: Quid rides? Mutato nomine de te fabula narratur.