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El Monitor Araucano
Tomo II. N° 48. Martes 31 de Mayo de 1814.
Variedades. Situación de Europa. (Continúa en el Nº 49).

En la Cámara de los Lores, en la sesión de 6 de diciem­bre, Lord Holland expresó la esperanza de que los ministros pedirían una gracia al Gobierno holandés que iba a restablecerse, y es, que siguiese el ejemplo de Inglate­rra y aboliese el inhumano comercio de esclavos. El Lord observó con dolor que no obstante la íntima alianza y co­mercio con España se hacía aún el comercio de esclavos bajo el pabellón español. Entonces el Conde Liverpool le aseguró que los ministros de S.M. no omitirían la opor­tunidad que se les ofreciese para inducir a los gobiernos extranjeros en los tratados que se hagan con la Gran Bre­taña, a que abandonen el tráfico de esclavos.

Será agradable saber cuál es el estado de Sicilia des­pués de sus convulsiones interiores, y cuál es el uso que hizo la Gran Bretaña de su poderosa influencia en aque­lla isla. Se ha sostenido el legítimo soberano pero se le ha sujetado a una Constitución. Ésta establece un sistema gubernativo semejante al de Inglaterra: los tres poderes divididos; el Ejecutivo en manos del Rey; y el legislativo con otras facultades, en dos cámaras, una de los Señores o Pares, y otra de los Comunes o representantes del pueblo; ambas reunidas forman el Parlamento, y represen­tan [a] toda la nación. Que el espíritu de los hombres deba irse preparando lentamente para el ejercicio de sus dere­chos o de la libertad, y que necesite irse dirigiendo con prudencia hasta que se penetre del espíritu de la Cons­titución, por sabia y liberal que sea, convence el siguien­te artículo:

Palermo, 2 de noviembre. “Habiéndose prorroga­do por segunda vez y por un corto tiempo el Parlamento de Sicilia, inmediatamente después de la llegada de Lord Bentinck a Palermo, los amantes de la libertad y el orden esperaron que las cabezas de las facciones combi­nadas (el partido francés y del antiguo sistema) reflexionaría seriamente sobre las consecuencias que traería a ellos y a la patria su extraño proceder. Ellos, sin embar­go, continuaron reuniéndose inconstitucionalmente en casas particulares, y apenas entraron al Parlamento cuando descubrieron un espíritu decidido de hostilidad, que no daba esperanzas de conciliación. Se expusieron a los Comunes las necesidades actuales del Estado; pero la mayoría persistió en su determinación de no dar subsidios, para todo el año. Su resolución era inconstitucional, porque ambas cámaras habían resuelto que sus comités instituidos antes de la prorrogación continuasen de derecho, y que los Bills en estado de embrión al pro­rrogarse el Parlamento, tendrían fuerza de ley. Ellos ma­nifestaron mi intención de invadir la autoridad ejecuti­va concediéndole únicamente auxilios pecuniarios men­suales, y sujetando al Soberano de Sicilia a que recurrie­se a ellos cada mes como hacen los criados con su salario. Este Parlamento fue disuelto, gracias al noble y digno representante de Inglaterra, Lord Bentinck; y Sicilia es­tará en quietud hasta la convocación de otro Parlamento. Aún entonces espero que no habrán [habrá] turbaciones en ella, porque entretanto se irá difundiendo el espíritu de la Constitución; trabajarán con suceso sus numerosos ad­miradores, los amantes de la libertad y el orden; algo del buen sentido inglés se comunicará al pueblo de esta isla, hermana de Inglaterra, etc., etc.”.

Aún está por decidir la variable suerte de las armas el destino de las regiones más célebres del mundo, y ya los políticos se afanan por penetrar y anunciar lo por venir. Meses ha a que se agitan en la Europa y América las cuestiones siguientes: ¿Está cercana la paz general? ¿Será duradera la coalición de las potencias? ¿Cuál será la suer­te de las nuevas dinastías, a saber, de Bonaparte, Ber­nardote y Murat? ¿Qué se hará de la Italia y de la Polo­nia? ¿Será permanente la amistad entre España e Inglaterra? Es claro que estas cuestiones están mezcladas entre sí, o que de la solución de una o más de ellas depen­de la solución de las otras. La primera estaría ya resuel­ta, si fuesen seguras las noticias de 21 de Febrero que de los puertos de Inglaterra comunican la plena derrota de Napoleón, añadiendo que con las tropas que pudo salvar se retiró hacia el Sud para unirse con Soult, dejando a París a la retaguardia; mas necesitan confirmación. Ello es que los preparativos de Napoleón nada indican contra la paz, pues ha repetido el cuerpo legislativo la muy sabida máxima de que las naciones no pueden tratar con seguridad sino desplegando toda su fuerza. En general, los poderosos ejércitos combinados que después de tan­tos gastos y peligros se hallan dentro de Francia, en los cuales están en persona el Emperador Alejandro y otros príncipes, no han entrado en Francia a hacer alarde de su fuerza, después de tantas proclamaciones, esfuerzos y combates. Se ha de hacer la paz, o se han de llevar las cosas al extremo; en este último caso parece que la probabilidad está contra Napoleón después de sus inauditas pérdidas y descalabros en los campos de Rusia y de Ale­mania, pérdidas que se computan ser de 600.000 hombres de las mejores tropas aguerridas. Se dice que el Príncipe Coronado de Suecia (Bernardote) insiste en que siga la guerra hasta destronar a Napoleón, proclamando que no puede haber tranquilidad mientras Napoleón ocupe el trono del poder. Se conjetura que el Emperador Francis­co resista esta medida por el enlace de Napoleón con la casa de Austria, no pareciendo natural que se empeñe y consienta un padre en la humillación y desgracia de su propia hija. Se recela que pueda esto originar desavenen­cias, y flaquear la coalición por esta parte. Sea esto, sea otra cosa, que no sabemos, se habla de desavenencias entre los aliados, pero estos rumores corren en Europa desde mucho antes que los aliados pasasen el Rhin, y hasta ahora no han tenido efecto. Opinan algunos que la extraordinaria partida del ministro de negocios extran­jeros de Inglaterra para el continente sea para conservar la unión.

(Se continuará)