El ciudadano don Antonio José de Irisarri, comandante del cuerpo cívico de la capital, Gobernador Intendente de la Provincia.
Cuando la patria reclama sus derechos, en los peligros que la amenazan, ha tratado el Gobierno de poner en movimiento todos los medios conducentes a una defensa suficiente a salvarla con el honor propio de un pueblo libre. Contó con que uno de los más eficaces era el de la reorganización del cuerpo de Guardias Cívicas, que por accidentes inevitables no había podido ponerse bajo de un orden regular. A este fin convocó a todos los ciudadanos no alistados en los cuerpos militares desde la edad de 16 años hasta 50 años a que se presentasen en el palacio viejo, para alistarse en el Cuerpo Cívico, nombrar oficiales, organizar las compañías y empezar la disciplina nunca más necesaria que hoy para los casos de defensa interior. Compareció en virtud de esta citación un número como de 300 individuos en una hora tan avanzada, que apenas pudieron elegir los oficiales de plana mayor. Los tres días siguientes sólo comparecieron algunos pocos de aquellos virtuosos patriotas que siempre han estado prontos al servicio y defensa de la causa común, pero que no eran suficientes para la formación de compañías y elección de sus respectivos oficiales. Fue menester nueva convocación por bando, repitiendo por último el apercibimiento de destinar a los remitentes a los cuerpos veteranos; y sin embargo de esta providencia, sólo comparecieron el día señalado 218 individuos que se alistaron y alcanzaron a nombrar oficiales de la primera compañía, sin que hasta el día se haya conseguido la elección de los demás, por no comparecer sino pocos aún de ese pequeño número de los alistados. Se haría el agravio más injurioso a unos vecinos llenos de honor, y amor patriótico, si se creyese que esta conducta procedía de una vergonzosa desidia, o inacción, y por lo mismo estoy persuadido que sólo depende de algunos errores o abusos que necesitan corrección. Por tanto, los exhorto a que en seis días siguientes a la publicación de este bando, comparezcan diariamente a las cuatro de la tarde en punto en el Palacio viejo, para que se continúe el alistamiento de individuos, la organización de compañías y elección de oficiales. En este tiempo podrán representar con el orden y decoro propios de unos ciudadanos que trabajan por su libertad, todo lo que estimen conducente al arreglo de un cuerpo que debe inspirar la mayor confianza y energía al Estado, imponiendo al mismo tiempo el terror al enemigo. Con esta misma fecha se ha dado providencia para que por los inspectores de policía, concluidos los seis días, se pase una razón de los individuos de sus territorios que no se hayan alistado, los que inmediatamente serán destinados a servir en el ejército en clase de veteranos a su costa, sin que en esto haya lugar a la menor indulgencia. Espero que ninguno de mis conciudadanos dará lugar a la ejecución de esta medida. Para que ella llegue a noticias de todos, publíquese por bando en todo el recinto de esta capital, fijándose una copia en la puerta de palacio.— Fecho en la ciudad de Santiago de Chile, a 22 de marzo de 1814.— Antonio José de Irisarri.- Agustín Díaz, Escribano de Gobierno.