El Ejército Restaurador estaba acampado en Longaví; se halla con excelente disciplina, satisfacción y entusiasmo. El enemigo hizo una salida general para atacarlo, pero teniendo noticias según se cree, de su fuerza, se inclinó a Cauquenes, lo saqueó y regresó a Chillán. El enemigo se ha adquirido el odio de los pueblos vecinos por sus robos y violencias. Fueron falsas las noticias de que había recibido refuerzo. Una de sus guerrillas de 300 hombres tuvo a la vista la guerrilla del bravo Buenas de sólo 100 hombres, y no la atacó. Esta guerrilla era de 100 Granaderos. El Gobierno permanece en Talca trabajando infatigablemente; el despacho casi continuo. Las cárceles están llenas de los ladrones que se han apresado, consecuencias de la guerra; pide un asesor para la resolución de sus causas. Se han [ha] restituido a aquellos pueblos muchas especies robadas. Por un cabo de Voluntarios que escapó de las prisiones de Chillán, se sabe que el enemigo trata a nuestros prisioneros con la mayor crueldad, sin distinción de los oficiales, que duermen en calabozos húmedos a inmundos; que casi perecen de hambre y desnudez y trabajan todo el día en obras públicas.

Últimamente se han recibido noticias hasta 29 de diciembre. El General en Jefe partía con toda la división auxiliadora sobre Cauquenes, recientemente ocupado por una división enemiga al mando de Urrejola. El Brigadier don José Miguel de Carrera, por su oficio de 23 último, insta porque su sucesor O’Higgins vaya a Concepción a activar las operaciones militares que estime oportunas.