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El Monitor Araucano
Tomo I. N° 100. Martes, 30 de Noviembre de 1813.
"Sigue el Catecismo de los Patriotas" De Camilo Henríquez. (Iniciado en Tomo I, Nº 99. Continúa en Tomo II, Nº 1, 2 y 3).

Los socorros públicos son una deuda sagrada de la sociedad. Ella debe proporcionar subsistencia a los ciudadanos desgraciados, sea procurando algún género de trabajo y de industria, sea preparando medios de existir a los que no están en estado de trabajar.

La instrucción es una necesidad común. La sociedad debe favorecer con todas sus fuerzas los progresos de la razón publica, y poner la instrucción al alcance de todos los ciudadanos.

La protección y garantía social consisten en la acción de todos para asegurar a cada uno el goce y conservación de sus derechos. Esta garantía reposa sobre la garantía nacional. Ella no puede existir, si no hay gran celo contra los progresos de la arbitrariedad, y los límites de las facultades de los funcionarios públicos no están claramente determinados por la ley, y su responsabilidad es un nombre ilusorio.

La soberanía reside en el pueblo. Ella es una a indivisible, imprescindible e inalienable.

Una porción del pueblo no es la soberanía, ni puede ejercer la potencia soberana del pueblo entero. Pero congregada, una porción del pueblo debe exponer su dictamen con absoluta libertad.

El pueblo tiene siempre derecho de mover y reformar su Constitución. Una generación no puede sujetar irrevocablemente a sus leyes a las generaciones futuras.

Todos los hombres libres que no están bajo la dependencia servil de otro, tienen derecho de concurrir a la formación de la Constitución, y al nombramiento de sus mandatarios o agentes.

Los cargos públicos son esencialmente temporales. Ellos no pueden considerarse ni como distinciones, ni como recompensas, sino como deberes a obligaciones civiles.

Jamás deben quedar impunes los delitos de los mandatarios públicos. Ningún hombre puede creerse inviolable.

Jamás puede suspenderse, limitarse ni dificultarse el derecho de presentar peticiones a los depositarios de la libertad pública.

La resistencia a la opresión es una consecuencia de todos los derechos del hombre.

Hay opresión contra el cuerpo social, cuando es oprimido cualquiera de sus miembros. Hay opresión contra cada uno de sus miembros cuando es oprimido todo el cuerpo social.

Todo el que viola y atropella los derechos del pueblo es opresor del pueblo, y está en estado de guerra contra la soberanía nacional.

Tales son en compendio los derechos del hombre y del ciudadano. La observancia y conservación de estos derechos forma la libertad: donde no son respetados, reina la tiranía.