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El Monitor Araucano
Tomo I. N° 84. Sábado, 23 Octubre de 1813.
"Concluye el discurso del núm. 82". Relativo al cristianismo con relación a la política. Firmado por Arcio (fray Pedro Arce) y Horacio (Camilo Henríquez). (Iniciado en Tomo I, Nº 82. Martes 19 de Octubre de 1813).

Los Gobiernos populares son los más conformes a la amabilísima doctrina del Evangelio, como que tiene por base a la igualdad y fraternidad. Igualdad, todos somos iguales a los ojos de Dios, y de la razón. Fraternidad: que feliz será, el mundo cuando todos conozcamos que somos hermanos, y nos tratemos como tales.

Como la libertad consiste en que delante de la ley no hay uno más privilegiado que otro, y en que ninguno se levante sobre la ley, ni se haga poderoso contra la ley y el pueblo, se sigue que la libertad se funda en la igualdad, y por tanto en la doctrina evangélica.

El mundo se ha opuesto siempre a esta doctrina celestial, y por consiguiente, todo el furor de las pasiones, y todos los artículos del crimen se han puesto en acción para aniquilar la igualdad y la fraternidad. Son incompatibles con ellas, y le son intolerables a la soberbia, codicia, y ambición. Estas tres pestes de la sociedad humana han impedido siempre el establecimiento de los gobiernos populares, y después de establecidos los han hecho insubsistentes, los han arruinado, y turbando la paz interior, y llenando de amargura todos los corazones, han inspirado el deseo de las antiguas cadenas, prefiriendo una quietud ignominiosa a una libertad turbulenta, insignificante, y mezclada de mortales disgustos. Ya dijo el Salvador: Es necesario que sucedan escándalos: pero desgraciado de aquel por quien suceden. "Necese est ut veniant scandala: ve runtamen vae illi per quem scandalum venit". Los Santos Padres que escribieron tan divinamente sobre estas cosas, y que los más de ellos fueron víctimas y derramaron tantas lagrimas sobre las injusticias y los infortunios de los hombres, aseguran que esta exclamación del Salvador es formidable. Ellos, como que eran tan instruidos, recorren la historia del universo, y por todas partes encuentran ejemplos y comprobación de esta verdad.

Según todo lo expuesto, el sistema bajo el cual desea vivir la Patria, es más conforme a la doctrina evangélica. Él, considerado rigurosamente, es una Theocracia, o el reino de Dios sobre los hombres. Dios es, nuestro Rey y nadie más.

Arcio y Horacio