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Que te estés tomando mate
Muy descansado y tranquilo
Cuando la patria luctuosa
Se halla entre tantos peligros;
Cuando está en riesgo tu hacienda,
Tu pescuezo y tus amigos,
Tus hijas y tu mujer,
Alabo tanto saber.
Que niegues que si te pilla
Debajo el sarracenismo,
Ha de hacer que te arrepientas
De tú bárbaro egoísmo,
De tu ambición, tus excesos,
Tus temas, tus artificios,
Y perverso proceder!
Alabo tanto saber.
Que creas que dé manzanas
Alguna vez el espino!
Que esperes que ande derecho
El corcobado y torcido!
Que niegues que sin virtudes
Ni hay honor, ni hay heroísmo,
Ni algo bueno puede haber.
Alabo tanto saber.
Que pienses formar repúblicas
sin el noble sacrificio
De pasiones e intereses,
Y del amor de sí mismo.
Y que esperes que se salven
Sin gran carácter y brío
Para obrar y resolver.
Alabo tanto saber.
Que cuando se halla tu suerte
Como la sal en un río,
Y corren todas tus cosas.
Dando de abismo en abismo;
Pienses tú que se aseguran
Sin un sistema seguido
En todo cuanto has de hacer.
Alabo tanto saber.
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Que no tomes escarmiento
En Venezuela y en Quito,
Y no busques en su historia
Las causas de su exterminio.
Que el advertir que cayeron
Bajo el peso de los vicios
No te pueda conmover.
Alabo tanto saber.
Que no sepas elegir,
En medio de un precipicio,
Cuál es menor y más suave
Entre dos grandes peligros.
Que no te pueda quitar
Mil sospechas y caprichos,
Que al cabo te han de perder.
Alabo tanto saber.
Que notando como os tratan
Nuestros sublimes vecinos,
(Hablo con los sarracenos
Pues soy de todo hombre amigo)
No podáis abondar
El ciego sarracenismo,
Y no queráis entender.
Alabo tanto saber.
Que intente mi torpe pluma
Remediar los extravíos,
Y apartar de los errores
Con sus propios desatinos;
Sabiendo que nos castiga
Por nuestros graves delitos
El Santo y Supremo Ser.
Alabo tanto saber.
Querer salvar los Estados
Con remedios paliativos,
Con versos y reglamentos,
Cosa es que el Diablo no ha visto.
Con todo, según me cuentas,
Ya no se alcanza otro arbitrio,
Ni otro mejor parecer.
Alabo tanto saber.
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