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El Monitor Araucano
Tomo I. N° 79. Sábado, 9 de Octubre de 1813.
"Continuación del discurso anterior". Reflexiones sobre la situación de Europa (Iniciado en Tomo I. Nº 76, 77 y 78).

El artículo de la obra de M. M. de Montgaillard, de que se habla en el número precedente, es como sigue:

«En vano los Ministros británicos aducen, como una escala de comparación, el estado embarazoso del comercio inglés el año de 1793. Ellos esperan vanamente que la América del Sud les abra un vasto mercado para el expendio de sus efectos y manufacturas. El Contador Mayor de Hacienda observa bien, que esta probado por treinta años de experiencia que la abundancia de efectos en un mercado es seguida de la escasez en las ventas. La Inglaterra se ha lisonjeado de que los mercados de Sudamérica, ahora sobrecargados de efectos, se desembarazarán gradualmente y de que en curso de un año pedirán remesas de lo que tiene en almacenes, y después consumir en cuanto se manufacture anualmente. Este es mal modo de pensar, o por mejor decir, es engañarse a sí mismo para engañar a otros, y extraviar la opinión pública. En todas las especulaciones comerciales, la cantidad de mercaderías, que debe introducirse a un Estado, debe acomodarse y reglarse al número de los consumidores; y según este principio, Sudamérica había de poner una población de cincuenta millones de individuos, para que en aquellos países pudiese la Gran Bretaña hallar una venta suficiente: ellos pueden, además, establecer manufacturas o fabricas en sus propios territorios; y los Estados Unidos llevarán al Sud cuanto puedan trabajar. La parte del Sud del Continente Americano está, al presente atacada de una fiebre revolucionaria, que hace inciertas todas las especulaciones, y puede traer confiscaciones y peligros de gran importancia al comercio en aquellas provincias y reinos. El estado de agitación en que se halla ahora Sud América, requiere la consideración más seria a imparcial. Sería manifestar la mayor falta de discernimiento formar tratados de comercio con aquellas regiones, antes de que hayan adquirido una regular y permanente forma de Gobierno. Verdaderamente, la América Española esta ligada a la España y a otras partes de la Europa con lazos tan fuertes, que nos es permitido pensar, que aquellas provincias sentirán la necesidad de colocarse al rededor del estandarte de la Madre Patria. Luego que la pacificación o subyugación de España asegure a Sud América el goce honorable do los derechos que le pertenecen».

Tal es el pasaje interesante de la obra ministerial ya citada; el hombre reflexivo hallará en él un vasto campo a la meditación, y una prueba de la verdad de cuanto se ha dicho en este discurso. Penetrémonos de la necesidad que hay de que estas regiones tengan una forma de Gobierno regular y permanente. Tengan su Poder Ejecutivo, y su Cuerpo Legislativo, legítimamente constituidos, que manden el respeto en lo interior, establezcan alianzas, y obtengan el reconocimiento de su soberanía. En vano, muy en vano, se proclama ésta en lo interior, y en los rincones del propio suelo, si no nos manejamos de modo quo todos conozcan quo ya no estamos atacados de una fiebre revolucionaria. ¡Oh! qué vergüenza para el género humano, que son a los ojos de la filosofía los Gobiernos revolucionarios de Francia, a pesar de sus augustos nombres? Nada más que unos interregnos con el nombre de Gobiernos, No, se diga que el estado en que estamos es una enfermedad del cuerpo político; que no es más que una fiebre a veces con letargo, y a veces con delirio, y cuya terminación será, la muerte. No se diga que nuestros esfuerzos por la libertad son los esfuerzos de las pasiones para dar la libertad a unos pueblos esclavos de las pasiones. Mas ¡ay! nuestros pueblos son los más dóciles, honrados y virtuosos del mundo! ¡Oh reflexión! ¡oh filosofía! Tú por la luz de la historia, por el recuerdo do las cosas pasadas y su comparación con los sucesos y transacciones presentes, anuncias lo porvenir, ves los desastres y calamidades en que corren a precipitarse los pueblos, y eres el infernal suplicio del hombre pensador y amigo de la humanidad.