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El Monitor Araucano
Tomo I. N° 69. Jueves, 16 de Septiembre de 1813.
"El Gobierno a las Provincias". Fechado el 10 de Septiembre de 1813. Injusticia de la guerra en Chile.

El Gobierno se presenta tranquilo y gustoso al Tribunal de la opinión publica, para que examinando sus providencias decida cada uno si ama los pueblos, y si se desvela por su felicidad; pero hay males que no están a su alcance y cuyo remedio sólo depende del cielo y de la energía de los pueblos. Tal es la presente guerra, a quien la obstinada violencia de los elementos arranco los últimos triunfos que debían concluirla. Sólo nos falta una victoria; pero también nos faltan los últimos, y los mas grandes sacrificios. Chilenos, cuando el Virrey de Lima, órgano feroz del odio de la regencia, emprendió esclavizar a Chile, sólo trata de sacar vuestra juventud, y vuestros caudales para inundar de tropas chilenas las provincias de Buenos Aires, y aniquilar con nuestras fuerzas hasta el pensamiento de la libertad. Ya visteis que les apresaron un buque cargado únicamente de oficiales que debían mandar la grande expedición contra Buenos Aires; visteis también que después de hacernos esclavos, no pensaban en premiar ni en dejar aún los mandos subalternos a sus mismos partidarios de Chile. Si este heroico pueblo sucumbiera alguna vez al tirano, no creamos, que con ser esclavos, y con quedar olvidados del número de los hombres, habíamos adormecido nuestras desgracias. Las tropas que hoy no formásemos, los bienes que hoy no consagremos a la patria, y los sacrificios que no hiciésemos por nuestra dulce libertad, esos tiranos nos obligarían a hacerlos para servir bajo de sus banderas a la conquista de nuestros hermanos. No serían entonces nuestras marchas por las fértiles campiñas de Chile, y por defender nuestros hogares, pasar y repasar muchas veces las cordilleras, atravesar los despoblados, y las difíciles gargantas de las provincias del Alto Perú; derramar nuestra sangre a 600 u 800 leguas de nuestros hijos, padres, esposas y no tener otro arbitrio que clavar el puñal en el corazón de nuestros hermanos: será, precisamente nuestro destino. Chilenos: no nos engañemos: en nosotros no hay más alternativa, que defender nuestra libertad, o pasar a morir en las tropas del tirano. Nuestra gente siempre marcharía a las avanzadas de sus ejércitos para dejar de repuestos sus íntimos partidarios. Ya no tenéis lugar, ni aun para aquellos miserables tiempos de la esclavitud y de la miseria aletargada. Habéis de pelear, o por vosotros o para auxiliar a vuestros enemigos.

En tales circunstancias el Gobierno, que os ha dado tantas pruebas de sus conatos para vuestra prosperidad, os llama a que os defendáis a vosotros mismos. Vuestra campaña va a ser de un momento; y probablemente no tardareis dos meses en concluirla. El enemigo ha padecido casi los mismos males que nosotros: se halla encerrado en un recinto, cuyos recursos tiene agotados. Le faltan absolutamente caudales, y su repuesto de pólvora será muy pequeño. Las tropas que vinieron de Chiloé y Valdivia han perecido en su mayor parte, y sólo son milicias del recinto que habita con las que quiere sostenerse, y que se nos pasaran como lo hicieron los Dragones de Concepción. Cada día sufre más de la estación, y es casi seguro que en momento que os unáis a los valientes soldados que se hallan en cuarteles de invierno, se os entreguen sin disparar un fusil, y quedando ricos con los despojos de su armamento, y tranquilos y respetados de los extranjeros, con el crédito de vuestra energía volváis a gozar los frutos de la paz y las benéficas instituciones que os prepara vuestro Gobierno para la felicidad general - Santiago, 10 de Septiembre de 1813 - José Miguel Infante - Agustín de Eyzaguirre - Mariano de Egaña, Secretario.