ACTAS DEL CABILDO DE SANTIAGO PERIODICOS EN TEXTO COMPLETO COLECCIONES DOCUMENTALES EN TEXTO COMPLETO INDICES DE ARCHIVOS COLECCIONES DOCUMENTALES

Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales
Segunda Parte. Contiene desde el 15 de Octubre de 1810 hasta el 25 de Mayo de 1811.
Mayo de 1811.

Mayo de 1811

El 1º de este mes a la una de la noche, hubo un movimiento extraordinario en el pueblo de resultas de un tiro de trabuco con bala que se disparó en la esquina del cuartel de artillería. Se puso toda la tropa sobre las armas, con centinelas avanzadas, y amaneció el día 2 con un pasquín en estos términos: “Será el mejor patriota y más bien premiado el que matase a don Ignacio de la Carrera, vocal de la Junta”. Se presume que haya sido puesto por algún partidario de Rosas y con intención de alarmar a alguno contra Carrera para darle la muerte, porque se decía de él [que] pretendía la presidencia de la Junta, que tenía partido para ello, y por consecuencia era el competidor más poderoso que se le presentaba al Doctor Rosas.

El día 3 siguió la tropa sobre las armas, siempre con centinelas avanzadas. Como a las 9 de la noche corrió la noticia habían dado muerte al Sargento Mayor del Batallón de Granaderos don Juan José Carrera, hijo del precitado don Ignacio, tercer vocal de la Junta. Salió falsa la noticia; pero sí que le habían tirado un balazo, el que pasó por la solapa del vestido, sin hacerle el menor daño. Todo lo dicho es alusivo al pasquín y a que pretendían los de la facción de Rosas quitar de en medio a quien podría auxiliar sostener la solicitud de la Presidencia, a que aspiraba, según decía, el dicho don Ignacio.

El 4 del corriente fue llamado por segunda vez a la Junta el señor Coronel de Ingenieros don Manuel Olaguer Feliú. Aquí se le requirió de nuevo si había escrito una carta (que allí se le exhibió para que la reconociera si era suya) a don Tomás Figueroa. En dicha carta decía el caballero Olaguer Feliú, que el día de la instalación de la Junta no había concurrido a la sala porque se hallaba indispuesto, pero que su hijo don Manuel Figueroa le había enterado que don Manuel Manso, por oposición que manifestó a la erección de la Junta, había padecido el mayor vejamen, y se le había expelido de la sala por aquella razón, y que se alegraba no haber concurrido. Sin más que confesar la legitimidad de la carta, así el Señor Olaguer Feliú, como don Manuel Figueroa (a quien se llamó igualmente al Tribunal para tomarle su declaración) se revocó el auto proveído el 27 de abril en la causa que se le formó a dicho Olaguer Feliú, y habiendo elegido para su residencia la ciudad de Chillán, se le señaló la Villa de Cauquenes, distante de la capital 110 leguas, y se le despojó al mismo tiempo de la comandancia de Ingenieros; para allí se le hizo salir dentro del tercero día, en lo más riguroso de la estación de invierno, con una numerosísima familia, compuesta de mujer y 7 hijos menores de edad, dejando el de pechos, prevalido de la amistad y confianza en casa de don Manuel Antonio Talavera, al cuidado de su consorte [1], para libertarle la vida de los trabajos que le esperaban. Es consecuencia que, eclipsado el primer astro, se siga la tenebrosidad de los planetas, y de todos los demás cuerpos sublunares: quiero decir, que al trastorno del imperio español y de su digno justo monarca el señor don Fernando VII, cautivo y preso por la alevosa mano del tirano, es forzoso padezcan contrastes en su fortuna los que le siguen sin apartarse un ápice de la jurada fidelidad, de la prometida observancia a las fundamentales leyes de la nación.

El mismo día 4 se eligió por el Cabildo para repartir las esquelas de convite para la elección de diputados el día señalado 6 del corriente. Estas tenían por epígrafe las armas de Su Majestad, porque su augusto nombre, según el nuevo sistema, sirve de abrigo a todas sus maldades. Estaban impresas, rubricadas por los mismos dos alcaldes Errázuriz y Echeverría. Su tenor es el siguiente:

“El Cabildo convida a V. para la elección de diputados el 6 de mayo en la sala de la Excelentísima Junta, donde espera los votos por escrito en dos cuartillas de papel, una para los 12 diputados propietarios, y otra para los 12 suplentes. Durará la votación desde las 7 hasta las 12 del día, y no más. Desde esta hora principiará el escrutinio hasta que resulten se publiquen los electos; advirtiéndose que al tiempo de dejar los votos deberá entregarse esta esquela, para con ella acreditar el convite. Doctor Errázuriz.- Echeverría”.

La noche del 5, a consecuencia de la esquela de convite, se dieron las disposiciones oportunas para solemnizar ese gran día. Deseoso el Doctor Rosas de tener por sí la fuerza de las armas y su mando militar, eligió de Comandante general de las tropas a don Juan de Dios Vial, sin precedente aprobación ni consulta de la Junta, sólo por su orden verbal. Trataba de tener a su lado con la fuerza a su íntimo aliado don Juan de Dios, como único que podía expedir sus meditados designios. En esa noche agasajó Vial con mil promesas a los oficiales al tiempo de la magnífica cena que tenía preparada en el cuartel provisional de la Real Audiencia, y allí se hizo reconocer sólo sobre su palabra por Comandante general de tropas.

Llegó el día 6 señalado pan la elección, en virtud de las órdenes anticipadas. A las 6 de la mañana de ese día se puso toda la tropa sobre las armas en la plaza mayor con bala en boca; a saber, todo el Regimiento del Rey, el de Caballería del Príncipe, y el Batallón de Pardos. Se destacaron sobre 30 patrullas para guarda y ronda de la ciudad, y la correspondiente de caballería, que colocadas en las 4 esquinas de la plaza, impidieron toda entrada, a excepción de los convidados y con destino a votar a quienes se les daba paso franco hasta el Palacio. Apenas se había colocado el Regimiento del Rey, cuando pasó don Juan de Dios Vial a intimarle al Ayudante Mayor don Ramón de la Sota, que despachara 6 patrullas de su cuerpo para ronda de la ciudad. Este oficial le contestó con entereza, diciéndole que no entregaba gente alguna para patrulla, a menos que le mande su Coronel u otro oficial de mayor graduación. Entonces Vial expuso que él era Comandante General de las Tropas, y le debía obedecer a lo que le replicó que no le reconocía por tal y por consecuencia no le obedecía.

Retiróse Vial enardecido con el desaire que acababa de sufrir de un Teniente de milicias disciplinadas. Esperó que la Junta estuviese organizada para entrar a dar su queja. Así que estuvo en disposición lo verificó, y en seguida entró una representación al Tribunal del señor Coronel don Domingo Díaz Muñoz, suscripta igualmente por el señor Coronel graduado don José Santiago Luco, Comandante del Batallón de Granaderos, en la que hacían ver que la condecoración de Comandante General de tropas debía recaer en el oficial de mayor graduación vivo y efectivo; que siendo en su clase Vial sólo un Sargento Mayor de Asamblea, no podía por ningún modo optar el mando, teniendo a ellos al frente, con mayor graduación y antigüedad de sus despachos. Confesaba Luco que por el orden natural le correspondía a Díaz Muñoz el mando y en su defecto debía recaer en su persona el nombramiento, pero en ningún caso en don Juan de Dios Vial.

Luego que éste expuso su queja y desaire ante el Tribunal con relación de todo lo ocurrido con Sota, y comprendió aquel que dicho nombramiento no había sido por la Junta, se le interrogó quien le había dado el empleo. Contestó que el Doctor Rosas; que él se lo había dado in voce, por vía de una pronta providencia, para en todo caso tener un jefe superior que mandan las armas, principalmente en aquellas críticas circunstancias. Los demás vocales le repusieron que ese mando superior era propio y peculiar de la elección de la Junta, y que por sí sólo no pudo proceder a hacerlo. Se leyó entonces la representación de los señores Muñoz y Luco; y convencidos de la razón vino a decidir la Junta, que siendo el señor don Francisco Javier de Reina, Coronel vivo y efectivo más antiguo y adornado de los mejores conocimientos militares, él debía ser y no otro el Comandante General de Armas. Así se ordenó y se publicó inmediatamente, haciéndosele reconocer por todos los cuerpos, que le recibieron con el mayor placer.

Esta tercera entidad y el ningún efecto que tuvo la Comandancia General de Vial, hizo decaer sobremanera el ánimo del Doctor Rosas, pues no teniendo el mando de las armas, miraba como inutilizados sus proyectos. Cayeron a un mismo tiempo Holofernes y Nabucodonosor, que desde aquel punto concibieron que el mando se trasladaba a otros y que se les había cortado las alas a su ambición.

Antes de las 7 de la mañana se prepararon en distintos lugares del corredor de Palacio 6 mesas, y en cada una 6 asientos. En ellos se colocaron un vocal de la Junta, dos regidores, dos diputados de los ya incorporados y un escribano, todos ellos para presenciar y autorizar el recibo de las listas que iban exhibiendo los vecinos en la mesa que querían hacer la entrega, porque en cada una se hallaban sujetos de igual condecoración. Aquellas se guardaban en sus respectivos cántaros prevenidos al propósito. La votación duró hasta las 12 del día, como se previene en la esquela de convite, y no debía haber pasado adelante.

El Doctor Rosas comprendió desde luego que su partido estaba débil, por los muchos vocales [2]  que infirió habían concurrido de la facción del Cabildo, y por eso a la citada hora de las 12 convino con Vial en que se les repartiera esquela a los oficiales del Batallón de mulatos o pardos, que les persuadiese debían entrar a votar como tales. Vial expidió su encargo completamente, entregó la esquela de convite, y con ella una lista de 12 sujetos de la facción de ambos, persuadiéndoles que aquella debían entregar a la mesa. El Cabildo hizo posición, pero inútilmente; sólo, sí, consiguió que la votación fuese a las 4 de la tarde. Con esta demora lograron los cabildantes traer a su partido a todos los pardos, quedando el Doctor Rosas y su emisario Vial, absolutamente burlados.

Los cabezas de partidos que auxiliaban la facción del Doctor Rosas, eran todos los naturales de Buenos Aires, de que no hay muy corto número; los de Mendoza, San Juan de la Frontera y Concepción de Chile; de los de aquí, la innumerable familia de los Larraínes, la de don Manuel Salas, la de don José Antonio Rojas, la de Matorras, Ortúzar, Argomedo, Formas, etc. El Escribano del Consulado don Ignacio Torres, quiteño, el más perfecto revolucionario, tuvo la satisfacción de presentarle al Doctor Rosas una lista de 105 firmas, pronto a votar por los sujetos de su facción para diputados.

El Cabildo, fuera de los capitulares que por sus relaciones tienen ganado mucho partido, como por los elegidos para diputados, que por sí hacían el mismo esfuerzo, tenía la mayor parte de los vocales de la Junta, y toda la facción europea, que aunque casi toda ella es contraria al sistema, pero en el conflicto de la precisión de vivir en este Reino, le hizo elegir del mal, el menos. El Doctor Rosas con lo ocurrido el 1º de abril, las providencias que tomó contra los europeos y las amenazas de la mayor crueldad, le hizo desmerecer mucho, y se adquirió el desafecto general de los sensatos. Concibieron los europeos, que de elegir a los de la lista de su facción, era darle la mano para hacerse Presidente de la Junta, o al menos continuar de vocal, exponiéndose nuevamente a sufrir otros vejámenes de grillos, cárcel, etc.; porque según se le ha conocido, tiene el propio espíritu de Robespierre; y de aquí tomaron el partido de entrar a la elección de diputados y de adherirse al Cabildo donde al fin se persuadían se les daría otro trato y estarían menos expuestas sus personas.

El día 7, como a las 4 de la tarde, se publicó la votación toda ella conforme a la lista del Cabildo. Los que salieron electos son los siguientes: Don José Santiago Portales, Superintendente de la Moneda; don Javier Errázuriz; don Joaquín de Echeverría; don José Miguel Infante; don Gabriel Tocornal; don Nicolás de la Cerda; don Juan José Goycolea; don Domingo Díaz Muñoz; El Conde de Quinta Alegre; don Agustín de Eyzaguirre; don Juan Antonio Ovalle; Fray Manuel Chaparro, religioso de San Juan de Dios.

Fue indecible la consternación de todos aquellos adictos a la facción del Doctor Rosas, cuando vieron que el Cabildo había triunfado de sus maniobras y cabilosidades; como por el contrario, el gusto, y placer de la mayor y más sana parte del pueblo, por haberse libertado del despotismo, tiranía, y amenazas del Doctor Rosas y de sus facciosos, que a nada más aspiraban que a los primeros empleos y a distribuirlos entre sí, con opresión conocida del vecindario.

El día 9 fue el recibimiento de los Diputados con Te Deum en la Iglesia Catedral, salva de 21 cañonazos de Artillería, y con toda la tropa sobre las armas, distribuida en la plaza mayor con sus correspondientes patrullas, que impedían toda entrada y comunicación a las gentes.

El día 10 amaneció un pasquín en todos los lugares públicos de esta capital, todo él en verso, a que voy a añadir una glosa al margen, para que se comprenda todo el espíritu y alma que contiene. Su tenor es el siguiente:

I
Chilenos: Si a Plata y Rosas
No los quitan de por medio,
Esperad ya sin remedio
Las horcas, grillos y esposas.
Sus entrañas venenosas
Piensan sólo en afligir
Y a este pueblo consumir
Porque son traidores natos,
Que a fuerza de asesinatos
Quieren su dicha construir.

Desde el día en que el Doctor Rosas se recibió de vocal, hizo íntima alianza con el señor Márquez de la Plata; de modo que el dictamen del uno era forzosamente del otro. De aquí es que las prisiones, grillos, amenazas de horcas y sogas, y toda clase de rigorismo, era un sistema uniforme a los dos, con la diferencia que la irreligión de Rosas era escandalosa, pues rara vez se le ha visto en misa, y nunca recibir el Sacramento de la Penitencia, ni Comunión...

II
Chilenos, ¿queréis en todo acertar?
Pues, mirad, emplead las balas:
En el francesito Salas,
En Rojas, y también Vial.
Nada tenéis que arriesgar
Y ellos menos que perder,
Porque su maestro Voltaire
Que esta vida de contado
Ya les tiene asegurado,
Resulta no ha de tener.

Don José Antonio Rojas es conocido por el muy libertino, como que hay decreto de la Inquisición para velar sobre su conducta, don Manuel Salas es su hermano político; en sus ideas es un verdadero francés, y se presume que sea igual a Rojas en punto de religión. Don Juan de Dios Vial ha sido el protector del sistema que los otros han promovido, sin temer resulta alguna, a pesar de las extorsiones y delitos que se han cometido...

III
Lo mismo les dice Egaña.
Y esto lo firma de hecho
Con el público Derecho
De Rousseau, con quién se amaña,
Así forma su maraña,
Valiéndose con denuedo
Del cándido de Argomedo
Para que éste con su orgullo,
Como que es un saramullo,
Todo lo vuelva un enredo.

Don Juan Egaña, abogado de esta Real Audiencia, es el que ha dado luces para todas las intrigas a don José Gregorio Argomedo, como que es su director. Es también el que ha compuesto el código o Cuerpo Legislativo del nuevo sistema, que estriba en las doctrinas de Rousseau, a quien alaba con el mayor encarecimiento.

IV
A quien más en el Congreso
Le salió la cuenta errada,
Fue al de la capa meada,
Que tiene cara de leso:
Todo se le ha vuelto hueso,
Porque llegó a imaginar
Que el oficio de chismear
Le era más acomodado
Para quedar chancelado,
Y no tener que pagar.

Don Manuel Ortúzar, de este comercio, es el que se significa por el de la capa meada. Desde los principios de la revolución ha sido el más empeñado, y siempre ha vivido en corrillos, llevando y trayendo noticias, con abandono de su giro, y sin dedicarse a pagar a sus muchos acreedores. Se hizo del partido del Doctor Rosas con la promesa de ser Diputado, o que se le daría otro empleo de lucro. Nada consiguió por haber prevalecido el contrario.

V
Abrid los ojos, chilenos,
Y buscad buena palanca;
Mirad que el monstruo de Rosas
Es diestro en jugar la banca.

El Doctor Rosas perdió el prevalente partido, y para rehacerle ha hecho los mayores esfuerzos, valiéndose de la alianza y amistad afectada de sus contrarios.

VI
Chilenos, si a los cuyanos
Al Congreso dais entrada,
Esperad seguramente
La más terrible patada.

Se llaman cuyanos los naturales de Mendoza, San Juan y San Luis, ciudades que existen en la provincia de Cuyo, todos ellos adictos al Doctor Rosas, natural de Mendoza...

VII
Ellos son de suyo infieles,
Los bienes con males pagan,
Y a quien más les beneficia,
Una soga le preparan.

Se entienden también por cuyanos los de Buenos Aires y los de Córdoba. Éstos y los del verso anterior han dado aquí las mayores pruebas de infidelidad...

VIII
Todos ellos son perversos,
Pero con más propiedad
Aquel que en la barba tiene
Dos bolas de iniquidad.

Al Doctor don Bernardo Vera, Santafecino, es referente este verso. Tiene en el cuello dos grandes cotos, que se llaman de iniquidad por haber sido el principal autor de la revolución y de los partidos para elegir Diputados...

IX
Sus ojos electrizados,
Y vibrando sin cesar,
Hacen ver que sus intrigas
Quieren con Chile acabar.

Los ojos de dicho Vera están en continuo movimiento; así son sus pensamientos, siempre a la elevación de Diputado, u otro empleo en qué poder ejercitar su natural tiranía.

X
Ya puede cantar victoria
Chile, porque de contado
Un gobierno se ha formado
Que le ha llenado de gloria:
Será eterna su memoria
Por tener tan feliz suerte;
Pero no, ya no se advierte
Que en el país hay un pichón,
Y es el grande ignorantón
Padre de la mala muerte.

También los impíos se llenan de gloria cuando consiguen su propósito, y mucho más cuando su partido vence a otro que le trata de dominar. El temor de perder esta satisfacción se funda en estar aquí el Padre Camilo [Henríquez], principal revolucionario, unido a la facción del Doctor Rosas, que por mil caminos y a fuerza de intrigas, piensa retener o mejorar de mando, y los suyos aventajar su suerte.

Quedan en el Diario al día 7 de este mes expresamente nombrados los Diputados de la ciudad. Será bien se expresen aquí todos los demás de las ciudades y villas de afuera, para que se tenga la puntual noticia de los que se han reunido a formar un cuerpo político representativo de todo el Reino, a sancionar leyes y establecer un Gobierno hasta ahora desconocido; en inteligencia, que a la elección de cada uno de ellos ha influido la calidad de patriota, adicto al sistema, y no pocos empeños para que se prefiera más bien a uno que al otro, según el particular interés de los facciosos.

Bajo de esta advertencia, he aquí una particular de todos ellos:

Diputados de todos los partidos del Reino.

-         Por Valparaíso: Don Agustín Vial.
-         Por Melipilla: Don José Fuenzalida.
-         Por Itata: Don...[3].
-         Por Los Ángeles: Don Bernardo O’Higgins.
-         Por Quillota: Don José Antonio Ovalle.
-         Por Rancagua: Don Fernando Errázuriz.
-         Por San Fernando: Don José María Rosas; don José Manuel Ugarte Castelblanco.
-         Por Curicó: Don Martín Encalada.
-         Por Talca: Don Manuel Pérez Cotapos, don Mateo Vergara.
-         Por Cauquenes: Don José Antonio Soto Aguilar.
-         Por Linares: Don Juan Esteban Manzano.
-         Por Chillán: Don Antonio Urrutia Mendiburu, don Pedro de Arriagada.
-         Por Rere: Don Luis de la Cruz.
-         Por Huasco: Don Francisco Pérez García.
-         Por Concepción: El Conde de la Marquina, el Canónigo don Agustín Urrejola, don Juan Zerdán, Presbítero.
-         Por Valdivia: Don...[4].
-         Por Osorno: Don Manuel Fernández, Ministro Tesorero de estas Reales Cajas.
-         Por Puchacay: El Canónigo don Juan Pablo Fretes.
-         Por Los Andes: Don Francisco Tagle Torquemada.
-         Por Aconcagua: Don José Santos Mascayano.
-         Por Petorca: Don Estanislao Portales.
-         Por Cuzcuz: Don Joaquín Gandarillas.
-         Por Copiapó: Don Juan José Echeverría.
-         Por Coquimbo: El Presbítero don Marcos Gallo, don Manuel José Recabarren.

El día 11, con la reunión de todos los diputados y los vocales de la Junta se formó un Tribunal Superior para arbitrar en todos los negocios indistintamente; y como en la elección de diputados salieron nombrados de tales por esta ciudad don Joaquín Echeverría, y don Javier de Errázuriz, ambos dos actuales Alcaldes ordinarios, en este día fue lo primero subrogar a otros en su lugar, como de facto, a pluralidad de votos, salieron electos los siguientes:

Alcaldes: Don Manuel Barros, don Domingo Toro.

En seguida, y en la propia mañana se trató de elegir Regidores, Procurador de ciudad, y Abogado de este Cabildo, que entraron a ocupar el lugar de los que habían sido electos diputados, a saber: El Conde de Quinta Alegre, don Fernando Errázuriz, don José Nicolás de la Cerda, don José Miguel Infante, don Agustín Eyzaguirre, don José Gabriel Tocornal.

De la elección resultó salir nombrado para aquellas vacantes los que abajo se expresan:

Don Juan Manuel de la Cruz; don José Antonio Valdés; Santiago Errázuriz; don Manuel Larraín y Rojas; don Antonio Mata; don Francisco de la Lastra.

El referido don Francisco de la Lastra es Alférez de Navío, que con licencia superior consiguió venir a esta su patria, donde existe casado [5], en posesión de varios bienes raíces y en ejercicio de comercio, según se ve, sin acordarse ya de su carrera, pues ha admitido el oficio concejil de Regidor que le está prohibido como incompatible con la milicia. Sin duda, quiere acreditar a todas luces que es buen patriota, como que lo es, llamándose así todo faccionario del sistema.

El 15 se hizo la elección de los ahogados que debían reemplazar al Tribunal de la Real Audiencia, totalmente extinguido el 26 de abril, como queda dicho en aquella fecha. Salieron electos a pluralidad de votos los siguientes: don Francisco Cisternas, don Francisco Pérez García, don Juan de Dios Gacitúa, don Lorenzo Villalón.

Estos tienen el título, no de oidores sino de Alcaldes de Corte. No gastan el ropaje o toga, sino que asisten vestidos de negro. Tienen de dotación 2.500 pesos anuales, y la asistencia a las propias horas del Tribunal. Aquí se les da el tratamiento de Señoría y no otro, y afuera el de cualquier particular. Para juez de alzadas, salió electo don Francisco Cisternas, y este mismo se llama Presidente de sala. No por esto tiene jurisdicción alguna como el señor Regente, y sólo le sirve el título para lo que es la distribución diaria y el gobierno económico del Tribunal.

El 16 fue el recibimiento. La fórmula del juramento no fue la común, pues se les hizo jurar la obediencia o sumisión a la Junta, la observancia de las leyes nacionales, mientras se formaliza el Congreso y se organiza el cuerpo legislativo que debe regir en el Reino, que en este caso deben guardar las que se establezcan por dicho Congreso, aunque estén diametralmente opuestas a las leyes de España, en cuyo caso no tienen lugar; todo lo demás según el formulario antiguo.

El 18 fue la apertura del Tribunal, eligiéndose para el efecto el que servía antes para acuerdo secreto, mientras se compone la sala que se había destinado para la del crimen, pues la otra en que estaba el despacho de la Real Audiencia, se ha des tinado para Tribunal del Congreso, a cuyo fin han quitado las gradas, dosel y armas y también el Santo Cristo grande que estaba a la testera, sin duda porque su respeto  y presencia pudiera intimidar los ánimos con la memoria del severo juicio que les espera porque se han abrogado la soberana facultad legislativa, como porque para llegar a éste término se han abierto las puertas a toda intriga y maldad.

Desde el día 1º de abril había cesado todo despacho de la Real Audiencia y del Tribunal de Alzadas, así por lo que toca al Consulado, como a la minería. Sólo se trata de prisiones, causas criminales contra los que se presume habían conspirado contra la Patria; y puedo decir con verdad que nuestro estado desde aquella época hasta el 18 del corriente, fue de una perfecta anarquía, bien es que si queremos hablar con verdad, esta misma es nuestra actual situación, respecto de que ya no queda tribunal alguno superior de los constituidos por el Monarca, por ministerio de nuestras leyes.

El 19 se hizo cierta distribución de Tribunales para la mejor expedición de los negocios de esta nueva corte, dividiéndose aquellos entre los propios diputados. Los tribunales nuevamente erigidos son, de Estado, de Real Hacienda, de Guerra, y Policía. Para cada uno se han elegido 6 diputados, y divisivamente se tratan los asuntos. Los de mucha arduidad se reservan para la sala plena, donde también se confirman todas las providencias de las demás salas.

El mismo día l9 se llevó a la sala plena el expediente sobre el cumplimiento del despacho de Contador Mayor del Tribunal de Cuentas, expedido por el Supremo Consejo de Regencia a favor de don Manuel Fernández, Ministro Tesorero de estas Reales Cajas. Al mismo tiempo compareció personalmente don Victoriano García, Oficial Mayor de esta Contaduría, que ocupa aquel empleo interinamente por nombramiento de la Junta, y ascenso del señor don Juan de Oyarzabal a la Superintendencia de la Real Casa de Moneda de Lima. Alegó que aquel despacho se había conseguido subrepticiamente por cuanto no se habían expuesto a Su Majestad sus particulares servicios, y que por orden y escala, a él le pertenecía el empleo. Sin más que este alegato se ha suspendido el cumplimiento de aquel Real Despacho. No es de extrañar que tenga la misma suerte que han corrido los demás que se han desobedecido con el mayor descaro.

El 25 de Mayo apareció un cartel puesto en las cuatro esquinas de la plaza. En él se citaban los buenos patriotas para la formalización de un regimiento a imitación del de la Concordia de Lima, para la defensa de la patria. El 31 del mismo estaba señalado para el alistamiento general, que debía hacerse en el cuartel de los Dragones de la Reina, a presencia del Ilustrísimo señor Obispo de Epifanía, Auxiliar de esta iglesia que se ofertó para capellán, cuyo acto se debía solemnizar con la asistencia de los diputados don Antonio Urrutia Mendiburu, el mismo que en otro tiempo militó en los ejércitos de nuestra península y de don Manuel Recabarren.

La Junta se opuso inmediatamente a la erección de semejante cuerpo, y que su espíritu se dirigía a sostener alguna nueva revolución de los partidarios del Doctor Rosas, deprimidos por haberles faltado el mando de las armas. Se ignora que nuevas gestiones harán los facciosos y que otras maquinaciones se seguirán a las muchas que han afligido a este pueblo, cuyos frecuentes movimientos le tienen siempre oprimido y sobresaltado.

Se rumorea, desde ahora, que se va a erigir un nuevo Tribunal con el título De la pública seguridad; que su presidente va a ser don Martín Calvo Encalada y sus colegas don Gabriel Tocornal, y don Agustín de Eyzaguirre; que su objeto es pesquisar los autores de los diferentes pasquines que diariamente se publican contra el nuevo sistema; a los que vierten proposiciones contrarias al Gobierno, o escriben contra él, dentro o fuera del Reino; y que se van a ofrecer cuantiosos premios a los delatores; todo con el fin de sofocar la fidelidad de muchos buenos vasallos, que sufrirán de nuevo vejámenes, cárceles, destierros y otras penas. El sistema éste necesita enmudecer a los hombres para poder consolidar una jurisdicción usurpada.

Concluyo con hacer presente y por principio generalmente adoptado, que desde la instalación de la Junta, toda la correspondencia de oficio, todas las noticias importantes de la Península, todas las promociones, reales órdenes, instrucciones y cuanto se ha remitido por el Supremo Consejo de Regencia a este Superior Gobierno, todo ello se ha sepultado con la mayor reserva del público; sólo se decanta la pérdida total de la España, para imprimir un eterno olvido. Me aseguran que hasta los pliegos para el reconocimiento de las Cortes se hallan aquí; pero han corrido la misma suerte, y protesto con verdad, que jamás se les dará el reconocimiento por esta capital.

Es tan estricta y de tanta vigilancia la ocultación de las noticias de Europa, que contra aquellos que son autores se procede como si fueran reos de Estado, conminándoseles con las mayores penas. Para mejor precaver este lance, hacen más de cuatro meses que la correspondencia se trae toda a la Junta. El Doctor Rosas, como su vocal, es el encargado para abrir las cartas y hacer escrutinio, principalmente de aquellos que vienen a los que llaman sarracenos, los que no se entregan, antes bien se ocultan aún a los propios sujetos a quienes se dirigen. Esto se observa con la mayor escrupulosidad, principalmente desde la llegada del señor Elío a Montevideo, porque crecieron los cuidados en todos los facciosos, que juzgan por necesario para sostenerse este Reino, que Buenos Aires siga en el mismo sistema, haciéndose fuerte e inexpugnable a cualquiera invasión o conquista. Infiérase de aquí el cuidado en que vivimos, siempre sobresaltados y expuestos a ser sorprendidos, ya por carta, ya por noticias contrarias a este Gobierno.

 

Notas.

1. Manuel Olaguer Feliú había contraído matrimonio en Valdivia, el año 1798, con Mercedes de la Guarda y Valentín. (C. Guerrero L).

2. Léase “votantes”. (C. Guerrero L).

3. En blanco. Según el acta de instalación del Congreso, diputado por Quirihue fue Manuel de Salas. (C. Guerrero L).

4. En blanco. En el acta correspondiente a la instalación del Congreso, 4 de julio de 1811, aún estaba pendiente la elección del Diputado por Valdivia. (C. Guerrero L).

5. Lastra era casado con María del Carmen Izquierdo Jaraquemada. (C. Guerrero L).