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Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales
Segunda Parte. Contiene desde el 15 de Octubre de 1810 hasta el 25 de Mayo de 1811.
Noviembre de 1810.

Noviembre de 1810

El 1º de este mes llegó el Doctor don Juan [Martínez de] Rosas, segundo vocal de la Junta. Alojó en el lugar que llaman de Conventillo, en la chacra de Salamanca. En esa tarde pasaron 25 Dragones de la Reina a la Guardia de honor a su persona. Se citaron todos los Regimientos de Infantería y Caballería y se expidió orden para 6 cañones volantes. Al día siguiente a la tarde hizo su entrada pública con la salva correspondiente a Capitán General. La tropa toda se tendió por las calles respectivas a su entrada, que la hizo con el acompañamiento de todos los vocales, Cabildo, Corporaciones religiosas, Jefes militares y de Real Hacienda y un sinnúmero del vecindario: todo ello en coches y calesas, con repique general de campanas y voladores. Inmediatamente pasó a hacer su juramento y a recibirse del mando.

El día 7 se presentó el Doctor  Álvarez como comisionado de la Junta de Buenos Aires con la credencial antedicha y con la protesta de manifestar otra igual que caracterice su facultad para con esta Junta ante quién, y el Cabildo, con los respectivos Jefes de Real Ordenanza, trató de persuadir, lo primero, que la España estaba agonizante y sin esperanza de restaurarse por la general subyugación del tirano; lo segundo, que los déspotas mandones de la América, según sus combinaciones recíprocas, estaban de acuerdo en entregar estos dominios al universal usurpador de los imperios; que la Junta de Buenos Aires con la de esta capital debía hacer firme alianza para sostenerse mutuamente, y que a consecuencia, la paz y la guerra debían aceptarse o repugnarse siempre por mutuo consentimiento; que los arbitrios y convenios mercantiles por las trabas de este Reino con aquellas provincias, debían hacerse de común acuerdo, [y] por último que debían pactar públicamente sus atenciones políticas y mercantiles, según el interés y pública utilidad del sistema de gobierno que habían abrazado. Sobre todos, y cada uno de estos puntos habló con la energía, difusión y libertad, propia al carácter de los naturales de Buenos Aires.

La Junta y demás Congreso le escuchó, y le protestó convenir sobre aquellos puntos que mejor influían al bien universal del Reino.

El día 2 de este mes de noviembre, llegó el correo de Buenos Aires con la noticia de haber arribado el Aviso o Fragata nombrada el Diamante; que en ella había venido el nuevo Gobernador de Montevideo, el señor Mariscal de Campo don Gaspar de Vigodet [1]; que habiendo salido el 12 de agosto de nuestra Península con las noticias prácticas de los buenos sucesos de nuestras armas, había quedado absorto con las lúgubres que encontró sembradas en Montevideo y esta América. Por este correo se recibió una gaceta de Cádiz, con varias plausibles noticias, y principalmente, de haber sido vencido el General Macena por el Marqués de la Romaña; que lejos de haber suspendido el bloqueo, seguía en él aun con el mayor rigorismo [2]; que por esta razón crecían las miserias del pueblo, por la gran necesidad de leña y carbón. En este mismo llegaron dos reales órdenes en copia, la una en que se le concedía a este Cabildo el tratamiento de Excelentísimo, con otros timbres, y en la otra el mando Superior y Capitanía General del Reino en la Real Audiencia.

El 10, por nuevas, y más ejecutivadas instancias del Cabildo, se le concedió la agregación de los individuos ya dichos, para que unidos al Ayuntamiento, meditaran los arbitrios de defensa y seguridad de estos dominios. Mackenna ha presentado diferentes planos. Entre los varios puntos que toca, juzga oportuna la separación de la tropa del Presidio y Puerto de Valdivia, con el fin de destinarse a otros puntos de mayor interés, respecto de que para la defensa de aquella Plaza sólo le basta una corta guarnición. Don Juan de Dios Vial opinó que se debe aumentar la Infantería hasta el número de mil hombres en solo la capital. Don  Miguel Benavente dice que aquel aumento debe ser de Dragones, porque éstos por su instituto sirven para uno y otro destino. Por estas y otras varias altercaciones se nombraron por el Congreso tres sujetos, a saber, Mackenna, Samaniego, y Egaña, para la organización de un plan, y que concluido se presente al Cabildo. Hasta hoy nada se ha resuelto; mas, las miras son elevadas ya a un estado fortificación, que parece se tuviera otro formidable ejército de Macena.

En este mismo día 10 estipuló la Junta, y realizó contrata ante el Escribano don Agustín Díaz con don Diego Whitaker de nación inglesa, en la que consta obligarse éste a conducir de [desde] Londres los armamentos siguientes: 10 mil fusiles de a 16 a 57 pesos con sus fornituras; 10 mil chapas de pistolas al mismo precio; 2 mil sables curvos; 2 mil vestuarios.

La misma Junta se obliga a todos los pactos y condiciones a que se obligó la de Buenos Aires por igual contrata que celebró con don  Tomás Crompton, también inglés, siendo una de las calidades la libertad de derechos de los efectos que traiga de su cuenta en la expedición.

El 19 don Diego Whitaker se presentó a la misma Junta, solicitando la declaración de que si por el Gobierno inglés se le ponía embarazo al todo, o parte de los armamentos bélicos, tendría o no lugar su contrata: si lo segundo, no podía obligarse, como que no podía asegurar la voluntad del Soberano, y que es cosa muy dura se exponga a tantos riesgos y gastos, con la incertidumbre del suceso, y que sólo podría obligarse de que su expedición tendrá todo el resultado de su venta, y libertad de derechos, siempre que haga constar haber hecho las diligencias necesarias, traiga o Nº, ya sea la parte o el todo de la contrata, sobre cuyo particular hasta la fecha nada se ha resuelto.

El 20 llegó el correo de Buenos Aires con las siguientes noticias: que la fragata de guerra la Venganza y el Palomo habían arribado a Montevideo en 45 días de navegación con la interesante plausible noticia de la derrota de 60 mil hombres del ejército de Macena; que Cádiz había bajado sus puentes, libre ya de enemigos; que las Cortes habían dado principio el 30 de agosto, aprobando en sus primeras sesiones el Supremo Consejo de Regencia; que la España inexpugnable y victoriosa no temía nuevos contrastes de sus enemigos, quien presto se pondrá en libertad de ellos; que de la Península venían 6 mil bocotudos para la subyugación de Buenos Aires, y a este fin el gobierno de Montevideo estaba aprestando los cuarteles; que la expedición contra la provincia del Paraguay había sido vencida y apresada por su gobernador; que el de Montevideo había mandado en un falucho a la Junta de Buenos Aires toda la correspondencia de la capital, las gacetas de España y las inglesas, para que por estos incontrastables documentos comprendiera que España existía triunfante de sus enemigos.

El 24 se hizo Junta de Comercio para informar sobre la utilidad o perjuicio del comercio libre con los ingleses, y demás naciones aliadas y neutrales. La disputa fue demasiadamente dilatada y enérgica, no se pudo decidir y se dejó para otro día.

El 29 contestó la Junta de Buenos Aires acusando el recibo del oficio que ésta con fecha 10 de octubre le había dirigido para que lo pusiera en manos del Brigadier don Francisco Javier de Elío, a fin de que excusara las molestias de pasar a este reino a tomar el mando que parece se le había conferido de la Presidencia y Capitanía General, en el concepto de que mediante haberse instalado una Junta de Gobierno, no estaba el Reino en estado de recibirlo; asegurando otra Junta de Buenos Aires la oposición a cualquiera solicitud que de contrario se quisiera hacer por el señor Elío, como todo se deja entender del literal contexto de dicho oficio, que es como sigue:

“Excelentísimo señor. Con el Oficio de V. E. de 2 del corriente ha recibido la Junta el que se acompaña, dirigido al Brigadier Elío para que se excuse las molestias de pasar a ese Reino a tomar el mando que parece habérsele conferido por la Península; y si este individuo arribase a algún puerto de estas provincias, se tendrá el cuidado de que llegue a sus manos.- Dios guarde a V. E. muchos años Buenos Aires, 29 de noviembre de 1810. Excelentísimo señor. Cornelio de Saavedra.- Miguel de Azcuénaga.- Doctor  Manuel Alberti.- Domingo Matheu.- Juan Larrea.- Doctor  Mariano Moreno, Secretario.- Excelentísimo señor Presidente y vocales de la Junta del Reino de Chile”.

 

Notas.

1. Gaspar de Vigodet (1747-1834). Gobernador de Montevideo desde 1810. (C. Guerrero L).

2. Léase “rigor” (C. Guerrero L).