ACTAS DEL CABILDO DE SANTIAGO PERIODICOS EN TEXTO COMPLETO COLECCIONES DOCUMENTALES EN TEXTO COMPLETO INDICES DE ARCHIVOS COLECCIONES DOCUMENTALES

El Monitor Araucano
Tomo I. N° 62. Martes, 31 de Agosto de 1813.
"Seņor Editor". Texto firmado por F.J.D.D.R., ridiculizando la idea de reputar de herejes a los defensores de la Patria.

Señor Editor:

¿Creerá Vd. que en unos tiempos en que no existen perseguidores de la Iglesia o en un país tan cristiano como Chile, hayamos ahora salido con dos mártires, que poner en nuestro calendario, y venerar en los altares? Pues, señor mío, no hay duda en ello, mártires tenemos, gracias a los ilustrados sarracenos, que tienen potestad de convertir en Santo al mal ladrón y al sedicioso Barrabas. Cuatro días ha, que canonizaron a Ezeyza y a su desventurado compañero ajusticiados por orden del Gobierno en Aconcagua, otros tantos ha que han invocado sin protección, y desean algo de sus cuerpos para formar relicarios.

Lo que admira, entre otras cosas es, que siendo estos señores tan católicos, que en cada hora nos molestan con la pérdida de la religión, si se solida el sistema republicano, hayan ellos violado los sagrados, decreto de la Iglesia en materia de canonización pues sin esperar decisiones pontificias, tan precisa para dar culto público a los que se distinguen por unas virtudes relevantes, adoran ya a estos dos héroes de su obstinada cofradía, y anhelan por extender su culto aun entre los que somos católicos.

Imaginará Vd. que hablo de burlas; y no hablo sino con muchas veras. Yo lo he oído con estos mismos oídos, que han de ser comidos de la tierra; la necesidad o mi destino me condujo a un club de sarracenos de ambos sexos, donde escuche sus reflexiones sobre el punto. Una venerable vieja con la boca sumida hasta el cogote se estaba lamentando de estas muertes desgraciadas. Jesús, me dijo (con una voz que parecía salir debajo de la tierra.) a que tiempo hemos llegado. Quien podrá ya vivir segura en esta tierra, cuando han quitado la vida a unos pobrecillos inocentes, sin más delito que su fidelidad a Fernando siete, y su celo por defender la religión.

Acabáramos, señora, repliqué yo, ya pensaba otra cosa: Ud. no debe enredar la religión en estos asuntos civiles; esos desdichados son dignos de lastima; pero ellos no han muerto por la religión sino por sediciosos. ¿No lo ve Vd.? En Aconcagua ni aquí, ¿quien pretendió jamás hacerles negar algún artículo de fe? Vaya, me interrumpió una mozuela fea (como son todas las que siguen las banderas del sarracenismo) Vaya que Ud. parece ser de los herejes patriotas, ¿Conque no son mártires esos dos pobrecillos? Tan mártires son en mi concepto como San Pedro y San Pablo: y digo la verdad: si yo pudiera haber a las manos algún hueso de sus venerables cuerpos, aquí lo pusiera en esta caja de reliquias, y me lo colgara al cuello.

Muy bien, dice la niña, saltó un sarracenazo lleno de polvillo hasta los ojos. ¿Qué pensaba Ud. Señor patriota alucinarnos con sus teologías? Jamás dejaremos de creer que lo mismo es Junta que herejía, lo mismo patriota que hereje, y que no hay diferencia entre morir por la fe y morir por aniquilar este maldito sistema.; a lo menos yo tengo para mí, que los patriotas son otros tantos Jacobinos, harán en Chile algún día, lo que aquellos perversos en la Francia. Así no extrañe Ud. que tengamos por mártires a esos dos hombres gloriosos, que han perdido la vida en estos días.

¿Es posible, señor, repliqué yo, que Vd. se alucine hasta el extremo de reputar por herejes a todos los defensores de la Patria? No ve Vd. que envuelve en esa mordaz critica a muchos hombres de reconocida probidad, y varios sacerdotes de sabiduría y de conciencia? Amigo, la religión nada tiene contra el sistema republicano que seguimos, y ella se acomoda a toda especie de Gobiernos. Cuando, Jesucristo vino al mundo. ¿Mandó acaso que sólo se obedeciese a los reyes, y no a los magistrados populares? Antes, si bien se reflexiona, señor mío, ningún sistema es más análogo al sagrado Evangelio. que el de juntas electas por el pueblo. En este sistema reina la igualdad, todos tienen derecho a los empleos honoríficos como sean de talento; no se conceden sólo los honores a los que tienen sus genealogías en ejecutorias y pergaminos viejos, sino el mérito personal; no se vilipendian los artesanos, ni se les excluye de los empleos honoríficos; se destruye la esclavatura, horror de las naciones cultas, y en fin se pone por base la igualdad en las pensiones y en los premios, que es lo mismo que decir la fraterna. Vea Vd. aquí pintado el Evangelio, y nada más. En lugar de que en los Gobiernos reales sólo se mira a engrandecer una familia, sean sus individuos fatuos, sean locos, sean inicuos, ellos se han de colocar en las primeras dignidades de la Iglesia y del Estado. ¿Qué dice Vd. a esto? ¿Qué hemos de decir? (saltó una beata de aquéllas que por no tener ratón se creen ya santas, y son por lo común unas ilusas), ¿qué hemos de decir? A palabras heréticas oídos sordos; y con un meneo relamido se salió del congreso, siguióle la vieja venerable, y detrás de ellas el sarracenazo empolvillado.

Yo me quedé, señor Editor, riéndome de la majadería, aunque sufriendo otros mil despropósitos de varios personajes, que componían tan ridícula escena. En otra ocasión se los contare punto por punto, para que Vd, se ría a carcajadas; que ahora como ya es tarde, y tengo otros negocios que atender, quiero concluir suplicándole por el amor de Dios, que, pues Vd. tiene algún influjo en el Gobierno, pida que se libre un decreto al Cura y subalterno de los Andes, para que se custodie la Iglesia Parroquial con guardias dobles, no sea que algunos de estos hombres fanáticos vayan a robar los cuerpos de estos mártires, hagan reliquias de sus huesos y con esta superstición horrenda: fiat novissimus error pejor priori - F. J. D. D. R.