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Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales
Mariano Egaña. Cartas a Juan Egaña. 1824-1829
79. París, 21 de Mayo de 1828.

PARÍS, 21 DE MAYO DE 1828.

Mi amadísimo padre,

Tengo la satisfacción de que nuestro amigo don Javier Rosales (de cuya partida he avisado a Ud. en el último paquete) sea el que entregue a Ud. la presente, y pueda instruir a Ud. verbal y menudamente de mi salud, estado y vida en Europa. Inútil será repetir a Ud. que él ha sido mi conductor, mi patrón, mi auxilio, mi banquero, y, por decirlo todo de una vez, el único amigo de confianza que he tenido en París: su partida, por lo tanto, me es muy sensible; y me es todavía más no haberlo podido acompañar para ésa. No necesito decir a Ud. que en cualquier cosa que se ofrezca a este amigo, cuento con que Ud. le servirá en todo lo posible.

Don Javier lleva el plan de restablecer una negociación de comercio, reducida a remitir efectos de Europa, para su venta en Chile y el Perú. Me ha comunicado este plan que me ha parecido muy bien, aunque no tengo conocimientos en estas materias, y que ofrece buenas garantías en la conducta, conocimiento, y actividad del encargado de dirigir la empresa, que es el mismo Rosales. Dirijo a Ud. el plan por escrito que él ha tenido la bondad de confiarme.

Yo he pensado destinar el resultado que haya de mis ahorros del sueldo en toda mi expedición (si es que se alcanza a cobrar, como me lo prometo, mediante los esfuerzos de Ud.) a tomar en esta negociación la parte a que ellos alcancen. Hasta ahora no he sido ni una sola vez negociante; pero, saliendo de mi empleo público, puedo sin faltar a ninguna conveniencia, poner en giro lo poco que me quede. Don Javier hablará con Ud. sobre este particular. En esta especulación se entra por acciones, como verá Ud. en el plan. No sé si Ud. o alguno de sus amigos tendrá al presente proporción de entrar en alguna acción. Yo lo celebraría mucho, porque me parece la cosa acertada; y en mi carta por el próximo paquete hablaré a Ud. más sobre esta materia.

Don Javier entregará a Ud. un paquetito con unos anteojos con sus vidrios dobles azules para resguardar la vista y que servirán a Ud. principalmente de noche más que las anteojeritas que despaché a Ud. por conducto de Sarratea y Barra el de Buenos Aires. Entregará a Ud. también tres repuestos para los mismos anteojos con vidrios de las graduaciones Nº 2, Nº 3 y Nº 4, estilo francés. Estos vidrios van ya acomodados a los anteojos, de modo que Ud. no tiene más que mudarlos cuando quiera, si los que van colocados en los anteojos no le vienen bien. El color azul que imita el color de la luz de la aurora, esto es, en el estado en que es más suave, es mucho mejor que el verde, en la opinión unánime de los ópticos de Londres y París. Todo esto va destinado a reemplazar lo perdido en la cajita que debía haber llevado Urmeneta, y cuya pérdida ha sido inmensa.

Soy mi amadísimo padre su

Mariano.