ACTAS DEL CABILDO DE SANTIAGO PERIODICOS EN TEXTO COMPLETO COLECCIONES DOCUMENTALES EN TEXTO COMPLETO INDICES DE ARCHIVOS COLECCIONES DOCUMENTALES

Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales
Mariano Egaņa. Cartas a Juan Egaņa. 1824-1829
48. Londres, 28 de Febrero de 1826.

LONDRES, 28 FEBRERO DE 1826.

Mi amadísimo padre,

En este momento recibo la carta de Ud. de 21 de octubre, carta que sobre todas cuantas he recibido aquí esperaba con más ansia, y que en cierto modo ha desconcertado mis esperanzas, porque yo contaba con una relación muy exacta y por menor de la infausta ocurrencia del 8 de octubre sobre que Ud. sólo me dice algo. Acabo de ver una carta de Buenos Aires muy graciosa. Habla de Chile con el mismo universal desprecio con que hace año y medio se habla de aquel desdichado país. Llama las trimestres a sus revoluciones. Lamenta la desgracia ocurrida al Padre del Pueblo (este nombre da a Carlos Rodríguez [Erdoyza]) de haber sido moqueteado en un café, “aunque dice este accidente ni le ha privado de su dignidad de oráculo, ni disminuido la admiración con que le oyen sus ilustrados paisanos”. Últimamente asegura que se esperan grandes cosas del Ministerio de los tres lisiados (dice que Campino es cojo, Gandarillas tuerto y Novoa manco) y añade que aunque, según Iriarte, eran necesarias cuatro personas de esta clase para concluir un asunto, él cree que con las tres referidas sobra para terminar la carrera que ha emprendido Chile.

Nada me es tan sensible como que Ud. haya creído que ya yo había partido de Londres. Esto me priva de sus comunicaciones a lo menos con extensión: única dirección que yo tenía aquí. No hay en la realidad motivo suficiente para que Ud. crea esto porque yo en ninguna de mis cartas he avisado a Ud. de la proximidad de mi viaje como habría sido indispensable. Vuelvo a decir que este accidente me trastorna, un sentimiento generoso de amor a la patria me ha retenido aquí; y estoy muy arrepentido. Creí buenamente que asomaba un horizonte favorable a Chile; que iba allí a restablecerse el orden, y que mi presencia en Europa debía ser útil y yo podía tener la gloria de volver con el reconocimiento de la independencia. Pero todo se ha perdido, y en el actual estado de cosas tanto importa a Chile que yo esté en Londres como en Pekín.

Siempre suponía, que a Ud. habían de tener alguna consideración, porque la fuerza del mérito es la más real que yo conozco.