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Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales
Mariano Egaņa. Cartas a Juan Egaņa. 1824-1829
47. Londres, 22 y 25 de Febrero de 1826.

LONDRES, 22 DE FEBRERO DE 1826.

Mi amadísimo padre,

Aun no ha llegado a ésta el paquete correspondiente al presente mes, y yo me hallo sin más carta de Ud. que la del 28 de septiembre, y por consiguiente ninguna posterior al dichoso movimiento de 9 de octubre. Así es que estoy lleno de cuidados porque ciertamente ha sido casualidad bastante triste que no hubiese recibido carta de Ud., precisamente en el correo que más debía echarla menos.

Como el paquete anterior demoró tanto en salir de aquí, alcancé a advertir a Ud. que ya quedaban publicadas en todos los periódicos las últimas noticias de Chile. Llombard ha llegado hará quince días. Me ha contado mil cosas de la historia de Chile en estos dos últimos años y me ha entregado un paquete de papeles, y la carta de Ud. recomendándolo. A su salida no había ocurrido el movimiento del 9, y me dice que, según él concibe, no puede subsistir el nuevo orden de cosas.

No es posible explicar lo fatigado que estoy de hablar de cosas de Chile. A veces me desespero al ver que no hay un lado por donde aquello se mire que no aflija. ¿Creerá Ud. que los picarones de Cea y Portales no sólo no han remitido el dividendo de marzo siguiente, sino que ni para el pago del de septiembre han remitido siquiera la mitad? De modo que aun cuando la casa de Barclay (que tiene hipotecada la seguridad del empréstito que hizo la suma de 14 mil libras única remitida hasta hoy por Cea y Cía. desde el principio de su contrata) quisiera convenirse en que se usase de este dinero para el pago próximo, no alcanza ni para la mitad. A vista de esta conducta, que manifiesta tan a las claras la absoluta impunidad con que cuentan, ya no dudo que alguno de los ministros como me dice Llombard haya tomado su buena pitanza, sino que el mismo Director esté interesado en la negociación. No hay otro modo de explicar esto; y he aquí la corte y la unión de intereses del señor Errázuriz. ¿Qué tal esto? ¿Qué dice Ud. de esos magistrados patriotas, prototipos del gavilanismo? Yo no tengo antecedentes para culparlos y menos al Director, a quien he reputado íntegro en esta parte; pero no me he podido dejar de acordar y reírme de lo que Freire y Benavente censuraban los robos de O’Higgins.

Hágase Ud. cargo cómo estaré de angustiado. Sólo faltan 21 días para que se anuncie el pago, y no hay cómo hacerlo, porque tampoco hay quien preste dinero a ningún interés. Vamos a pensar en cosas menos tristes.

El buque Mac-Kanel saldrá de Londres de hoy a mañana con mi equipaje, y aun no he podido juntarme con el conocimiento que va a la consignación de Ud. para que Ud. lo endose en la persona a quien elija en Valparaíso para que reciba los cajones y los remita a Ud. en Santiago. Son 53 piezas porque me han hecho una porción de cajoncitos chicos y de atados: con decir a Ud. que sólo del coche me han formado catorce piezas, lo que da un aparato de grandeza al equipaje. Remito a Ud. la adjunta factura y en el correo siguiente o por el mismo buque remitiré a Ud. el pormenor del contenido de cada pieza para su inteligencia privada.

Nada encargo tanto como el cuidado en recibir las piezas y en conducirlas a Santiago. Hay algunas muy delicadas como son el piano, las máquinas y los cajones de loza y cristal. Pero lo más delicado y que exige mayor cuidado, es el registro que se haga en Valparaíso si no se puede evitar. Nada hay que no pueda señalarse y aun acaso convendría que se satisficiesen de que nada va para venta o negocio, sino puramente objetos para mi uso; mas en los cajones de muebles van sus huecos llenos con tanta porción de menudencias sueltas, que la más pequeña que se extraviase me haría mucha falta y desbarataría mis cálculos. Un libro, unas tijeritas un fierrecito que se perdiese me dejaría incompleta otra cosa en entidad. Una vez llegado con felicidad a Santiago como lo espero, ya corre bajo la responsabilidad de Ud. que me lo guardará y cuidará con mucha escrupulosidad para que a mi llegada yo explique a Ud. el destino de cada cosa y sus usos, y haga las distribuciones correspondientes. Si Ud. quiere abrir los cajones de máquinas, hágalo en Peñalolén para que lleguen hasta aquel punto bien acomodadas. De las dos chimeneas, la mejor es para el adorno de una cuadra: la otra es regalo para Ud. y con destino a la casita de Peñalolén. Si Ud. quiere colocarla en el próximo invierno con anticipación, hágalo. El equipaje va asegurado por 800 libras, ó 4.000 pesos.

A Dios mi amadísimo padre.

Hágame Ud. favor de recomendar la adjunta a Valparaíso para que si hay buque pronto a Guayaquil sea dirigida, y de no a Lima a una persona exacta que la dirija a su destino.

Aunque la factura de mi equipaje va sólo asegurada en 800 libras, su verdadero importe es de 1.300, y yo quise dividir los riesgos asegurando no más que aquella suma. Los libros son casi todos o por mejor decir todos, a excepción de una obra, ingleses. A mi ida a París se comprarán los franceses.

El coche como ya Ud. ve exige que con anticipación estén encerrados los caballos. No confío mucho en los prometidos por Astorga, aunque deseo que cumpla su promesa; y por consiguiente cuento sólo con los de Ud.; si nos hemos de pasear y viajar mucho a la casita son necesarios dos tiros. Supongo que don José Fuenzalida o don Pedro Pablo se harán cargo de esta comisión. El coche lleva repuesto de ruedas excelentes, y ambos juegos son acabados de hacer. Lleva también cama para hacer un viaje durmiendo si se quiere, y a más de los dos faroles de adelante, una linterna que se acomoda al vidrio de atrás para ir leyendo de noche, y sin los trabajos que ocurrieron a Ud. cuando iba en la carreta con don Francisco Cisternas, y se disputó quien llevaba en la mano la vela. Si Ud. quiere hágalo armar para probarlo con condición de que se guarde muy cuidado y porque no limpiándolo con frecuencia se echa a perder. No sé si allí estarán instruidos en el modo de abrirlo porque en los días nublados, o en que se quiera fresco, o ver el campo, vaya descubierto. Siempre será necesario que por la primera vez se valga Ud. del cochero inglés, o de algún otro inglés, que esté versado en el uso de un Landau, nombre de esta clase de coches, lo mismo que para manejar los resortes con que se abren las puertas que tapan los agujeros de las ventanillas.

Creo necesario remitir a Ud. copia del oficio que he puesto al gobierno en el presente correo. Es regular que se disguste Campino y viendo que no le doy los parabienes llenos de elogios que a Vial, y que presagio la poca duración de su ministerio; pero, ¿quid faciendum? También con viene que Ud. lea mi oficio al Banco Nº 44 en que hablo con el estilo de desesperación que me inspiran los apuros en que me pone la atroz conducta con que se maneja el pago del empréstito. Es preciso se conozca ya que uno sufre más de lo que debía hacérsele sufrir, y que la patria es sacrificada por maldades.

A Dios mi padre muy amado.

25 de Febrero

Me acaban de avisar que no han alcanzado a embarcarse los cajones Nº 37 y Nº 38 que contenían el catre. Este es un arbitrio de robarme más para que vaya en otro buque.

Me acaban también de entregar el conocimiento, que adjunto. Suplico a Ud. mi padre, que encargue a la persona que haya de recibir el equipaje en Valparaíso, tenga especial cuidado de ver si las piezas que van, principalmente el coche, corresponden en su volumen a la dimensión les asigna el Capitán del buque al respaldo del conocimiento, porque creo que me saquean aumentándome el volumen.

Hasta hoy no llega el paquete y lo aguardo con extrema ansia. Por creo que se tarda.

La primera vez que Ud. vea a Passaman (que salió de Europa para en diciembre último) dígale que después de muchos días me devolvieron de Jersey la carta que le había escrito diciéndome el Administrador Correos que ya se había partido; y que la he remitido a Santiago en la correspondencia del gobierno a donde debe ocurrir por ella, o lo mejor será que Ud. la pida a Astorga, y la entregue a Passaman.