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Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales
Diario de Viaje de Talca a Cádiz en 1783
Apuntes Biobibliográficos de Rafael A. Soto

Nicolás de la Cruz y Bahamonde, publicista chileno domiciliado en Cádiz desde su juventud, vivió de 1760 a 1828. Son obras suyas: la versión española (1795) [1] del Saggio della Storia Civile del Chili, (1787), libro escrito por su paisano el Abate Molina, y la extensa crónica intitulada Viaje de España, Francia e Italia (1806-1813) [2].  

A estas dos obras, que se imprimieron en España, y que son según parece, las únicas que de él se conocían hasta hoy, pues no citan otras bibliografías chilenas, podemos agregar otro manuscrito inédito aún, se halla en la Biblioteca de la Universidad de Lehigh, habiendo pertenecido antes al librero alemán Gustavo Fock, de Leipzig. Por su contenido, viene a ser esta nueva obra una especie de suplemento al Viaje arriba mencionado, cuyo asunto presenta ahora el autor desde un nuevo punto de vista, el anecdótico. Así, por lo menos, nos lo dan a entender su título y prólogo; aunque, a decir verdad, Cruz y Bahamonde desatiende con frecuencia su papel de narrador, ya para extenderse en comentarios sobre problemas económicos, que tan especialmente le interesaban, ya para engolfarse en disquisiciones históricas que le permiten dar expresión a sus creencias y odios políticos. Por su forma el manuscrito presenta el aspecto de una obra que se hallaba todavía en estado de preparación, lo cual puede que explique, en parte, sus más graves defectos de lenguaje y estilo, así como también la escasez de sustancias que se nota en algunas de las “anécdotas”. Esto, unido al hecho de que en varios pasajes del manuscrito, se repiten cosas que ya estaban dichas en el Viaje impreso, nos ha hecho desistir de nuestro primitivo intento de publicar el texto completo. El siguiente fragmento, fielmente transcrito del original, lo constituyen los dos primeros capítulos de éste, que son, a nuestro parecer, la parte mejor y más interesante y la única completamente nueva. Mas, para que se tenga una idea de este curioso documento en su totalidad, vamos a exponer algunos detalles con relación al mismo, procurando no ser demasiado prolijos.

El título del manuscrito es el siguiente: Anécdotas al Viaje de don Nicolás de la Cruz Bahamonde, Conde de Maule, Académico de Honor de las de S. Fernando, S. Carlos de Valencia, y S. Lucas de Roma y correspondiente de la de la Historia, ex-Diputado a Cortes, y Socio de Número de la Sociedad de Amigos del País de Cádiz. Tomo l. No tiene fecha, pero según dicho título, habría que admitir que su redacción es posterior a 1821, época en que Cruz y Bahamonde ya no era Diputado. Algunos pasajes, no obstante, parecen haber sido escritos con anterioridad a dicho año; y si a esto se añade que la palabra “ex-Diputado” fue interpolada por el autor después de escribir el título, es admisible la posibilidad de una fecha anterior, pero en todo caso posterior a 1814.

Consiste el manuscrito de dos borradores en papel de hilo, tamaño 12 x 8 3/8 pulgadas. El primer borrador, sin división de ningún género en el texto, llega hasta el lugar en que termina el Capítulo IV, Libro II, del segundo borrador. En éste el autor copia lo que ya llevaba escrito y prosigue hasta terminar el tomo. Ambos borradores contienen numerosas enmiendas y adiciones, ya en el texto mismo o sus márgenes, ya en pedazos de papel sueltos. Ciertas dudas en cuanto al texto del segundo borrador, del cual son parte los dos capítulos aquí publicados, han sido resueltas mediante el cotejo con los pasajes correspondientes en el primer borrador. Este nos ha servido, además, para determinar el contenido del pliego 19, que falta en el segundo borrador.

No cabe duda de que Cruz y Bahamonde tenía en proyecto continuar el relato empezado en el presente manuscrito. Así lo indican el principio y final de éste. Además, al terminar esta parte del relato, a Cruz y Bahamonde le faltaba todavía contar los sucesos de su viaje de regreso de París y los de sus “paseos” por España hasta el momento de su vuelta final a Cádiz. En la forma en que ha llegado a nosotros, el tomo I y único está dividido en dos “libros”, conteniendo el primero cuatro capítulos, y cinco el segundo, El manuscrito lo forman 36 pliegos de dos fojas, con un total de 143 páginas. La paginación indica el orden de los pliegos, no el de las páginas.

El objeto que se propuso Cruz y Bahamonde al emprender dicha obra, está expresado en la “Pequeña Advertencia” que coloca al principio del manuscrito, en la cual dice textualmente lo siguiente:

“Cuando determiné dar al público el Itinerario y Relación de mis viajes que se han impreso en 10 [3] volúmenes en 8º mayor, solamente me propuse la descripción de los objetos más curiosos, reservando para después la publicación de las anécdotas. Estas, me ha parecido conveniente extenderlas no solamente a los viajes de Europa, sino también a los de América desde que salí de la ciudad de Talca, país de mi nacimiento hasta mi arribo a Cádiz. No he perdido de vista la corrección de algunas erratas y equivocaciones que por la aridez de la impresión del último tomo sin insertar en el Apéndice”.

Atendiendo al contenido del manuscrito, puede dividirse éste en tres partes:

1ª. Capítulos I y II: viajes de América.  Comprenden un “paseo” (1782) desde Talca a Concepción, en donde Cruz y Bahamonde conoce a don Ambrosio O'Higgins, a la sazón Gobernador de esa ciudad, y su viaje (1783) de Santiago a Buenos Aires y a Montevideo y desde esta ciudad a Cádiz. Son de bastante interés en el relato: la historia de dos comerciantes, uno vizcaíno y el otro guatemalteco, que se establecen en Chile, creándose allí inmensas fortunas, los varios incidentes que le ocurrieron a Cruz y Bahamonde en los Andes y en las Pampas, sin duda la parte más interesante del relato; así como también sus impresiones de las dos ciudades rioplatenses en los momentos en que éstas ya daban señales del cambio que trajo consigo la reforma comercial de 1778.

2ª. Capítulo III, que trata de diversas materias, y abarca el período comprendido entre la llegada de Cruz y Bahamonde a Cádiz y el fin de la Guerra de la Independencia. Cruz hace un ligero bosquejo de la situación internacional, en el que lamenta la necesidad de que España se viese obligada, siempre con perjuicio de sus intereses, a tomar unas veces el lado de Inglaterra y otras el de Francia, en el duelo a muerte que se había trabado entre estas dos naciones. La mayor parte del capítulo la dedica a describir el comercio de Cádiz hacia 1784 y los obstáculos que se oponían a su progreso. Uno de estos obstáculos lo constituían las pérdidas que sufrían los comerciantes en la conducción de caudales de Indias, pérdidas debidas en su mayoría a los ataques que en tiempos de guerra y de paz hacían los ingleses al comercio marítimo español. Otro obstáculo al comercio, tal vez el más grave en concepto de Cruz y Bahamonde, lo fueron más tarde las medidas onerosas adoptadas por la Junta y Consulado de Cádiz, en lo tocante a impuestos de guerra.

3ª. Capítulo IV hasta el final del manuscrito: viaje por España, Francia e Italia. Cruz, y Bahamonde parece como que trata de dejar en nuestro ánimo la impresión de que en este viaje llevaba una misión secreta del Gobierno español. A un alto funcionario del Gobierno francés que le interrogó sobre el particular contestó, sin embargo, negativamente, añadiendo que sus únicos móviles eran “el anhelo de adelantar en algunos conocimientos y el deseo de servir a la patria”, lo cual era un medio de evadir la cuestión.

Para el itinerario de este viaje, puede consultarse el relato impreso a que ya hemos hecho referencia, en el cual, en notas marginales al principio de los tomos, Cruz y Bahamonde indica las fechas de las varias etapas del viaje. Dicho relato empieza con su partida de Ocaña, en 4 de abril de 1797. A principios de septiembre del mismo año, Cruz y Bahamonde se halla en Génova, en donde es testigo presencial de la revolución fomentada contra el gobierno de dicha República por los agentes de Napoleón. Su estancia en Roma dura desde octubre 11 a noviembre 9 de 1797. En marzo de 1798 se halla en París, y en 25 de mayo subsiguiente está de vuelta en España. En marzo de 1799 regresa a Cádiz, punto de partida del viaje. El relato del manuscrito termina con la llegada de Cruz y Bahamonde a París, pero en cambio, en él se describe detalladamente la primera etapa del viaje (de Cádiz a Aranjuez y a Ocaña), de la cual no se hace mención alguna en el relato impreso.

Contiene el manuscrito, además de las “anécdotas”,  un bosquejo de la revolución de Génova (1797), en el que se critica severamente la política de Napoleón en Italia, y otro de la Revolución de Francia, “que tantos males ha causado a esa nación y a toda la Europa, excepto a Inglaterra”.

Un dato curioso es el siguiente: Cruz y Bahamonde, durante este viaje, viste uniforme de oficial, no el de oficial del ejército español, sino el de oficial de milicias chilenas.

Y como oficial chileno, representando a la nación española, es recibido y obsequiado por las autoridades militares en todos los lugares que visita. Quizás sea ésta la primera vez que al uniforme criollo se le tributaban tales honores en el extranjero.

En Roma y en Bolonia (según el manuscrito) Cruz y Bahamonde es objeto de las más finas atenciones de parte de los jesuitas que habían ido a refugiarse allí a raíz de la expulsión.  Véase cómo describe su encuentro con el Abate Molina, paisano suyo y antiguo amigo de la familia:

“Es un lindo y divertido paseo el viaje de Módena a Bolonia por la multitud de cortijos y arbolados que se ven en su campiña, la cual en esta razón abunda de uvas y frutas. Alguna cosa incomodaba en el tránsito la multitud de carros que conducían sus cosechas a Bolonia. Luego que me bajé del coche en la posada, fui a ver de sorpresa al señor Abate don Juan Ignacio Molina. No me anuncié como paisano ni como amigo. Cuando me vio creyó que era uno de los extranjeros curiosos que visitan a los hombres aplicados. Después de haber hablado de cosas indiferentes, le pregunté si tenia idea de mí. Se suspendió un momento y respondió que no. Le añadí no es extraño, cuando hace veinte y nueve años que no nos vemos que era el tiempo que había corrido desde la expulsión de los jesuitas. Entonces me echó los brazos. Nuestra alegría fue recíproca, pues nos habíamos correspondido por cartas desde Cádiz. Me ofreció con instancia su casa, que acepté gustoso para tener la satisfacción de tratarle de cerca. Efectivamente, fue para mí muy deliciosa su amable compañía los días que estuve en esta ciudad. En unión suya visitamos el instituto, y los demás establecimientos y objetos curiosos que adornan a Bolonia. Un día nos dirigimos a un convento para ver una célebre pintura. Se hallaba ocupado por un cuerpo de tropas polacas que componían parte de la guarnición francesa. Se inquietaron cuando vieron la cucarda encarnada, suponiendo que yo fuese parmesano; pero se tranquilizaron al oír que era español amigo de ellos”. 

En los párrafos anteriores, escritos con objeto de dar una idea general del presente manuscrito, hemos dado ya algunos detalles acerca de la vida del autor.

A éstos agregamos ahora las siguientes, tomadas, en su mayor parte, del tomo II (1928) del Diccionario Histórico, Biográfico y Bibliográfico de Chile, obra de don Virgilio Figueroa.

Nicolás de la Cruz y Bahamonde pertenecía a una de las principales familias de la región del Maule. Fueron sus padres el maestre de campo don Juan de la Cruz, Corregidor de Talca, y la señora Silveria de Bahamonde. Entre sus hermanos es digno de especial recuerdo don Anselmo de la Cruz, caudillo de la Independencia, no obstante las ideas realistas de la familia.

Cruz y Bahamonde poseía grandes propiedades en Talca, entre ellas la famosa hacienda de Quechereguas, donde se libraron varias batallas de la Guerra de la Independencia.

“En unión de su hermano don Juan Manuel de la Cruz, fundó en Talca el primer hospital, sin recurrir para ello a los auxilios oficiales, que se acordaron después, cuando ya se había hecho la benéfica fundación”.

Se expatrió de Chile en 1783, estableciéndose en Cádiz, donde, casó con doña María Joaquina Jiménez  de Velasco.

Fue miembro de varias Academias, entre ellas la de las Bellas Artes de Cádiz, que le nombró su Consiliario.

En 1797 fue condecorado con la Cruz de Carlos III.

Más tarde, probablemente en 1808 [4] fue creado Conde de Maule, nombre que, en homenaje a su memoria, lleva todavía una calle de Cádiz.

En 1820 y 1821, Cruz y Bahamonde asistió al Congreso, en calidad de Diputado. Allí tuvo por colegas a políticos como Martínez de la Rosa, Tapia y Toreno, que eran al par hombres de letras. Un asunto que por entonces se discutió mucho en Cortes, fue el restablecimiento de los jesuitas en España, decretado por Fernando VII en 29 de mayo de 1815. Los constitucionalistas, claro está, se oponían a dicho decreto. En Cruz y Bahamonde, que militaba en el bando de derecha, la Compañía tuvo en esta ocasión su más fiel defensor [5].

En una obrita de carácter cómico intitulada Condiciones y semblanzas de los Diputados a Cortes para la Legislatura de 1820 y 1821, que vio la luz pública en Madrid, en 1821, dice su anónimo autor, recurriendo con fina malicia al uso del gallego al pintarnos a Bahamonde:

“Pareice bon home è grande enemigo dos monipodios de Filipinas, è dos outros mercachifles, pero fala à trompicones como falamos os gallegos, ò como facen as sogas os sagueiros de nosa terra”

Así, según el malicioso anónimo, hablaba Cruz y Bahamonde el español, “à trompicones como falamos os gallegos”, lo cual quizás se deba a influencias recibidas en el  hogar paterno durante sus años formativos. Pero es el caso que también en la manera de escribir de nuestro criollo hay señales demasiado claras de este defecto lingüístico, como podrá notarlo quien lea la obra manuscrita de que son objeto estos Apuntes. Esto, sin embargo, no aminora el interés de dicha obra. Antes al contrario, podría decirse que el tal defecto es una de las cosas que contribuyen a  que la obra se lea con deleite, como lo es también --en otro aspecto de aquélla-- la ingenuidad con que el autor se pinta a sí mismo al describirnos algunas de sus impresiones.

“Don Nicolás de la Cruz y Bahamonde --dice el señor Figueroa-- era muy amigo de don Ambrosio O'Higgins, Gobernador de Chile y del Perú  y cuando salió de Talca, en 1783, para no volver a verla, se llevó consigo a don Bernardo O'Higgins, de quien fue tutor en sus años juveniles y le tuvo a su lado en Cádiz antes de que, como su apoderado lo enviase a recibir su educación en Inglaterra. O'Higgins le escribía de Londres a su apoderado y entonces se firmaba con el apellido de su madre: Bernardo Riquelme”.

Notas:

1. El título de esta traducción es el siguiente: Compendio de la historia civil del reino de Chile, escrito en italiano por el Abate don Juan Ignacio Molina. Parte segunda, traducida al español, y aumentada con varias notas por don Nicolás de la Cruz y Bahamonde. En Madrid. En la imprenta de Sancha. Año de MDCCXCV.

La traducción de la primera parte, publicada en 1788, lleva este título: Compendio de la historia geográfica, natural y civil del reino de Chile, escrito en italiano por el Abate don Juan Ignacio Molina. Primera parte, que abraza la historia geográfica y natural, traducida en español, por don Domingo Joseph de Arquellada Mendoza, individuo de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla, y Maestrante de Ronda. En Madrid,  por don  Antonio Sancha. Año de MDCCLXXXVIII.

Para las versiones de esta obra a otros idiomas, que son indicio de la popularidad que tuvo en su tiempo, véase la Estadística bibliográfica de la literatura chilena, de don Ramón Briseño, Vol. I, págs. 529-530. Volver.

2. Viaje de España, Francia e Italia, 14 tomos en 11 volúmenes, Madrid, Cádiz, 1806-1813 (Vols. 1-7 en Madrid; Vols. 8-14, en Cádiz). Volver.

3. La edición que conocemos consta de 11 vols. Véase la nota 2. Volver.

4. Según la portada del tomo I del Viaje, publicado en 1806, Cruz y Bahamonde era ya para esa fecha “Consiliario de la Real Academia de las Bellas Artes de Cádiz”. En los tomos II, III, IV, V, y VI, este último publicado en 1808, sigue llamándose “Consiliario...”, sin añadir ningún otro cargo ni título. El título de “Conde de Maule”, como distintivo adicional de su nombre en la portada de la obra, aparece por primera vez en los tomos X, XI y XI, publicados en 1812. (Los tomos VII, VIII y IX se publicaron en 1813). Todo lo cual equivale a decir que la concesión de dicho título no es anterior a 1808 ni posterior a 1812.

Ahora bien, según el señor Figueroa, dicho título fue concedido a Cruz y Bahamonde por Fernando VII; y como es de suponer que ello sucediera hallándose dicho Rey todavía en España, la fecha tendría que ser 1808. Mas antes no pudo haber sido por lo ya indicado, ni tampoco creemos que fuese después, toda vez que para fines de abril de 1808 el Rey Fernando iba ya camino del destierro en que había de permanecer hasta 1814. Volver.

5. Diario de las actas y discusiones de las Cortes. Legislatura de los años 1820 y 1821. Tomo III, Madrid, 1820. Volver.