En todo tiempo fía la Patria su tranquilidad y seguridad a los celosos jefes militares, pero ahora la recomienda a V. S. particularmente y espera que su vigilancia desvanecerá todo recelo de desorden en el pueblo, así como lo ha hecho en la noche anterior, tomándose esta molestia en beneficio público.
Dios guarde a V. S. muchos años. Sala del Congreso y noviembre 16 de 1811.
El Congreso.
Señores comandantes de los cuerpos militares.
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