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Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales
Capítulo VIII. Memorable y Funesto Día Para Chile. Elección de Diputados y Motín de Figueroa. Disolución de la Audiencia
Documento 14. proclama sediciosa

¡Caros Chilenos!: ¡Vacila el sistema!

Miserables egoístas, despertad a los gritos de vuestra misma existencia.

Las bayonetas y el tren de los dos mayores enemigos de nuestra causa, sólo aseguran el partido dominante del Congreso.

¿Cuáles serán sus miras?

Se desconfía abiertamente de los cuerpos patrióticos; se proscriben los dignos oficiales que os salvaron el 1º de abril.

Son elevados los cómplices del infame Figueroa.

Se han hecho depositarios de la fuerza armada dentro y fuera de la capital.

¿Con qué objeto? ...

Concentraos por un momento.

Nuestro gobierno es popular.

Sólo existen sus oficiales por la representación de sus ciudades y partidos.

No pueden negarlo sin confesar su nulidad.

¿Por qué resisten que el pueblo en una forma apacible y digna de su "Majestad" inviolable, reclame sus derechos?

¿Por qué se os da con las puertas en la cara y se desconfía de ser escuchados por sus mismos mandatarios?

¡Avergonzaos!

La sala de vuestro Congreso Nacional está rodeada de todos los aparatos de un déspota.

Cada palmo de tierra lo cubre un centinela.

Las Cortes de Cádiz se celebran en el coliseo público.

Cada hombre persona sus derechos.

¡Divisad, ciegos, el verdugo sobre vuestros cuellos!

Arrastra el partido dominante los jefes del sarracenismo.

Esos infames empleados que hoy prodigan estudiosamente el tesoro público, que siempre han mezquinado con injusticia; ellos quieren sostener sus rentas a costa de vuestras cabezas.

Los siguen unos eclesiásticos esencialmente interesados en la restauración de la tiranía.

Ellos viven con un lujo que prohíbe el Evangelio, y les costean los aranceles de casamientos, óleos y entierros, que deben quemarse de vuestro sistema.

No pueden abrazarlo jamás, porque nadie quiere su ruina.

Completan el club unos miserables intrigantes, sin carácter, sin talento y sin previsión de su misma perdición.

Se venden por un pariente o una plaza de pocos minutos.

Ellos tendrán la confirmación en el cadalso; no hay duda, están descubiertos y el tirano no da cuartel cuando vence; pero vosotros vais a ser envueltos.

¡Despertad! ...

Los trece virtuosos diputados de la protesta comienzan a renunciar, y no obran por debilidad.

Ellos han mantenido bajo de las bayonetas, todo el carácter de la virtud.

Observad que son los hombres de talento; nada ha podido corromperlos; nada quieren; no temen porque a la distancia de sus representados los asegura su conciencia, mientras los de la capital tiemblan de sus mismos poderdantes.

¿Por qué se retiran?

Han probado su constancia al contraste del improperio más humillante; nada de nuevo puede atacar su fortaleza.

¿Por qué no coronan su heroicidad?

Leed en vuestros mismos corazones el motivo.

Los agentes de la Carlota, sus públicos corresponsales tienen todo el influjo sobre el partido dominante.

Los parientes y apoderados de los oidores depuestos, dictan e imponen a ese indecente escarabajo, que es hoy el Escribano de Gobierno.

Los secretarios son curas; leed la reservada de Onís; repasad el manifiesto de José.

¡Entended estólidos que va a establecerse el antiguo Gobierno!; que éste ha de ser inexorable con los patriotas; que vuestros hijos encadenados eternamente van a maldecir; que vuestra memoria la ha de execrar la posteridad, y que delante de los cielos, y las naciones que pueblan la tierra, conjura vuestra insensibilidad.

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