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La Aurora de Chile
Número 34. Jueves 1º de Octubre de 1812. Tomo I.
Sin título ["Santiago, 30 de Septiembre. El aniversario de la..."]. Himnos e inscripciones, cuyos autores eran Camilo Henríquez y Bernardo de Vera y Pintado, que se utilizaron en la celebración del pasado 18 de Septiembre.

Santiago, 30 de Septiembre.

El Aniversario de la instalación del nuevo gobierno, transferido del 18, se celebró este día con una pompa y esplendor singular, digno del alto asunto de que se hacía memoria. No podía solemnizarse con menor magnificencia el gran paso con que la patria se apresura a su libertad, ni podía enarbolarse su estandarte con menor majestad y decencia. Van a continuación los himnos que se cantaron, y las inscripciones que se pusieron en los arcos triunfales. Su lectura dará alguna idea de la liberalidad de principios y del delicado gusto de las honorables personas que dirigieron esta función brillante, hasta ahora única para nosotros.

Himnos patrióticos.

Primero

Coro:

En día tan glorioso
coronad de laureles
eternos y triunfales
de la patria las sienes;
dadle perpetuo honor.

Hoy sale de las sombras,
y del sueño profundo;
y se presenta al mundo
rodeada de esplendor.
Sacudió el yugo indigno,
que sufrió por costumbre:
la dura servidumbre
en Chile feneció.

En día, etc.

Detestan las cadenas
los hombres animosos;
ni pechos generosos
sufren tal condición.
Aspiran al renombre
los ánimos marciales:
hazañas inmortales
Anhela el corazón.

En día, etc.

La libertad augusta
hoy desciende del cielo,
de los hombres consuelo,
fomento del valor.
¡cuán varonil se muestra!
¡cuán robusta y gloriosa!
enarbola gozosa
el patrio pabellón.

En día, etc.

Resplandece en su rostro
ardor republicano,
y en su cándida mano
divisa tricolor.
Respira independencia,
denuedo, y heroísmo:
inspira patriotismo,
y disipa el temor.

En día, etc.

Camilo Henríquez.

Himno Segundo.

Ya de Chile los genios ilustres
le preparan las sendas de honor,
y resuena con noble entusiasmo
de la patria la intrépida voz.
Conociendo sus altos derechos
los proclama con fuerza y valor,
y al gran día de su independencia
se apresura con paso veloz.

¡Oh progenie de Arauco gloriosa!
respirad el heredado ardor;
que el ocaso del vil despotismo
es la aurora del más bello Sol.
De su vuelta tercera en memoria
el gran pueblo triunfos decretó,
y en los fastos de sagrados ritos
de Septiembre el diez y ocho escribió

Bernardo de Vera.

Himno Tercero

Que viva la patria,
musas entonad,
a la luz preciosa
de la libertad.

Salve hermoso día
en que la unidad
principió las glorias
del reino feraz.
¡Que las sabias leyes
le alcancen a dar
con su independencia
su felicidad!

Que viva, etc.

El augusto día
empezó a brillar,
en que los esclavos
pueden respirar.
Yacen en la tumba
el poder fatal,
y duros designios
del plan colonial.

Que viva, etc.

Del poder infausto
la sombra estará
rodeada del odio
público y tenaz.
El hombre recobra
la gran majestad,
que naturaleza
le quiso donar.

Que viva, etc.

Las generaciones
nos bendecirán,
cuando a nuestro esfuerzo
libres se verán.
De padres a hijos
la voz pasará;
y esta amable historia
¡Que honor nos hará!

Que Viva, etc.

Bernardo de Vera.

Inscripciones

Ensalzad de la patria el nombre claro
hijos del Sud: despedazad cadenas.
Apareced gloriosos en el mundo
por vuestra libertad e independencia.

En triste oscuridad pobres colonos
por tres centurias os miró la tierra,
indignada del bajo sufrimiento,
que toleraba oprobios y miserias.

¿Derechos sacrosantos e inmutables
no recibisteis de la naturaleza?
Pues por que tan esclavos habéis sido,
Viviendo oscuros en la dependencia?

¿Sois hombres? pues sed libres, que los cielos
al hombre hicieron libre: sus eternas
e imprescriptibles leyes lo prescriben,
y la razón lo dicta y manifiesta.

¿Y el celebre derecho de conquista?
¿puede ser un derecho la violencia?
¡llamar derecho al robo, al exterminio!
Derecho es de ladrones, y de fieras.

Si da derechos la conquista,
somos nosotros dueños de estas tierras,
pues todos somos, sin haber disputa,
de los conquistadores descendencia.

Títulos más sagrados y más nobles
tiene la patria por que libre sea:
poblada de hombres libres, gozar debe
toda su libertad e independencia.

¿Hasta cuando en papeles miserables
se buscan los derechos?  La suprema
mano los escribió en los corazones;
esta es la voz de la naturaleza.

En fin gracias al cielo; ya la patria
de su sueño y letargo se avergüenza:
maldice el sufrimiento de tres siglos,
siglos de oscuridad, y de cadenas.

Revive el fuego patrio: en nuestros pechos
la llama de los héroes ya se muestra:
se ama la libertad, se ama la gloria;
el gran nombre, y la fama se desea.

En donde en otro tiempo el yugo indigno
de servidumbre se sufrió por fuerza,
hoy de la libertad republicana
el estandarte tricolor se eleva.

Arde la juventud en marcial fuego;
ardor republicano es quien la alienta;
todo predice el triunfo de la patria,
el gran nombre y libertad eterna.

El estruendo, que forman al romperse
vuestros pesados grillos y cadenas,
¡cuánta consolación, cuánta esperanza
derramará en los pueblos que os observan!

De libertad los triunfos no acompañan
ni suspiros, ni lágrimas, ni quejas.
Las alegrías, sí, de los tiranos
cuantos clamores, cuantos llantos cuestan

Cuando de la opresión cae un coloso
toda la especie humana se consuela;
los nobles gozos de los pueblos libres
la razón preconiza, y los celebra.

Este día solemne y sacrosanto
de una vida más noble no perezca.
Se eternice en los fastos, y la fama
se encargue de extenderlo por la tierra.

Camilo Henríquez.