Provincias |
Capitales
|
Población de las Capitales. |
México |
México |
14.000 [8] |
Tlaxcala |
Puebla |
108.000 |
Michoacán |
Valladolid |
47.000 |
Oaxaca |
Antequera |
40.000 |
Guadalajara |
Guadalajara |
89.000 |
Yucatán |
Mérida |
35.000 |
Nueva Vizcaya |
Durango |
38.000 |
Nuevo Reino de León |
Linares |
29.000 |
Sonora y Sinaloa |
Sonora |
26.000 |
San Luis |
Potosí |
35.000 |
Panuco |
Panuco |
22.000 |
Campeche |
Campeche |
18.000 |
Nueva Galicia |
Compostela |
21.000 |
Guanajuato |
Guanajuato |
83.000 |
Santander |
Santander |
25.000 |
Tabasco |
Tabasco |
30.000 |
Nuevo México |
Nuevo México |
19.000 |
Coahuila |
Coahuila |
17.000 |
Zacatecas |
Zacatecas |
27.000 |
Acapulco |
Acapulco |
8.000 |
Villa Hermosa |
Villa Hermosa |
12.000 |
Bacalar |
Bacalar |
15.000 |
Californias |
Loreto |
6.000 |
Tejas de la Frontera |
Texas |
9.000 |
Cocotlán de la Frontera |
San Luis |
10.000 |
Querétaro |
Querétaro |
62.000 |
Acámbaro |
Acámbaro |
40.000 |
Celaya |
Celaya |
19.000 |
Además de las veinte y ocho Provincias mencionadas, hay otras 80 menos importantes. Las ciudades de Nueva España son 42.
Extracto del "Español".
Mr. Humboldt ha calculado la actual población de Nueva España según la proporción de bautismos a entierros, sacada de los libros parroquiales, y según un empadronamiento efectivo hecho en 1793 por el Conde de Revillagigedo, Virrey de aquel reino. Según este censo, la población de todo el virreinato subía entonces a 4.483.559 almas. Pero tantos eran los motivos de sospecha, miedo e interés que concurrían en el pueblo para hacerle ocultar del gobierno su verdadero número que, según los empleados en el padrón, la población real del reino excedía en una sexta, o por lo menos en una séptima parte a la que constaba por las listas. Mr. Humboldt solo pone un décimo por este error, y calculando el aumento de población en los años siguientes a razón de la mitad del número que dan los libros parroquiales, saca que la población en 1803 era de 5.800.000 almas, y creo muy probable que en 1808 llegaba a seis millones y medio. Por el examen de los libros de diferentes parroquias infiere que la proporción de nacidos a la población entera es como uno a diez y siete, y la de los muertos como uno a treinta; y halla que el número de infantes varones excede al de hembras en la proporción de 100 a 97, algo menos que la que se observa en Francia.
No es necesario recurrir a informes de aduanas, ni acumular detalles estadísticos para convencernos de que Nueva España se halla en un estado de adelantamiento progresivo y rápido. La extensión y mejora de su agricultura y manufacturas, el aumento de sus ciudades y villas, el embellecimiento de su capital y ciudades principales, las sumas expendidas por sus habitantes en establecimientos benéficos o de adorno, los progresos de la educación, y el cultivo de las ciencias útiles o agradables, por su juventud, son indicios nada equívocos de un estado de prosperidad y progreso, como lo contrario es síntoma de decadencia y ruina. La ciudad de México se ha mejorado y embellecido mucho desde que la vio el abate Chappe en 1769. Debe una excelente policía y las ventajas de un buen enlozado y alumbrado, al conde de Revillagigedo; los virreyes sus sucesores, ayudados de la munificencia de sus habitantes, la han adornado con edificios públicos magníficos. El edificio destinado para la escuela de minas, erigido por el tribunal de mineros, a costa de tres millones de francos [9], honraría las mejores plazas de Londres o París, y considerando el objeto a que está destinado, acredita igualmente el juicio y gusto de sus fundadores. La estatua ecuestre de Carlos IV, en bronce, obra de Tolsa, artista mexicano, es digna de fama por la grandeza de la empresa, como por la excelencia y dificultad de la ejecución. Esta estatua, que pesa 450 quintales, está colocada sobre un pedestal de mármol, y en la opinión de Mr. Humboldt excede en belleza a cualquiera monumento de este género en Europa, exceptuando la estatua de Marco Aurelio en Roma. Ninguna ciudad de América tiene establecimientos científicos tan grandes y sólidamente planteados como la ciudad de México. Los ramos superiores de las matemáticas, de física, química, mineralogía y botánica se cultivan felizmente por sus habitantes, y en muchas ciudades de provincia se encuentran sujetos adelantados en estas ciencias. De tres astrónomos que se han distinguido últimamente en Nueva España, dos de ellos, Velázquez y Gama se nombran con el mayor respeto en la obra que examinamos, y el tercero, Alzate, parece que ha sido utilísimo a sus paisanos, excitándolos a estudios científicos. Cuando Mr. Humboldt entró en el salón de la academia de pintura y escultura de México, se sorprendió al ver la colección de vaciados de estatuas antiguas, colección que asegura ser superior a cualquiera de este género que puede hallarse en Alemania, y notó que la atención que se da a estas artes y la arquitectura aparece muy visiblemente en todos los edificios nuevamente erigidos en la capital, o en las provincias. Halló que aún la pequeña ciudad de Jalapa tiene una escuela de dibujo, establecida por los vecinos pudientes donde los hijos de los pobres se educan de valde.
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[8] |
Consta por los últimos padrones.
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[9] |
Sobre 125.000 libras esterlinas; sobre 600.000 duros.
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