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Fuentes Bibliográficas
Homenaje a Vicuña Mackenna Tomo 2º.
Capítulo XXXVIII.

En la intensa labor de agitación y propaganda americanista de Vicuña Mackenna, en Estados Unidos, destaca, sin duda, La Voz de América, periódico fundado por él en Nueva York y cuya influencia en Norte y Sud América fue considerable.

Era menester hacerse oír en todos los rincones del continente y para ello no había sitio más adecuado que la metrópoli yankee. «Desde Nueva York -escribe Vicuña- estábamos como en una encumbrada tribuna donde nos oirían los pueblos de nuestra raza y los ajenos». «Resolvíme -añade- a dar a luz, a las dos semanas de haber llegado a Nueva York, un periódico político que sirviera no sólo de paladín a la causa de Chile, sino de vehículo a todas las aspiraciones e intereses de nuestras repúblicas hermanas. De esta misión vino su título La Voz de América.

Ayudado por don Luis Aldunate y un periodista italiano llamado Marcos Paolo, que conocía a fondo España, lanzó el primer número el 21 de Diciembre de 1865. Pero, como viese que la asistencia de Aldunate en la tarea de corregir era suficiente, con no poco pesar renunció a la cooperación de Paolo (153).

En el prospecto de su diario, Vicuña expresaba su fe americanista: «La América latina, como raza y como asociación de repúblicas, no menos que por razones de historia, de política, de comercio, de topografía, y más que todo de porvenir, tiene una misión que desempeñar en la gran autonomía de los pueblos; y de esta convicción innata pero irresistible nace la tendencia tan pronunciada que se observa en todas sus fracciones a la unión recíproca y común en un solo todo».

Y juzgando de ese proceso: « En verdad, la humanidad marcha sometida a leyes fatales que se cumplen a despecho de toda previsión y de toda fuerza».

Describía, en ese pórtico abierto sobre magníficas expectativas espirituales, la situación continental. «La América del Sur, a pesar de las hondas y sangrientas disenciones que la han destrozado y que ponen a la vez a descubierto su poderosa vitalidad, pues a pesar de ellas sus repúblicas existen y crecen, había llegado al punto en que un elemento nuevo la iba a transformar. Chile se desarrollaba con una rapidez sin ejemplo en todas las vías del progreso material e intelectual; el Plata, empujado por la corriente de una inmigración creciente y cada día más poderosa, veía desaparecer ante sus ojos la soledad de sus riberas y de sus pampas, inundadas por una vida nueva que venía de afuera; el Perú, la más rica de las naciones de la tierra, tomadas en consideración sus necesidades y su población, dominaba en el comercio del mundo por, la exportación de productos valiosísimos, capaces de despertar la bastarda codicia de cualquier corte corrompida, como el guano, el salitre y el bórax; Colombia, se pronunciaba con una abierta decisión hacia su antigua y gloriosa unión, buscando así la restitución de su poder y de su prestigio, y por último, Méjico, la infeliz Méjico, desangrada y empobrecida como se hallaba, glado por nosotros sin gasto alguno de redacción, me veo obligado a dar a Ud. las gracias por su valiosa cooperación. Créame Ud. que sólo el cumplimiento de mi deber me obliga a dar este paso.

Paolo le respondió, en carta de 17 de Enero de 1866: Pero aunque nuestro convenio cese con sentimiento mío, yo habré sacado al menos la ventaja de hacer el conocimiento de una persona tan apreciable en todos conceptos. Yo no puedo hacer a Ud. ofrecimientos por la inutilidad en que me encuentro, pero sí puedo asegurarle que conservaré un grato recuerdo de las simpatías y afección que Ud. me ha dispensado.» tenía todavía fuerza suficiente para consumar una de las más grandes, costosas y sangrientas evoluciones que le ha cumplido llenar al espíritu humano: la de abolir la teocracia que no es sino la peor fórmula del feudalismo, puesto que es el feudalismo de la conciencia».

En el prospecto también anunciaba Vicuña sus propósitos de combatir en forma enérgica por la libertad de Cuba y Puerto Rico. Este objetivo primordial que, como podrá verse luego, fué cumplido con largueza, no pudo por menos de despertar las suspicacias de la cancillería yankee y de la prensa y gobierno españoles.

La Voz de América alcanzó a vivir más de un semestre y su último número apareció el 21 de junio de 1866, al término de la misión de su fundador. Sus columnas recibieron colaboraciones de Sarmiento, de Macías, de los principales patriotas cubanos y portorriqueños y de muchos hombres notables, sin contar la muy nutrida del propio Vicuña (154). La labor fué por todo extremo considerable, alcanzándose la intensificación del movimiento revolucionario en Cuba, movimiento que no se extinguiría sino con el logro de su independencia de España.

No fué por cierto La Voz de América el menor de los esfuerzos hechos por Vicuña Mackenna en el magno proceso de unificación continental, que, si bien interrumpido por largo período de desenvolvimiento económico burgués, se encuentra hoy cercano de las etapas realizadoras.

 

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Notas

153

La separación de Paolo, hecha a fin de economizar al erario nacional una suma que no alcanzaba a doscientos peso; mensuales, produjo en Vicuña considerable pesadumbre, pues se trataba de un periodista anciano y meritorio, digno de la mayor simpatía.
Vicuña le había escrito a tiempo de rescindir el contrato: «Me hallo pues en el caso, amigo mío, de establecer la más estricta economía; y como el periódico puede ser arre
glado por nosotros sin gasto alguno de redacción, me veo obligado a dar a Ud. las gracias por su valiosa cooperación.. . Créame Ud. que sólo el cumplimiento de mi deber me obliga a dar este paso...
Paolo le respondió, en carta de 17 de Enero de 1866: .Pero aunque nuestro convenio cese con sentimiento mío, yo habré sacado al menos la ventaja de hacer el conocimiento de una persona tan apreciable en todos conceptos. Yo no puedo hacer a Ud. ofrecimientos por la inutilidad en que me encuentro, pero sí puedo asegurarle que conservaré un grato recuerdo de las simpatías y afección que Ud. me ha dispensado».
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154

He aquí el sumario del primer número de La Voz de América y el de otro, escogido al azar: el 10, de fecha 21 de Marzo de 1866.
Número 1: La Voz de la América (prospecto).-Chile y España.-La España por dentro.-Cuba y los cubanos.-Chile y los Estados Unidos bajo un punto de vista comercial.-M. de Lamartine y la América.-El Courrier des Etats Unis y la doctrina Monroe.-Méjico y Bélgica.-La señal está dada.-Estados Unidos.-El Presidente de la República de Chile y su gabinete.-Los comerciantes de Nueva York y el bloqueo de Chile.- El manifiesto del gobierno de Madrid en la cuestión chileno-española.-contramanifiesto del Ministro de Relaciones Exteriores de Chile sobre la presente guerra entre la República y España.
Número 10: Insurrección en Cuba.-La revolución en Cuba y Puerto Rico.-La esclavitud de los negros en las Antillas españolas (II).-Las mujeres de Cuba.-Los destinos de Cuba.-Incorporación del Ecuador y de Bolivia en la alianza Sud-Americana. -Tratado de alianza entre el Perú, Ecuador y Chile-Ruptura diplomática entre Chile y el gobierno de la República Oriental.-El cobre de Chile en los Estados Unidos; monopolio y privilegios.-Los chilenos en California.-La cuestión de Chile y la prensa belga. - La España en disolución (III).-O'Donnell y Vellido Delfos.-Otro incidente parla-mentario.-Otro escándalo en las Cortes.-Empréstito de Chile en Londres.-¿Cuál es la moral del cuento?-Tres causas de la guerra de Chile con España.-Portentosa habilidad del ex-comisario regio Salazar y Mazarredo.-El corsario Meleos.-Peripecias de la guerra entre la América del Sur y la España,-Otro incógnito.-Dudas.-Guerra inevi
table entre la Europa y la América (II).-La República de Chile (Lectura en el «Club de los Viajeros» (M).-Aviso,.
El último número lleva Indice completo.
«El gasto de esa publicación-escribe Vicuña-mientras estuvo a mis órdenes no pasó de 5,000 pesos papel moneda, costando cada número con grabados y suplementos cerca de 300 pesos de aquella moneda».
Vicuña Mackenna corregía personalmente las pruebas de imprenta y disponía, con no pequeño trabajo, su distribución, cuidando de que llegara a manos de intelectuales, políticos y profesionales destacados de todo el continente.
Aún cuando llevado de su americanismo Vicuña cedió La Voz de América a revolucionarios cubanos, antes de abandonar Estados Unidos, suponemos no apareció ningún número con posterioridad a su partida. El total de los que fueron impresos bajo su dirección fué 28, esto es, 19 números y 9 suplementos (de los cuales uno dedicado a Méjico, cinco a Cuba, dos al Perú y a la victoria general de América, y uno sobre el bombardeo de Valparaíso). El número 16 tuvo dos suplementos.
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