Según lo que hemos tenido ocasión de indicar en el curso de este ensayo, y particularmente hablando de la provincia de Santiago, toda presunción, aun aproximativo, sobre la extensión general del territorio de la República chilena es aventurada. El único hecho averiguado es que esta extensión es mucho mayor que lo que se ha supuesto hasta ahora.
La forma longitudinal del país, la inclinación de su suelo, desde las nieves de los Andes hasta los arenales ardientes de una gran parte de sus costas, y los dos paralelos que marcan su posición geográfica en la zona templada, manifiestan bastante la variedad de su clima y la naturaleza de sus producciones. Bajo este respecto, puede dividirse el país en tres regiones bien distintas: la de las minas, al norte; la de la agricultura, al centro; la de los bosques, al sur. En esta última región se encuentran los ríos navegables y los que son susceptibles de serlo; pero éstos tardarán mucho en rendir servicios útiles a la industria y comercio, porque en Chile se tiene la costumbre de pedir a la naturaleza lo que solo se pide al arte en Europa.
No haremos mención del fenómeno de los temblores de tierra, a los cuales está expuesta toda la parte occidental de la América del Sur. Nosotros no les concedemos una influencia tan poderosa sobre la perturbación del bienestar de los hombres como la que les atribuyen varios autores de viajes, siempre dispuestos a describir peligros en los cuales pretenden haberse encontrado.
Siendo aun del dominio de la presunción o del de los sistemas más o menos ingeniosos, las causas de los temblores de tierra, nos abstendremos de agregar por nuestras indicaciones más sombras sobre su origen y sobre la época probable en que con más frecuencia tienen lugar.
Desde que Chile comienza a figurar como colonia española, hasta nuestros días, es decir en el espacio de 315 años, no se han experimentado más que cinco terremotos: en 1647, 1730, 1751, 1822 y 1835. Sus efectos no se han hecho sentir más que de una manera parcial sobre algunos puntos de la República; las poblaciones conmovidas han sufrido la ruina de sus edificios. En estas cinco calamidades; que han acaecido en el lapso de más de tres siglos, se presume que han perecido mil veinticinco individuos. Las otras conmociones terrestres que se experimentan de tiempo en tiempo no son más que sacudimientos sin consecuencia. Ellas remecen en algunas ocasiones las casas mal construidas, pero sin hacerlas caer, y una vez pasado el momento de la turbación, provocan una risa general, ocasionada por los episodios ridículos que un miedo instantáneo y súbito produce entre los numerosos habitantes de una ciudad, en un momento dado. Pero el nombre solo de temblor de tierra hace estremecer a un europeo del norte. El autor del Viaje a las dos Américas, publicado bajo la dirección de M. Alcide d'Orbigny, en 1854, dice hablando de Chile: "Por muchas que sean las ventajas que presenta Chile por la excelencia de su clima y la fertilidad de todas las partes de su suelo susceptibles de regadío, estas ventajas son más que contrabalanceadas por los temblores de tierra a los cuales está sujeto el país". Sin embargo, en Chile no se conocen los efectos del rayo ni del granizo que caen casi en todas partes; los huracanes que despedazan los buques contra las costas, desarraigan los árboles y arrasan barrios enteros de las ciudades en las Antillas y en China, son igualmente desconocidos; las fiebres endémicas, propias de los países intertropicales, y que son la sentencia de muerte de un gran número de europeos que los visitan, no existen tampoco entre nosotros, como ya lo hemos hecho observar en otra parte; el cólera que asola comarcas enteras en Europa, en Asia y hasta en la América misma, no ha azotado todavía nuestro país, cuyas grandes ventajas son más que contrabalanceadas por los temblores de tierra; y a nadie se le ha ocurrido hasta ahora decir otro tanto de los países intertropicales y de la Europa! Así es como a fuerza de querer calificar las cosas por un solo rasgo, se llega a ser a menudo injusto y con más frecuencia infiel.
Lejos de mí la pretensión de querer dar a entender que los temblores de tierra no son una verdadera calamidad, sobre todo en las regiones donde este fenómeno se manifiesta con toda su fuerza; me limito únicamente a comprobar que no son, en mucho, de temer en Chile como en las regiones situadas al norte del desierto de Atacama, según lo ha demostrado la experiencia durante más de tres siglos. Además, las casas están arregladas de modo que pueden prevenirse las desgracias que causaría un hundimiento, y como la conmoción terrestre se anuncia siempre por un fuerte ruido, que precede al sacudimiento, todo el mundo tiene tiempo de salir y esperarlo en los grandes patios y jardines de que están provistas las casas.
Los conocimientos que poseemos sobre la población de Chile son menos vagos que los datos que han podido recogerse sobre la extensión de su territorio; sin embargo, dejan todavía mucho que desear.
El ramo más interesante de la estadística, el que tiene por objeto ocuparse de un modo filosófico del empadronamiento de los pueblos, está aún muy nuevo y lejano de la perfección, para que pueda, en un país tan poco previamente dispuesto como el nuestro, responder a todas las cuestiones que un buen censo está llamado a resolver. Los censos que han precedido al de 1853, no pueden pues clasificarse sino en la categoría de meras suposiciones. El de 1813 hace subir la población a 980.000 almas. El barón de Humboldt calcula que sería de 1.100.000 en 1823, y el censo de 1843 hace bajar la cifra de los habitantes, 20 años después, a 1.081.494. Felizmente, el censo de 1854, vino a poner término a las incertidumbres y fijó el número de habitantes de la República en 1.439.120. Sin embargo, por mucho cuidado que se haya puesto en él, por muy detallado y minucioso que sea, deja aun vacíos que llenar y multitud de cuestiones sin respuesta, lo mismo que la mayor parte de los censos que se hacen en los países más ilustrados de Europa(*).
Faltando absolutamente las investigaciones sobre el monto del consumo interior de los productos chilenos, debemos ceñirnos a señalar aquí el de la exportación, el cual estando bien comprobado por la hermosa colección de documentos estadísticos oficiales que poseemos, puede dar una medida aproximativa de la producción general.
La industria agrícola, como lo hemos hecho notar ya, está aún en Chile en su primera infancia. Se comienza apenas a hacer uso del arado perfeccionado y de la hoz. Estos ensayos son debidos a los esfuerzos de algunos particulares ilustrados que, reunidos en un congreso industrial, bajo el nombre de Sociedad de Agricultura, tratan de reemplazar la rutina por las mejoras europeas. El Gobierno, por su parte, mantiene aquella hermosa Escuela Normal de Agricultura, de la que ya se ha hablado y donde se practican los nuevos descubrimientos a fin de mostrar su ventaja y su aplicación. A esta quinta modelo, donde se encuentran vastos planteles de plantas indígenas y exóticas, y las más bellas razas de los animales reproductores de Europa, cada provincia envía un alumno que debe a su vez, dirigir un establecimiento semejante en su sección natal; en fin, todo hace presagiar una reforma general en la más importante de las industrias humanas.
Se saben ya cuales son nuestras producciones vegetales; los cuadros siguientes dan una idea de su proporción relativa a la masa total, deduciendo lo que proviene de la industria selvícola. En el primero presentamos los productos inmediatos de la agricultura y en el segundo, los que resultan de las más simples operaciones industriales a que se les somete(91).
PRODUCCIONES INMEDIATAS
Designación
|
1844
|
1855
|
Cantidades
|
Valor $
|
Cantidades
|
Valor $
|
Alfalfa (semilla) |
3.646 fs.
|
23.719
|
49 fs.
|
340
|
Ajo |
24 mil.
|
21
|
305 mil.
|
905
|
Ají |
68 fs.
|
119
|
20 fs.
|
160
|
Algarrobilla |
858 fs.
|
1.020
|
--
|
--
|
Almendras |
80 qles.
|
3.040
|
152 fs.
|
3.720
|
Anís |
10 fs.
|
64
|
95 fs.
|
1.330
|
Trigo |
68.639 fs.
|
179.374
|
258.861 fs.
|
1.078.113
|
Cachanlagua |
59 qles.
|
350
|
04 qles.
|
80
|
Coquitos |
1.973 fs.
|
13.794
|
1.034 fs.
|
5.759
|
Comino |
415 fs.
|
1.660
|
810 fs.
|
3.240
|
Cáñamo (semilla) |
17 fs.
|
18
|
52 fs.
|
208
|
Chalotas |
2 fs.
|
6
|
-
|
-
|
Flores (semilla) |
1 fs.
|
50
|
66 fard.
|
710
|
Pasto |
1.710 qles.
|
3.252
|
1.523 qles.
|
6.092
|
Frutas frescas |
94 qles.
|
583
|
4.435 qles.
|
8.367
|
Garbanzos |
357 fs.
|
1.508
|
65 fs.
|
346
|
Granzas |
36 fs.
|
35
|
78 fs.
|
78
|
Fréjoles |
6.177 fs.
|
24.672
|
17.162 fs.
|
115.274
|
Legumbres frescas |
676 fard.
|
3.438
|
1.678 fard.
|
3.061
|
Lentejas |
676 fard.
|
3.438
|
101 fard.
|
427
|
Linaza (semilla) |
2 ar.
|
6
|
-
|
-
|
Maíz |
592 fs.
|
1.174
|
567 fard.
|
2.161
|
Alpiste |
84 fs.
|
588
|
260 fard.
|
2.065
|
Mostaza (semilla) |
61 qles.
|
366
|
125 libs.
|
16
|
Nabo (semilla) |
90 fs.
|
390
|
-
|
-
|
Nueces |
5.270 fs.
|
15.836
|
12.415 fs.
|
55.381
|
Avellanas |
6 fs.
|
6
|
-
|
-
|
Cebada |
36.508 fs.
|
53.245
|
89.158 fs.
|
265.260
|
Orégano |
1.120 fs.
|
2.244
|
1.110 fs.
|
3.728
|
Paja de trigo |
1.329 fard.
|
758
|
59 fard.
|
50
|
Arvejas |
464 fs.
|
1.099
|
11 fs.
|
50
|
Papas |
5.913 fs.
|
10.168
|
5.561 fs.
|
16.983
|
Piñones |
32 fs.
|
92
|
130 fs.
|
2.560
|
Quillay (cáscara) |
242 qles.
|
596
|
422 fs.
|
844
|
Raigrass |
55 fs.
|
27
|
-
|
-
|
Asafrán |
1.335 libs.
|
416
|
-
|
-
|
Total |
1.576.257
|
Designación
|
1844
|
1855
|
Cantidades
|
Valor $
|
Cantidades
|
Valor $
|
Almidón |
84 qles.
|
422
|
351 qles.
|
1.755
|
Escobas |
362 docs.
|
171
|
1.122 docs.
|
558
|
Bizcochos |
22.653 qles.
|
79.864
|
28.137 qles.
|
99.970
|
Cerveza |
24 docs.
|
36
|
120 docs.
227 gals
|
676
|
Calabazas |
1.093 grus.
|
2.186
|
50 docs.
|
7
|
Cables |
800 qles.
|
1.200
|
3.397 qles.
|
61.138
|
Cuerdas de cáñamo |
657 qles.
|
7.884
|
1.163 qles.
|
20.213
|
Carbón de leña |
671 fags.
|
505
|
1.430 fags.
|
2.842
|
Chuchoca |
10
|
17
|
16 fags.
|
65
|
Chuño |
12 qles.
|
207
|
2.203 libs.
766 gals.
|
221
5.207
|
Aguardiente |
365 gals.
|
267
|
270 docs.
258 arbs.
|
3.229.784
|
Estopa |
223 qles.
|
669
|
683.203
|
2.040
|
Harina de trigo |
60.467 fags.
|
352.109
|
420 qles.
|
8.896
|
Frangollo |
376 fags.
|
1.353
|
1.112 fags.
|
-
|
Frutas secas |
752 fags.
|
4.216
|
fags.
|
2.241
|
Harinilla |
7 fags.
|
6
|
2.241
|
-
|
Hojas cortadas |
2.540 grus.
|
2.540
|
grus.
|
1.050
|
Aceite de oliva |
2 cajs.
|
2
|
350
|
-
|
Caldo de uva |
44 arbs.
|
49
|
arbs.
|
3.320
|
Caldo de manzana |
4 arbs.
|
6
|
288
|
33.985
|
Pasas |
337 qles.
|
4.572
|
38.485 qles.
|
1.218
|
Afrecho |
2.384 fags.
|
1.333
|
805 fags.
|
21.086
|
Esteras |
190 piez.
|
143
|
7.033 docs.
|
219
|
Fideos |
81 cajs.
|
137
|
612 arbs.
|
2.325
|
Vinagre |
801 arbs.
|
1.981
|
627 gals.
|
1.764
|
Vino |
748 arbs.
|
2.552
|
89 arbs.
|
1
|
Cáñamo |
-
|
-
|
1 qles.
|
294
|
Culén |
-
|
-
|
147 qles.
|
3
|
Espíritu de vino |
-
|
-
|
1 qles.
|
702
|
Frutas en aguardiente |
-
|
-
|
117 doc.
|
700
|
Harina tostada |
-
|
-
|
90 fags.
|
125
|
Legumbres conservadas |
-
|
-
|
165 fdos.
|
24
|
Miel de palma |
-
|
-
|
1 fdos.
|
30
|
Cebada |
-
|
-
|
10 saco
|
1.321
|
Aceitunas |
-
|
-
|
1.107 fdos.
|
40
|
Ron |
-
|
-
|
400 gals.
|
-
|
Sémola |
-
|
-
|
libs.
|
-
|
Total
|
3.501.920
|
Basta echar una mirada sobre estos cuadros para ver el aumento de la producción y de los valores, y las pocas nuevas industrias que han concurrido en el espacio de 12 años a aumentar la nomenclatura de las que ya existían. Lo repetimos, la industria falta en Chile, no por falta de primeras materias, cuya variedad y abundancia es conocida, no por la escasez de capitales; sino por falta de conocimientos y de hombres especiales para hacerla desarrollar. Conociendo ya el clima chileno y la bondad del suelo, el capitalista y el industrial verán, al examinar los cuadros precedentes, lo que les queda por emprender.
Tanto como lo permiten los límites de este ensayo, hemos demostrado, al hablar de las provincias de Valdivia y Chiloé, en que consiste nuestra industria selvícola. En Chile no se cuidan los bosques, se les destruye; es cierto que no se ha sentido aun la necesidad de velar por su conservación. Los cortes se hacen precisamente en la época de la savia ascendente, lo que aminora la calidad de las maderas labradas. El instrumento empleado generalmente es el hacha; la introducción de las máquinas de aserrar se hace tan lentamente que no se ven sino algunas de una gran imperfección en las regiones mismas, cuya primordial riqueza deriva de los bosques. Sin embargo, la madera del país podría no solo hacer excluir en la República la madera de construcción extranjera, sino aun ir a disputarle con éxito el mercado en muchas partes del litoral del mar Pacífico.
He aquí el monto de la producción selvícola que figura en el comercio interior y exterior hecho en 1855, por la vía marítima. La cifra del que se ha hecho por tierra en el mismo año, para las necesidades de las provincias situadas en el interior del país, nos es desconocida.
1855
|
Productos inmediatos
|
Productos mediatos e industriales
|
Designación |
Cantidades
|
Valor $
|
Designación |
Cantidades
|
Valor $
|
Plantas indígenas |
11 fardos
|
800
|
Artesas y utensilios domésticos hechos en general de una sola pieza |
479 pzs.
|
1,703
|
Leña |
-
|
14.555
|
Palos de buques |
2.265.000 pzs.
21 piezas
|
920
|
Vigas y tablas de distintas dimensiones |
3.146.571 pzs.
|
768.614
|
Duelas |
1.300 pzs.
|
52
|
Molinete de buque |
1 pzs.
|
50
|
Remos |
82 pzs.
|
123
|
Ruedas de carretas |
15 pars
|
540
|
Total
|
784.889
|
Total
|
2,467
|
Las producciones del reino animal han perdido mucho de su importancia, desde que el cultivo de las tierras ha llamado sobre ella la atención de los agricultores a causa de las grandes ventajas que les procura. Los esfuerzos que hace el Gobierno para la introducción de las razas perfeccionadas de los animales domésticos, esfuerzos secundados por el celo digno de encomio de algunos particulares inteligentes y por las publicaciones de la Sociedad de Agricultura, comienzan a probar no sólo que el arte de criar animales no ha existido jamás en Chile; sino que reduciendo su número y cuidándolos mejor, se obtienen más beneficios que los que se obtenían antes confiándolos a la naturaleza.
El monto anual de la producción animal es aún más difícil de precisar que el de los artículos que provienen de los demás reinos de la naturaleza, a causa de que su exportación no es considerable y que se ignora absolutamente lo que se consume en el interior. He aquí, sin embargo, el cuadro de la exportación de este ramo importante de nuestras riquezas nacionales durante el año 1855.
PRODUCTOS ANIMALES EXPORTADOS EN 1855
Designación
|
Cantidades
|
Valor $
|
Vacas y toros vivos |
10
|
350
|
Carne salada |
3.490 quintales
|
24.624
|
Charqui |
3.613 quintales
|
50.522
|
Lenguas de vaca secas |
396 docenas
|
794
|
Grasa de vaca |
2.242 arrobas
|
8.777
|
Sebo de vaca |
647 quintales
|
10.897
|
Velas de sebo |
335 quintales
|
6.030
|
Aceite de patas |
22 galones
|
22
|
Cueros de vaca |
27.440 piezas
|
91.295
|
Cueros de curtidas |
84 piezas
|
252
|
Crín |
10 quintales
|
200
|
Astas de vaca |
136.450 piezas
|
4.175
|
Huesos de id |
1.700 quintales
|
1.700
|
Leche conservada |
456 jarros
|
228
|
Mantequilla |
6.640 libras
|
2.106
|
Quesos |
737 quintales
|
7.638
|
Carneros vivos |
128 quintales
|
384
|
Pieles de carnero |
1.247 piezas
|
467
|
Lana ordinaria |
14.868 quintales
|
162.177
|
Pellones |
4.358 piezas
|
8.716
|
Pieles de cabra |
15.450 piezas
|
4.261
|
Cerdos vivos |
120 piezas
|
248
|
Jamones |
5.043 libras
|
630
|
Jamones |
4.237 piezas
|
3.135
|
Grasa de chancho |
5 quintales
|
77
|
Caballos |
16
|
580
|
Pieles de chinchilla |
2.948 docenas
|
11.092
|
Aves domésticas |
215 docenas
|
885
|
Huevos de gallina |
3.102 docenas
|
768
|
Pescado seco |
23 quintales
|
322
|
Aceite de ballena |
30 galones
|
34
|
Huano |
20.952 quintales
|
15.714
|
Total
|
319.119
|
Se ve que, no obstante la multiplicación de las curtiembres, la extracción de los cueros de vaca, de cabro y de cordero, para el comercio exterior continúa todavía, aunque ha disminuido considerablemente, esto prueba más bien la insuficiencia de las curtiembres relativamente a la masa general de cueros, que la cantidad de sus productos, así la Francia, la Inglaterra y la América del Norte importan aun cueros curtidos para el consumo nacional. Lo mismo sucede con el pescado seco y con tantos otros artículos cuyas primeras materias existen en Chile. Nos limitamos a mencionar estos dos objetos, para que pueda apreciarse cuan provechosos pueden ser a los empresarios la introducción de nuevas industrias y el perfeccionamiento de las establecidas.
La explotación de las minas se hace de día en día más importante, ¡pero cuánto no pierde el país por falta de medios para darle más extensión! Reasumiendo el cuadro que sigue, cualquiera persona, comparando la nomenclatura de los principales metales que ofrece Chile, con lo que figura en el comercio exterior, puede ver cuáles son las sustancias minerales de que no sacamos partido alguno.
PRODUCTOS DE LAS MINAS, 1844
|
1844
|
1855
|
Especies |
Cantidades
|
Valor ps.
|
Cantidades
|
Valor ps.
|
Oro en barra |
47.222 castellanos
|
116.367
|
50 onzas
|
781
|
Plata piña(1)y en barra |
119.930 marcos
|
1.230.458
|
270.984 marcos
|
2.648.746
|
Minerales de plata |
402 quintales
|
3.908
|
255.799 quintales
|
1.603.889
|
Cobre argentífero |
31 quintales
|
93
|
9.873 quintales
|
93.560
|
Cobre en barra |
87.524 quintales
|
1.236.747
|
177.765 quintales
|
2.909.916
|
Virutas de cobre |
-
|
-
|
1.059 quintales
|
12.652
|
Escorias de cobre |
-
|
-
|
472 quintales
|
472
|
Cobre en ejes |
110.551 quintales
|
437.352
|
257.852 quintales
|
1.129.793
|
Minerales de cobre |
205.632 quintales
|
374.620
|
559.560 quintales
|
1.322.365
|
Minerales de níquel |
24 quintales
|
79
|
|
|
Minerales de cobalto |
50 quintales
|
87
|
4.348 quintales
|
8.219
|
Minerales de plomo |
126 quintales
|
126
|
-
|
-
|
Cal |
152 fanegas
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22
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98 quintales
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202
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Carbón mineral |
5.156 toneladas
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39.327
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91.982 quintales
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74.903
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Total
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9.805.498
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Como se ve, la explotación del plomo y del níquel parece estar abandonada, sin que la del cobre y de la plata hayan llegado a su perfección, porque, así como lo hemos dicho en otra parte, se exportan aun las escorias para someterlas en Europa a un nuevo tratamiento. En Coquimbo se ocupan de la laminación del cobre para el uso de la marina, y en muchas partes del país se dedican a la fabricación de calderos del mismo metal.
La enumeración de los artículos que componen los productos chilenos que entran en el comercio, prueba cuan atrasada se halla nuestra industria en general. Es verdad que no teníamos ninguna en la época de la dominación española, y las que poseemos al presente han sido creadas desde nuestra independencia y son debidas a los esfuerzos incesantes de los gobiernos que sucesivamente han dirigido los destinos de la República.