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Fuentes Bibliográficas
Segunda parte.
Capítulo XII. Provincias de Colchagua, Santiago, Aconcagua y Valparaíso.

Provincia de Colchagua
Creada por la ley de 30 de agosto de 1826

La provincia de Colchagua está limitada al sur por la de Talca; al norte, por la de Santiago, de la cual está separada por los ríos Rancagua y Rapel; al este, por la línea culminante de los Andes, y al oeste, por el océano Pacífico. Está comprendida casi en su totalidad entre los 34°26' y 35°48' lat. S. En su valle central, se notan tres ríos principales de origen andino, el Claro, tributario del Cachapoal, el Tinguiririca, cuyas aguas se confunden con el Rapel, y el Teno, que se echa en el Lontué. En el de la costa, se encuentra el torrente de Nilahue, que forma en su desembocadero el lago notable de Cahuil. Numerosos ríos y manantiales secundarios cruzan por todos lados estas grandes corrientes de agua; tales son, el Samorano, el Chimbalonco, el Guaiquillo y muchos otros. No obstante el modesto nombre de arroyos que llevan, se transforman en torrentes espantosos en el rigor del verano, cuando el derretimiento de las nieves, y en la época de las grandes lluvias de invierno.

Las costas no tienen un solo puerto que merezca este nombre. Todas las tentativas hechas hasta ahora para hacer accesibles las ensenadas de Llico, Petrel y Topocalma han sido casi inútiles. No hay duda alguna que el hermoso lago de Vichuquén puede ser, por operaciones preliminares, el mejor puerto interior de la América Meridional; pero los trabajos que exige el canal que debería ponerlo en contacto con el océano, la escollera que sería preciso establecer en un mar cuya fuerza de destrucción es difícil combatir, y los numerosos caminos que sería necesario hacer en un terreno muy accidentado por las ramificaciones de la gran cadena de montañas, son tan costosos que no se ha osado aun tentar su ejecución. Todos los productos de Colchagua están condenados todavía a recorrer la vía de tierra para llegar a los centros de consumo inmediato o del comercio de exportación. Así, se aguarda con la mayor impaciencia que la vía férrea destinada a unir la ciudad de Talca con la de Santiago, venga a dar a Colchagua, facilitando la extracción de sus riquezas naturales, una ventaja que una sola provincia de la República, la de Santiago, podría disputarle. En efecto, Colchagua reúne en sí misma todos los productos que constituyen las entradas de las demás provincias. Nada puede compararse a la fecundidad de la mayor parte del terreno de su valle central, porque une a una riqueza admirable un clima que falta a las regiones que hemos recorrido hasta aquí. El naranjo, el olivo, la vid, la higuera, el granado, el durazno y el almendro, se alternan con el manzano y el cerezo.

Todos los frutos y legumbres de los países templados se dan en Colchagua como en su país natal. La costa está rodeada de los más hermosos pellines y de litres de una dimensión extraordinaria. Se ven allí igualmente bosques de palma produciendo cocos y miel. Las colinas, cubiertas de ricos pastos naturales, mantienen numerosos ganados y dan al agricultor cosechas muy abundantes sin que tenga que recurrir a los abonos de las tierras. Las quebradas de la pendiente occidental de los Andes recuerdan las selvas vírgenes de Valdivia, tanto por el aspecto de sus bosques, como por su vegetación llena de vigor. Pero en el largo valle que se encuentra entre la cadena de los Andes y la de la costa, es donde puede apreciarse la fertilidad del terreno de Colchagua. Al hablar de otras provincias, no he osado avanzar una indicación estadística sobre la cantidad de la cosecha en proporción al grano sembrado, porque la mayor parte de los propietarios ocultan siempre el verdadero rendimiento de sus tierras a los comisionados del Gobierno encargados en esta investigación, por temor a un aumento en los impuestos. Pero habiendo residido diez años en Colchagua, puedo indicar los resultados de mis propias experiencias. He sembrado semilla de fréjoles durante seis años en Cunaco, un año en los Culenes, y tres años en Baldomávida. Una sola vez, en estos diez años, he estado descontento de mi cosecha: no había dado más que 80 por uno. El distrito de Rauco, una parte de los distritos de Teno, de Comalle y de Chimbalonco, los de Quinahue, de Nancagua, de Yaquil y de la Placilla, una parte de Callenque, la sección de Taguatagua, las márgenes del Río Claro y una multitud de otras localidades de este valle presentan las mismas condiciones de fertilidad que el gran valle. Todas las leguminosas se dan allí en muy grande abundancia. No sucede lo mismo con el trigo y la cebada; no rinden más que 10 a 40 por uno. El maíz da casi siempre más de ciento por uno, excepto en la costa y en una zona bastante estéril que rodea al valle central hacia el oriente y que se compone de un terreno arcilloso, desde la ciudad de Rengo hasta Rehuelemu, y de cascajo, desde este último distrito hasta el río Teno. Las riquezas de Colchagua no se limitan a los productos vegetales; los del reino animal son igualmente de una grande importancia. Las praderas naturales y artificiales alimentan manadas de corderos, vacas y caballos, con los que se hace un comercio activo con las provincias del norte.

Las minas de las provincias tienen también su fama. Las de lavaderos de oro tienen su asiento principal a lo largo del valle de la costa; se las explota cada vez que se encuentra una corriente de agua para facilitar la separación del oro del cascajo y arena con que viene unido. Vetas auríferas perfectamente caracterizadas existen en las colinas del Sauce. Antiguas excavaciones de una reputación fabulosa y los restos de las oficinas que se habían establecido en muchos torrentes de las montañas de la costa, para la explotación de los minerales de oro, demuestran que se han dedicado con ahínco a esta industria. Al presente, comienza de nuevo a tomar su desarrollo. La inclinación austral del grupo de montañas de Llaquil, situadas casi en medio del valle central, está no sólo llena de antiguas excavaciones, sino que las ricas vetas de oro que encierra son todavía el objeto de trabajos activos en las montañas de Millahue1 y han dado lugar a la fundación de grandes establecimientos industriales y al nacimiento de la aldea de Llaquil, enteramente habitada por mineros.

Existen vetas de cobre en las montañas de la costa -donde, según se pretende, no tienen continuidad, a pesar de su riqueza exterior- y sobre muchas quebradas de las cordilleras. En un viaje que emprendí para examinar el pasaje andino de las Damas, situado un poco al norte del Planchón, no he podido menos que admirar la gran masa del mineral de cobre que habiendo rodado de las pendientes de las montañas, se encontraba quebrantado y amontonado en el fondo de muchos barrancos tributarios del torrente Claro, una de las fuentes del Tinguiririca. Pero la extracción de este mineral no es aun practicable a causa de su lecho tan avanzado en el interior de la cordillera.

En la costa del departamento de Curicó se dedican a la fabricación de sal marina, y las salinas de Vichuquén, Bolleruca y Cahuil suministran al comercio interior una cantidad muy considerable de esta sustancia, sin que se haya empleado otros medios para obtenerla que el aislamiento de las aguas en las altas mareas y su exposición natural a la acción del viento y del sol.

Las aguas minerales de Cauquenes gozan de una gran fama.

El alejamiento en que se encuentra esta bella comarca del elemento extranjero, a causa de la falta de puertos, ha hecho que sus habitantes conserven aún, en casi toda su pureza, el carácter español originario. Uno de nuestros más espirituales escritores llama a esta sección política la provincia campesina de Chile y lo es en efecto. Las ciudades de Colchagua son consideradas más bien como centros administrativos y depósitos de mercaderías extranjeras, que como localidades que ofrezcan los atractivos y placeres de la sociedad. Las comodidades de la vida y a veces el lujo deben buscarse esparcidos en el campo, donde el rico como el pobre ha sabido rodearse de los objetos necesarios a la vida del hombre civilizado.

He aquí el resumen de la división política de la provincia, distribución de sus habitantes, números de sus ciudades, escuelas, etc.

PROVINCIA DE COLCHAGUA 1856

Departamentos

Subdelegaciones

Inspectorías

Parroquias

Población

Hombres

Mujeres

Escuelas Gratuitas

Escuelas Particulares

Colegios

Hospitales

San Fernando

9

40

6

57.836

27.693

30.233

13

11

1

-

Curicó

15

48

9

76.704

36.463

40.277

15

5

2

-

Caupolicán

9

32

6

58.128

28.329

29.799

11

5

-

-

 

33

120

21

192.704

92.395

100.309

39

21

3

-

 

Cabeceras de departamentos Su renta $ Aldeas
San Fernando
4.645
Nancagua
Curicó
8.046
Santa Cruz
Caupolicán
3.662
Olivar, Malloa
--
16.353
--

Comparación del censo de 1844 con el de 1854

Departamentos 1844 población 1854 población Diferencia
San Fernando
43.211
57.836
14.625
Curicó
59.732
76.740
17.008
Caupolicán
47.341
58.128
10.787
Total
150.284
192.704
42.420

San Fernando, capital de Colchagua y residencia de las autoridades notables de la provincia, es una ciudad mediocre y de aspecto bastante pobre. Su posición, a la margen misma del torrente Tinguiririca, la expone a inundaciones peligrosas cuando el derretimiento de las nieves. Sucede otro tanto a Rengo, expuesto a los desbordes del río Claro. Estas dos ciudades han sido ya destruidas en muchas ocasiones y casi

totalmente por su temible vecindad; sin embargo, las autoridades han procurado en vano determinar a los habitantes a establecerse en las localidades tan bellas como seguras que han puesto a su disposición a algunas centenas de metros más lejos, en alturas fuera del alcance de las grandes crecidas.

Curicó es una pequeña ciudad bastante linda y presenta más comodidades que la capital.

La guardia nacional se compone de 2.112 soldados, de los que 1.235 son de infantería y 877 de caballería.

La instrucción pública no ofrece sobre 10,61 habitantes sino un individuo que sepa leer y escribir y uno sobre 8,67 que sepa leer solamente.

División de la propiedad territorial y diezmo obtenido en 1852(79):

Provincias Departamentos Propiedades Entradas $ Diezmo percibido
Colchagua San Fernando
1.556
384.740
31.060
Curicó
1.692
363.783
23.390
Caupolicán
1.129
356.560
15.250
Total
4.377
1.105.083
69.700

Examinando el estado de la industria de la provincia encontramos que los trabajos agrícolas están tan atrasados como en las demás partes de la República, y que la explotación de sus minas está aún lejos de la perfección. Es inútil, fuera de esto, señalar sus pequeñas industrias, hijas de la economía doméstica, y que la más de las veces no satisfacen más que las necesidades inmediatas de los que se dedican a ellas sin introducir mejoras notables.

Las demás provincias que hemos recorrido no sienten la necesidad apremiante de la irrigación porque su clima fresco, húmedo y lluvioso mantiene en los campos buenos pastos naturales. Así se dedican con preferencia a la cría de animales para su venta en bruto. Otra cosa sucede en Colchagua. Esta provincia tiene en todas partes vastas praderas artificiales de alfalfa bastante bien mantenidas y anchos canales de regadío cruzan en todos sentidos la mejor parte de su valle central. En estas praderas, se reúnen los animales vacunos al fin del mes de septiembre y ya en febrero se procede a su matanza. Los productos que de ellos se sacan, y que se entregan al comercio interior y exterior, son el charqui2, la grasa, el sebo, pieles y astas; lo demás es considerado hasta ahora como inútil. Cada animal suministra, por lo regular, cien libras de charqui y otras tantas de grasa y sebo.

La fabricación de quesos que se llama de Chanco en el comercio, aunque no provienen de este distrito sino en pequeñas cantidades, es muy extensa. Se hace en casi todos los fundos. El número de vacas en cada lechería no es jamás inferior a ciento y muchas veces llega hasta cuatrocientas. En la estación en que se fabrica el queso, cada vaca suministra poco más de cien libras. Esta estación dura generalmente desde el mes de octubre hasta el fin de febrero.

El vino que se manda a Valparaíso tan luego como ha concluido su fermentación tumultuosa no es sino mosto al que se echa a veces, en el momento de enviarlo, una cantidad de jugo de uva que se tiene cuidado de concentrar por la ebullición desde que ha salido del lagar. Esta melaza, cuando no está muy concentrada, es conocida en el comercio bajo el nombre de cocido, y bajo el de arrope cuando tiene más consistencia. El aguardiente que se fabrica en la provincia es hecho de orujo y de los vinos que se tuercen: tiene un gusto corrosivo y un olor empireumático.

Para sacar la miel de palma, se derriba el árbol, enseguida se hace una incisión en el nudo vital y se concentra por la evaporación al fuego la savia azucarada que vierte de él. Esta miel muy estimada, es conocida en el comercio bajo el nombre de miel de palma, el fruto de la palma lleva el nombre de coquito.

Al puerto de Valparaíso se refieren todos los datos estadísticos sobre el comercio de exportación de las cuatro provincias de Colchagua, Santiago, Valparaíso y Aconcagua; echaremos una ojeada sobre estas tres últimas antes de dar el resumen del movimiento comercial.

Provincia de Santiago

Los datos defectuosos de que, a falta de otros mejores, nos hemos servido hasta el presente, deben dar lugar, en lo que respecta a la provincia de Santiago, a observaciones más exactas hechas últimamente, según orden del Gobierno, por el profesor Pissis(80).

Resulta de estas observaciones que esta provincia está comprendida entre 32°54' y 34°26' lat. S y entre 72° y 74°12' long. O del meridiano de París. Está rodeada al norte, por las montañas de Chacabuco, célebres por la victoria del mismo nombre, obtenida por el general San Martín sobre las tropas del rey de España el 12 de febrero de 1817. Al sur está limitada por la provincia de Colchagua, al este, por la línea culminante de los Andes, que la separa de las provincias argentinas, y, al oeste, por las montañas de Zapata y por el Pacífico. La extensión de su territorio, si suponemos exactas las últimas observaciones astronómicas, no puede ser mucho más de mil leguas cuadradas.

M. Pissis estableció una relación de 10 a 14 entre la región de los Andes poco apta en general para el cultivo y la extensión de las montañas secundarias y de los llanos del resto de la provincia. Tiene dos ríos principales, el de Maipo, en el centro, que ocupa la mayor parte, y el que está formado por el lado septentrional de Cachapoal. El primero, a más de los torrentes andinos que aumentan el volumen de sus aguas en la parte de las cordilleras, recibe al Mapocho por su margen septentrional, en el valle central, y el río de la Angostura por su orilla austral. En el valle de la costa, el Puanqui confluye también con el Maipo por la derecha, y algunos arroyos de poca importancia le traen sus aguas del lado del sur. El Cachapoal no tiene en la provincia ningún tributario digno de mencionarse. Se notan en el valle de la costa dos pequeños ríos llamado Cartagena y Alhué y corriendo hacia el océano, uno al norte y otro al sur del Maipo. La laguna de Aculeo, célebre por su belleza y por lo delicado de los pescados que contiene, está al sur de este río y al este del valle central. Cuenta 10.500 metros de largo, sobre 4.000 de ancho. El único puerto de la provincia es San Antonio por los 33°37' lat. S. Aunque sea bastante malo, presta grandes servicios para la exportación de los productos de toda la sección de la costa.

Hemos presentado ya algunas observaciones sobre las variedades del clima de toda la provincia. La riqueza de su suelo tampoco es uniforme. La fama del de los extremos norte y sur del valle central, Colina y Rancagua, así como de la mayor parte de los valles de la costa, es debida a considerables cosechas de cereales que se obtienen allí anualmente. Una cosecha de mil hectolitros de trigo no tiene significación para un rico propietario en estos distritos; es preciso que ascienda a 6, 10, 15, 20 y a veces a 25.000 como sucede en Chacabuco y en la Compañía, para que merezca el nombre de importante. El rendimiento medio de las tierras sembradas está en razón inversa del tamaño de las sementeras, y varía, término medio, entre 8 y 40 por uno. Los distritos agrícolas de Colina y Codao ofrecen todo lo que puede desearse para el cultivo de las leguminosas, y los valles del Mapocho y Maipo son reputados como que tienen los mejores terrenos de la República, para la formación y sostén de las praderas artificiales de alfalfa.

La provincia de Santiago, colocada en el centro del estado, y asiento de sus primeras autoridades, posee todas las riquezas territoriales, sin ninguna excepción, que se notan en cada una de las otras provincias, y tiene, además, las que la industria y la civilización han introducido en estos últimos tiempos: tales como el cultivo de la morera y la cría de los gusanos de seda, que, aunque en pequeña escala, comienza a desarrollarse; la educación de las abejas, a la cual se dedican en todas partes, de modo que la miel y la cera indígenas hacen ya competencia en el interior al comercio europeo; el cultivo del honblon, cuya excelente calidad ha sido reconocida por todos los fabricantes de cerveza. La introducción de las razas de animales más afamados de Europa toma de día en día más extensión, y, en general, todos los trabajos industriales y agrícolas tienen allí una perfección relativa que no se encuentra en parte alguna de Chile.

La provincia se divide en cuatro departamentos: Rancagua, Melipilla, Victoria y Santiago.

El primero ocupa toda la parte austral desde los Andes hasta el océano. Rancagua3, ciudad cabecera, considerablemente embellecida desde algún tiempo, no presenta de notable más que el glorioso recuerdo de su sangrienta defensa contra las tropas españolas en octubre de 1814. Se pueden ver todavía sus huellas estampadas sobre los muros de sus torres. Tiene algunos bellos edificios, muchas iglesias y un bello paseo público.

El territorio de este departamento está compuesto de grandes fundos, a cuyo rededor se agrupa la población. Sus potreros suministran a la capital de la República la mayor parte de las vacas y bueyes gordos para el consumo inmediato, y los caballos que se crían en ellos son tenidos en mucha estima a causa de su belleza y del cuidado con que se educan. Sus producciones especiales son: minas de oro, cuyos criaderos más considerables se encuentran en la cadena central, en las montañas del Peumo y de Alhué; las de galena aurífera y argentífera están en estas mismas montañas; las de cobre, en las cordilleras de la Compañía, en las montañas centrales de Aculeo, en las del Carmen y en muchas otras localidades cerca de Alhué. El cobalto existe cerca del volcán de Maipo; el sulfuro de zinc, en la mina de oro llamada la Leona, en las montañas centrales de Alhué, y el hierro casi en todas partes. La sal común se trabaja en la costa de Bucalemu, en el desembocadero del riachuelo de Yaliyali o de Alhué, y el sulfato de barita se encuentra en las montañas andinas de San Pedro Nolasco, al noreste de la ciudad de Rancagua.

El departamento de Melipilla está hacia la costa, al NO del de Rancagua. La ciudad de Melipilla4, cabecera, situada en el borde septentrional del Maipo, en el valle de la costa, está generalmente en el mismo caso que todas las cabeceras de nuestros departamentos que no son puertos marítimos. Los ricos propietarios no residen en ellos casi nunca y no se encuentran en su recinto ninguna de las comodidades que son el encanto de la vida en los grandes centros de población. Además de la pequeña ciudad de San Antonio, se cuentan en este departamento muchas aldeas que merecen apenas alguna mención, tales como Pomaire, Curacaví y Bustamante; estas dos últimas están colocadas a lo largo del gran camino que une al puerto de Valparaíso a la capital de la República. Grandes canales de regadío abiertos al través de las montañas para conducir el agua del valle central a los hermosos llanos de San José y la Esmeralda, comienzan ya a cambiar al aspecto de nuestras costas, generalmente áridas y secas en verano.

PROVINCIA DE SANTIAGO 1856

Departamentos

Subdelegaciones

Inspectorías

Parroquias

Población

Hombres

Mujeres

Escuelas Gratuitas

Escuelas Particulares

Colegios y liceos

Escuelas Especiales

Hospitales

Rancagua

19

63

8

84.360

42.608

41.752

15

19

1

-

-

Melipilla

5

43

4

28.556

14.300

14.256

10

12

-

-

-

Victoria

16

61

4

30.110

15.704

14.406

8

-

-

-

-

Santiago

-

-

10

129.473

61.002

68.471

37

64

21

11

2

 

40

170

26

272.409

133.614

138.885

70

95

22

11

2

 

Cabeceras de departamentos
Su renta $
Aldeas
Rancagua
6.292
Maipo, Alhué
Melipilla
3.767
San Antonio, Pomaire
San Bernardo
4.479
Curacaví
Santiago
194.000
San José
Ñuñoa, Renca
--
--
--
208.538
--

Comparación del censo de 1844 con el de 1854

Departamentos 1844 población 1854 población Diferencia
Santiago
95.795
129.473
33.678
Victoria
20.822
30.110
9.288
Rancagua
66.859
81.360
17.501
Melipilla
23.958
28.556
4.598
Total
207.434
272.499
65.965

El departamento de la Victoria debe su nombre a la célebre victoria de Maipo, obtenida por los independientes, bajo el mando del general San Martín, sobre las tropas del rey de España, el 5 de abril de 1818. Esta batalla dio el golpe morral a la dominación española en Chile y preparó el de Ayacucho, que puso el sello a la independencia americana. Se dio a la vista de la capital y en las pequeñas colinas de Espejo, donde se muestra una modesta capilla para conmemoración de este hecho memorable.

Este departamento está situado en el valle central, entre el río Maipo, al sur, y el departamento de Santiago, al norte. La villa de San Bernardo5, que es la cabecera, es de creación muy reciente y se encuentra muy cerca de la capital, para que pueda hacer progresos notables como ciudad. Las modestas habitaciones de los campesinos alternan allí con los hermosos jardines y las casas de recreo de los ricos propietarios. Las otras aldeas del departamento son el villorio de Talagante, al oeste de San Bernardo, y la pequeña aldea minera de San José en Los Andes. El territorio de la Victoria está atravesado en todos sentidos por canales que se sacan del Maipo para los regadíos de los hermosos llanos que rodean a la capital del Estado. Se trabajan minas de plata en las cordilleras de San José y de piedras calizas en las montañas de la Calera, cerca de Talagante. Los grandes potreros, al centro y al este de este departamento, y los numerosos canales que derraman una gran parte de las aguas del Maipo en los valles del norte, han causado por las infiltraciones graves perjuicios a los terrenos del oeste, sobre todo a los del distrito agrícola de Santa Cruz, donde las necesidades de desagüe (drainage) se hacen sentir con urgencia; pero no se ha ensayado todavía este medio, el único que pueda dar a la agricultura su importancia en esta comarca.

El departamento de Santiago, al norte de la provincia, ocupa todo el valle central y la parte de los Andes comprendida entre la provincia de Aconcagua y el departamento de la Victoria. Está limitada al oeste por el de Melipilla y por la provincia de Valparaíso. Aunque no sea tan favorecido por la naturaleza como algunas otras partes de la República, no podría disputársele la supremacía que debe al mismo tiempo a su población, a su industria y a su posición política.

El pequeño río Mapocho, con sus afluentes, era, en tiempo de la dominación española, el precario, recurso del departamento para el sostén de una agricultura descuidada, cuyos productos bastaban apenas al consumo inmediato de la capital. Pero habiendo el nuevo régimen abierto las puertas a la industria, el espíritu de trabajo y asociación ha cambiado súbitamente en un verdadero jardín de delicias las áridas y ardientes llanuras que rodeaban a la ciudad de Santiago. Una multitud de anchos canales, alimentados por el Maipo, dan la vida a estas risueñas campiñas; y el Mapocho a su vez ha podido esparcir el frescor y la verdura en los valles del norte, que no aguardaban más que este poderoso elemento para ser lo que son, todo lo que hay de mejor en materia de tierras para el cultivo de cereales y para todas las producciones de los países templados.

Muchas sustancias minerales concurren a aumentar la prosperidad que este departamento debe ya a la agricultura. Se encuentra la plata sobre los Andes de la Dehesa; cobre en las montañas de Tiltil; piedras calizas en el distrito de Polpaico y sulfato de alúmina así como caolín en el de la Dehesa.

Las aguas termales son bastantes frecuentes en las cordilleras; pero las más conocidas y más frecuentadas son las de Apoquindo, a tres leguas al este de la capital, y de Colina, al norte, en las cordilleras de Peldehue.

Según el profesor Domeyko, la composición de las aguas de Apoquindo son sobre cien mil partes (82):

Cloruro de sodio 82,1
Cloruro de calcio 192,2
Sulfato de cal 4,1
Sulfato de soda y alúmina 9,0
-- 288,1

Las aguas de Colina, sobre cada mil partes en peso, han dado al mismo profesor el resultado siguiente:

Cloruro de sodio 0,0092
Cloruro de magnesia 0,0780
Sulfato de soda 0,0196
Sulfato de cal 0,0670
Carbonato de cal 0,0070
Hierro, alúmina, sílice 0,0160
-- 0,1968

La propiedad territorial del departamento es muy dividida, particularmente cerca de la capital, y ha adquirido en los últimos años un valor tan enorme, que está fuera del alcance para los capitalistas que no sean de primer orden. Al lado de los hermosos campos de alfalfa, perfectamente cerrados de murallas de tierra pisada con paja, y rodeados de álamos, se ven grandes plantaciones de viñas, olivos y almendros, la mayor parte bien mantenidas, y numerosas arboledas de plantas frutales entre los cuales se nota el naranjo, el granado, el durazno, la higuera, y todos los demás árboles frutales que se cultivan en el norte y sur de la Europa.

La única ciudad que se encuentra en él es Santiago6, cabecera del departamento y capital de la República. Entre las encantadoras aldeas que la rodean, es preciso citar las de Ñuñoa y Renca, muy frecuentadas por los habitantes de la ciudad, cuando reaparecen las primeras flores de la primavera.

Santiago, fundada el 12 de febrero de 1540, a la orilla austral del Mapocho, a 33°28' lat. S por el conquistador Pedro de Valdivia, es una de las ciudades más regulares que se conoce en lo que respecta a su delineamiento, que parece imitar un tablero de damas. Las calles se cortan en ángulos rectos, según la dirección de los cuatro puntos cardinales del compás magnético, y dejan a las construcciones, cuadrados regulares de 125 metros algunos centímetros de lado; pero tienen el defecto de ser un poco estrechas, no habiendo sido calculadas sino para ser rodeadas por casas de un solo piso, por temor a los temblores de tierra.

La capital está construida en una pendiente suave que tiene del este al oeste una inclinación de una sobre 160; así hay pocas ciudades que puedan ofrecer medios más fáciles para suministrar aguas a los edificios. Se puede hacerla subir a los más altos pisos, sin recurrir a otro agente que a la gravedad del líquido, que la naturaleza mantiene suspendido, por decirlo así, en la misma ciudad al nivel de las torres de sus iglesias. Pero no se han introducido todavía esas mejoras tan necesarias que absorben tantos millones en Europa y que pueden hacer gozar de esta ventaja natural. Una encantadora colina rocallosa, de formas severas, se eleva al oriente en el centro del primer barrio de Santiago, que el Mapocho separa en dos secciones; y pequeños arroyos que se aumentan o se disminuyen como se quiere, corren a lo largo de cada calle, del este al oeste. Desgraciadamente, el recinto que ocupa la ciudad es mucho más grande que lo que debía ser relativamente a su población, la que llega apenas a 100.000 almas comprendiendo en estas los arrabales lejanos. Esta circunstancia hace la policía de las calles muy costosa y el servicio de seguridad muy dispendioso. Con todo, la seguridad personal de que aquí se goza es sin ejemplo en toda la América. Las casas no son dobles ni séptuplas sobre su base como acontece muchas veces en Europa: no tienen por lo regular más que un solo piso, o cuando más otro piso sobre la fachada exterior. Casi todas tienen dos o tres grandes patios, donde se mantienen inmensos jardines y árboles exóticos. Se ostenta en los adornos y en el mueblaje de las habitaciones un lujo que contrasta con el aspecto exterior de los edificios; es verdad que no se sigue al presente el antiguo sistema de edificios, y a juzgar por los nuevos, el aspecto de Santiago habrá cambiado enteramente dentro de poco.

Los edificios más notables son: el palacio presidencial, en el cual las oficinas de la Moneda nacional ocupan uno de sus vastos departamentos; la Catedral, toda construida de piedra, la suntuosa iglesia de los Recoletos, cuyas columnas, altares, imágenes y ornamentos más notables han sido hechos en mármol por los mejores maestros de Italia; el gran bazar o Pasaje Bulnes, que tiene 125 metros de largo y un anexo de 62, todo perfectamente enlosado, adornado y cubierto de cristales; las Cajas, los dos Portales, el Consulado; la capillita erigida a la memoria de Pedro de Valdivia, lindo edificio al estilo del Renacimiento y que lleva el nombre de la Vera Cruz; el Instituto Nacional; el hospital de San Borja; el gran Teatro; el cuartel de Artillería y la Penitenciaría en el Campo de Marte; el puente de piedra y ladrillo construido sobre el Mapocho y el gran tajamar que protege la ciudad contra las inundaciones de este torrente.

Santiago, como centro de acción de todos los poderes constitucionales de la República y asiento de sus principales representantes, contiene también en su recinto los recursos generales y la mayor parte de los establecimientos de utilidad pública. En su calidad de capital de la provincia, tiene su intendente, sus jueces de Letras y una Corte de Apelación, como Concepción y la Serena. Está dividida en diez parroquias. Como capital del Estado, es también el asiento de la Corte Suprema de justicia y del Congreso Nacional.

La instrucción pública cuenta en el departamento de Santiago 37 escuelas gratuitas y 64 administradas por particulares, tres colegios sostenidos por el Estado, trece por particulares y cinco por corporaciones religiosas; en todo 122 establecimientos para la educación ordinaria de los dos sexos. Además, el Estado sostiene un Instituto Nacional, para la enseñanza general de todos los ramos superiores de los conocimientos humanos, y 11 establecimientos especiales, tales como, el seminario para la instrucción del sacerdocio; la escuela politécnica para la de los militares y cuerpos de ingenieros; dos escuelas normales para formar profesores de ambos sexos, destinados a las escuelas primarias; una escuela de sordomudos; una academia de pintura y bellas artes, y otra de música; la escuela normal de agricultura7;la de artes y oficios y la corporación respetable compuesta de los primeros profesores de ciencia y letras, la que, bajo el nombre de Universidad chilena, tiene la inspección y la dirección de todos los establecimientos de educación de la República. Hay también una rica biblioteca nacional, un museo de historia natural y un observatorio astronómico.

Para las necesidades de la beneficencia pública, hay dos hospitales dirigidos por las hermanas de la caridad, un hospicio de dementes, un establecimiento donde se reciben y alimentan los niños expósitos, y donde se les da además instrucción y trabajo, y una casa de asilo para los indigentes inválidos.

Las hermosas máquinas que se emplean para sellar monedas se hacen notar por su poder y perfección.

La Penitenciaría de Santiago es digna asimismo de llamar la atención. Este vasto y sólido edificio es la única prisión en Chile donde se haya podido, hasta aquí, por la introducción de un régimen severo y filosófico, hacer marchar uniformes un justo castigo con la mejora moral de los condenados. Las prácticas de la religión y el aprendizaje de los oficios contribuyen a hacerlos útiles para sí mismos y la sociedad.

En cuanto a la industria, fuera de la que nace de las grandes operaciones agrícolas, puede decirse que comienza a desarrollarse. El simple anuncio de los hermosos objetos presentados a la exposición anual de Santiago correspondiente al año 1856, hace el elogio de los ramos de industria existente y muestra los que están aun por introducir.

El alumbrado de gas está en vía de realización en la capital8, líneas telegráficas la unen a Valparaíso y a Talca, y dos ferrocarriles, obras únicas en la América española, uno de Valparaíso a Santiago y otro de esta última ciudad a Talca, activados en su construcción por el gobierno y por el espíritu de asociación de los chilenos, serán dentro de algunos años entregados en totalidad a la circulación.

La capital tiene encantadores paseos públicos y un cementerio, donde el lujo de los monumentos contrasta con las ideas que sugiere semejante lugar.

Las fuerzas generales de la guardia nacional de la provincia ascienden 10.798 hombres, 6.554 de infantería y 4.244 de caballería.

Se encuentra en Santiago, sobre 5,96 personas, un individuo que sabe leer y escribir, y uno sobre 4,83 que sepa leer solamente.

La propiedad territorial está dividida en las proporciones siguientes(83):

Provincias
Departamentos
Propiedades
Entradas
Diezmo percibido $ en 1852
Santiago Santiago
913
646.778
45.053
Victoria
306
396.816
27.393
Melipilla
454
264.638
24.050
Rancagua
1.115
855.809
66.250
Total
2.788
2.164.041
162.746

Provincia de Aconcagua

La provincia de Aconcagua está situada entre los 31°39'30" y 33° lat. S. Sus límites son al sur, las provincias de Santiago y Valparaíso; al norte, el río Choapa, que la separa de Coquimbo; al este, los Andes, y al oeste, el océano Pacífico. Su terreno, mucho más accidentado que el de Santiago, y particularmente que el de todas las demás divisiones territoriales que acabamos de describir, está distribuido del este al oeste en cinco valles formados por los torrentes andinos, Aconcagua, Ligua, Quilimarí, Conchalí y Choapa. Reina en estos valles una fertilidad asombrosa; así es preciso admirar el cuidado que se pone para cultivarlos, sobre todo el que debe su origen al Aconcagua, que es el más importante y grande de los cinco.

Las costas no tienen buenos puertos; las ensenadas que presentan y por los cuales se exportan algunos cargamentos de frutos del país, están bajo la dependencia del puerto de Valparaíso. En el número de estas ensenadas, se debe citar Papudo, Pichidangui y Zapallar.

La provincia de Aconcagua ocupa en Chile, por su situación geográfica y por la variedad de sus producciones naturales, una posición media entre las provincias agrícolas del sur y las provincias mineras del norte. Reúne en sí todos los productos, en menor cantidad, es cierto; pero sus cáñamos son reconocidos como los mejores que existen en el comercio; sus aguardientes son excelentes y se exportan con provecho, y el cultivo de los frutos de los trópicos exige muy pocos cuidados en algunos de sus valles. Sus minas de oro más afamadas están en la zona de la costa, donde se encuentra cerca del río Conchalí un lecho considerable de tierras auríferas y minas muy ricas. Cata-Honda, en Casuto, da cerca de una media libra de oro por día. El cobre es muy abundante en su región norte y sus minas argentíferas, en las cordilleras y en algunos puntos de la cadena central, son igualmente muy productivas. Esta provincia cuenta entre sus montañas el pico de Aconcagua, gigante del sistema andino. Se encuentra también la célebre garganta de los Andes que dio paso, en 1817, al ejército de los independientes, que, bajo las órdenes del general San Martín, vino a ayudar a Chile a reconquistar su libertad.

El precio de la propiedad territorial es aún más subido en el sur de Aconcagua que en las cercanías de Santiago. Cerca de las ciudades de Quillota, San Felipe y Santa Rosa de los Andes y en general en todo el valle regado por el torrente de Aconcagua, es donde se ha realizado la división de las tierras. Los excelentes efectos que de ella emanan, tanto por el aumento de los productos como por la perfección del cultivo y el valor de la propiedad, deberían servir de ejemplo a las personas que dan más importancia a acumular terrenos que a trabajarlos convenientemente como desgraciadamente sucede con mucha frecuencia en Chile. Todo el valle que está bajo la influencia directa del río de Aconcagua, está cubierto de potreros de alfalfa, de viñas, de grupos de árboles frutales, entrecortados por campos de trigo y legumbres de toda especie, y su comercio-con las provincias argentinas le da además un movimiento de actividad y vida que no se nota en ninguna de las otras provincias del sur. Sin embargo, la parte norte de la provincia no se asemeja al valle, ni por la animación, ni perfección de los trabajos.

Aconcagua se divide en cinco departamentos: dos al sur, Santa Rosa y San Felipe, situados en el valle del torrente de Aconcagua, y tres al norte, la Ligua, Putaendo y Petorca. He aquí el cuadro estadístico de ellos.

San Felipe, capital de la provincia, es una ciudad bastante hermosa; la comodidad y el lujo comienzan a desarrollarse en ella, sobre todo desde el descubrimiento del oro en California. El precio de los artículos agrícolas y los trabajos del ferrocarril entre Valparaíso y Santiago han llamado la atención del comercio en San Felipe, donde ya los establecimientos de educación y de beneficencia y edificios muy bellos comienzan a operar un cambio notable en el sentido de su progreso intelectual y material. Pero su situación geográfica es mucho menos favorable que la de la ciudad de los Andes, cabecera del departamento de Santa Rosa. Esta pequeña ciudad es, respecto a las provincias argentinas de Mendoza y San Luis, lo que el puerto de Valparaíso es para las provincias chilenas de Colchagua, Santiago y Aconcagua, es decir, la única salida conveniente para sus producciones. Está situada precisamente a la entrada del alto y estrecho pasaje de Uspallata, que en estas latitudes pone en comunicación a Chile con la República Argentina. Por aquel lado es donde llegan los voluminosos artículos

trasandinos para buscar el consumo inmediato y la exportación por la vía de Valparaíso, y por el mismo camino van también los artículos europeos y chilenos a buscar un nuevo mercado a la República Argentina. La actividad y el movimiento, tan inusitado en las ciudades del interior de la República, se hacen cada día más pronunciados en los Andes. El establecimiento de una nueva aduana y varias factorías del comercio de Valparaíso y Santiago contribuyen al impulso de las transacciones mejoras y el lujo parecen ser su consecuencia. Los objetos principales introducidos por Uspallata en Chile, en cambio de mercaderías europeas y chilenas y de plata sellada, son: ganados de animales vacunos, caballos, mulas, sebo, carne seca, pieles de cordero, lanas, cochinilla indígena, frutas secas, jabón, plumas de avestruz y barras de cobre. El movimiento del comercio andino no tiene lugar sino desde el mes de octubre hasta el fin de marzo, época del derretimiento de las nieves que se acumulan en invierno sobre las alturas de la cordillera.

PROVINCIA DE ACONCAGUA 1856

Departamentos

Subdelegaciones

Inspectorías

Parroquias

Población

Hombres

Mujeres

Escuelas Gratuitas

Escuelas Particulares

Colegios y liceos

Hospitales

Santa Rosa

8

69

1

24.054

12.165

12.789

8

3

-

-

San Felipe

7

61

1

24.750

11.771

12.979

7

7

1

1

Putaendo

4

36

2

20.705

10.211

10.494

7

-

-

-

Ligua

5

25

2

12.000

6.026

3.974

3

4

-

-

Petorca

16

84

3

29.095

13.979

15.116

6

-

-

-

 

40

265

9

111.504

54.152

57.352

31

14

1

1

 

Cabeceras de departamentos
Su renta $
Aldeas
Los Andes
4.556
--
San Felipe
10.821
--
Putaendo
1.282
Asiento, Catemu
Ligua
2.162
Placilla.
Petorca
1.528
Casuto
5
20.349
--

Comparación del censo de 1844 con el de 1854

Departamentos
1844 población
1854 población
Diferencia
Santa Rosa
22.111
24.954
2.843
San Felipe
19.768
24.750
4.982
Putaendo
15.836
20.703
4.869
Ligua
6.594
12.000
2.406
Petorca
23.713
29.095
5.382
Total
91.022
111.504
20.482

Las pequeñas aldeas de la Ligua, Petorca y Putaendo, así como algunas poblaciones esparcidas, como Coquimbito, Papudo, Placilla y otros, no merecen una mención especial.

Aconcagua es muy afamada por la calidad de sus caballos.

La guardia nacional cuenta 3.101 soldados de caballería y 1.524 de infantería.

La instrucción pública comienza a hacer sentir allí sus útiles efectos; se encuentran ya, sobre 8,85 habitantes, un individuo que sabe leer y escribir, y uno, sobre 7,37 que sepa leer solamente.

He aquí la proporción de la división de la propiedad, su renta calculada y el diezmo percibido en 1852(84).

Provincias
Departamentos
Propiedades
Entradas
Diezmo $ percibido en 1852
Aconcagua San Felipe
674
192.503
7.200
Los Andes
606
182.115
7.929
Putaendo
422
70.541
9.050
Ligua
162
95.136
13.332
Petorca
210
113.892
15.020
Total
2.074
654.187
52.531

Provincia de Valparaíso
Creada por la ley de 27 de octubre de 1842

La provincia de Valparaíso está comprendida entre los paralelos 32°37' y 33°25' L S. Debe su importancia a la situación geográfica de su puerto, situación necesaria, aunque no ofrece en invierno, sino una seguridad muy imperfecta a los numerosos buques que lo frecuentan. Es la más pequeña de todas las provincias chilenas. Está situada al oeste de Santiago, que le sirve de límite al este y al sur, y toca norte a Aconcagua, y oeste al Pacífico. Su extensión no excede de 140 leguas cuadradas. Su terreno no ofrece al sur, sino pocos llanos a los trabajos agrícolas, a causa de su gran sequedad y de las desigualdades profundas que las montañas de la costa hacen nacer en él; sin embargo, no es pobre, sobre todo en el fondo de los valles, donde se aprovechan los más pequeños manantiales y aun las aguas de lluvia para los regadíos. En la parte septentrional al contrario, los terrenos participan parcialmente de las ventajas de los de Aconcagua, porque son la continuación del valle del mismo nombre hasta el océano. La industria agrícola es muy avanzada en los alrededores del puerto de Valparaíso, a causa del mercado lucrativo que encuentran las pequeñas cosechas en el consumo inmediato; pero la necesidad de los riegos es tan apremiante, que un rico propietario de la ciudad emprende, hace algunos años, la obra sorprendente para la América meridional de hacer venir del valle central, al través de la montañas y precipicios un canal profundo, cuya conclusión se espera a cada momento. Este canal debe no sólo cambiar el aspecto de las cercanías de la ciudad, sino además hacer ocupar a una parte de la provincia un lugar ventajoso entre las secciones agrícolas del país.

Existen casi por todas partes en Valparaíso capas aluviales auríferas más o menos ricas.

Vetas de este mismo metal se encuentran en los distritos de las Palmas y de Alvarado; las de plata en las ramificaciones de las montañas de la Campana en la dirección del distrito de la Calera. Hay ricas minas de cobre en las pendientes occidentales de la cadena central. Las minas del Cerro del Cobre producen por día más de 600 quintales de mineral de una ley de 60 a 70 por ciento de cobre rojo.

El hierro oligisto se encuentra a cuatro leguas de la bahía de Quintero. El mineral es de una excelente calidad, y, según Pissis, su abundancia es tal que el rendimiento de su explotación bastaría para satisfacer todas las necesidades del país. No se piensa aún en establecer el menor trabajo.

El mismo profesor dice que hay cales y algunas especies de mármoles en los distritos de Purutun y Puchuncaví, y caolín en el de las Tablas.

La provincia se divide en cinco departamentos: Casablanca, al Sur; Valparaíso y Ferrocarril, en el centro; Quillota, al norte, y las islas de Juan Fernández, a 110 leguas al oeste, en el océano Pacífico, por los 33°4' lat. S. Este pequeño grupo se compone de la isla de Juan Fernández propiamente dicha, cuyas mayores dimensiones son de 13 a 14 millas de largo, sobre 3 a 4 de ancho, de el islote de Santa Clara, situado al sur del extremo oriental de la primera y que tiene un largo de una milla y dos tercios, sobre una de ancho, y de la isla de Más Afuera a 22 leguas al S O de las otras dos.

Aunque la apariencia exterior de estas islas les da un aspecto de aridez, el terreno es fértil y la vegetación vigorosa. Estaban pobladas antes de cabras silvestres; pero la caza las ha disminuido mucho. Hay un gran número de arroyos en la pendiente de las colinas. El puerto de San Juan Bautista, conocido en la marina bajo el nombre de Cumberland, en la parte h10 de Juan Fernández, es muy malo; es el único que es accesible a los grandes buques. La isla de Más Afuera no tiene sino ensenadas peligrosas que pueden sólo ser abordadas por chalupas. El recurso principal del departamento de Juan Fernández es la pesca del bacalo; la abundancia de este pescado y sus dimensiones son muy notables. Se encuentran también muchos anfibios. Estas islas son consideradas como una colonia penitenciaria; sin embargo, comienzan a hacerse tentativas más o menos infructuosas por el Gobierno y los particulares para darles el rol político y mercantil que parecen llamadas a representar como parte del territorio chileno. La más considerable entre ellas se ha hecho célebre, tanto por haber sido el teatro de las aventuras del marino Selkirk, que dieron lugar a la historia de Robinson Crusoe, como por haber servido de prisión a los habitantes más respetables de Chile enviados a este destierro por el gobierno español en 1815.

He aquí algunos datos estadísticos relativos a la provincia de Valparaíso.

La ciudad de Quillota, a la margen sur del río Aconcagua, y a algunas millas de su desembocadura, no tiene de notable sino su clima delicioso y la belleza de su localidad. Es el paseo favorito de los habitantes de Valparaíso. El ferrocarril que va a unir esta dos ciudades, acaba de darle una importancia considerable. Quillota ha venido a ser el jardín de Valparaíso y no tardará en serlo el de Chile. Ya los terrenos han tomado un valor monstruoso; el cultivo europeo se ha introducido en ellos, y hermosos edificios y plantaciones regulares se levantan a la vez en muchas localidades del rico valle donde está situada la ciudad.

La ciudad de Casablanca no es más que un mal barrio de existencia estacionaria, al SSE de Valparaíso en el gran camino que pone a esta última ciudad en comunicación con la de Santiago. El departamento de Casablanca es muy pobre; y como el local en que se echaron los cimientos de la ciudad no tiene una situación necesaria, no es considerado sino como punto de parada para los numerosos carruajes que atraviesan noche y día su plaza principal para dirigirse a Valparaíso o Santiago.

PROVINCIA DE VALPARAÍSO 1856

Departamentos

Subdelegaciones

Inspectorías

Parroquias

Población

Hombres

Mujeres

Escuelas Gratuitas

Escuelas Particulares

Colegios y liceos

Escuelas Especiales

Hospitales

Valparaíso

11

42

2

52.413

25.510

26.903

12

25

12

1

1

Juan Fernández

1

1

1

239

162

77

-

-

-

-

-

Quillota

10

64

4

46.392

22.919

23.473

9

8

-

1

-

Ferrocarril

1

3

-

3.011

2.349

662

-

-

-

-

-

Casablanca

6

34

2

13.988

7.030

6.952

4

6

-

1

-

 

29

144

9

116.043

57.976

58.087

25

39

12

3

1

 

Cabeceras de departamentos Su renta $ Aldeas
Valparaíso 173.780 --
Santa Bárbara 6.389 --
Quillota -- Limache, El Pueblo
Ferrocarril -- --
Casablanca 1.753 --
-- 181.922 --

Comparación del censo de 1844 con el de 1854

Departamentos antiguos
Departamentos modernos
1844 población
1854 población
Diferencia
Valparaíso Juan Fernández
30.826
55.663
24.837
Valparaíso
Ferrocarril
Quillota Quillota
31.337
46.392
15.055
Casablanca Casablanca
12.706
13.988
1.282
-- Total
74.869
116.043
41.174

La ciudad de Valparaíso presenta un ejemplo patente de lo que puede llegar a ser, de un momento a otro, un miserable villorio, cuando es impulsado por la industria y el comercio. El puerto era detestable; sus cercanías áridas. No presentaba punto alguno de localidad que se calificase apto para edificar una ciudad; en fin, nada presagiaba su importancia futura. En 1819, sus habitantes cuya cifra llegaba apenas a 5.000, estaban tan pobremente instalados y atrasados en todo, que dependían de la industria de Santiago, aun para calzarse. Treinta y cinco años después, ha venido a ser, no sólo una ciudad europea donde se han introducido las bellezas, la comodidad, el lujo y la civilización, sino también la ciudad más industriosa de la República, el depósito del comercio en el océano Pacífico y una de las primeras fuentes de la riqueza de Chile. Valparaíso es un todo superior a Santiago como ciudad9, pero no como residencia. Sus edificios tienen la forma, la elegancia y las comodidades europeas; sus calles, aunque irregulares, son perfectamente empedradas y provistas de veredas. Entre sus edificios públicos, nos limitarenos a citar el teatro, el palacio de la Intendencia, la Aduana y los vastos almacenes de depósito. Esta obra, de que puede enorgullecerse la ciudad, cuenta 246 almacenes que ofrecen una capacidad de 5.756.972 pies cúbicos para las mercaderías, y han costado al Estado 6.054.750 francos. Para procucarse un local tan vasto, tanto para las construcciones como para las espaciosas calles que terminan en él, ha sido preciso demoler con pólvora un largo promontorio cuya base era, hace 8 años apenas, batida por el océano, y ganar al mismo tiempo terreno sobre el mar y sobre la roca. El mismo sistema se ha seguido en muchos puntos de la ciudad demasiado estrechados por las aguas para poder edificar10. De este modo Valparaíso se ensancha cada día disputando palmo a palmo a la pesada ola de la bahía, las localidades que se cubren de los más hermosos edificios, y a efectos de esto se construyen ya muelles de hierro, que son los que sólo pueden resistir a la acción del mar.

El alumbrado de gas, una policía numerosa y respetada, mercados para el abastecimiento diario de todos los frutos de los trópicos y del país y numerosos carruajes de alquiler recorriendo la ciudad en todos sentidos, la bolsa, las cajas de ahorro, las instituciones de beneficencia, los clubes, los periódicos, el telégrafo eléctrico entre Valparaíso y la capital, el movimiento proveniente de la carga y descarga de los buques, el espíritu de actualidad que anima a los habitantes, los trabajos del ferrocarril de Valparaíso a Santiago y del cual se ha entregado una parte a la circulación -en una palabra- todo hace de esta ciudad una fracción de Europa transportada a 4.000 leguas de distancia en la América Meridional.

La guardia nacional de la provincia está organizada con tanto esmero como la de Santiago, cuenta actualmente 4.994 soldados, de los que 315 son de artillería, 2. 517 de infantería y 2.162 de caballería.

Por este puerto, el primero y más importante de la República, las provincias de Colchagua, Santiago y Valparaíso exportan una parte de sus productos para el comercio exterior y para el interior que se hace por la vía marítima. Designar cual es la parte que toma cada una de estas divisiones territoriales en esas transacciones mercantiles, sería una operación irrealizable con las notas estadísticas que poseemos. El puerto de Valparaíso, al mismo tiempo que exporta sus artículos de comercio, sirve también de mercado a los que les envían las demás provincias, de las que es el verdadero depósito, y a los que le llegan de las provincias argentinas por la cordillera de Aconcagua. Estas mercaderías siendo todas de la misma clase, se confunden y se localizan, por decirlo así, en Valparaíso, de donde ellas son remitidas sin que se preste atención a su procedencia. Sería pues un grave error atribuir a las cuatro provincias en cuestión el valor de los objetos que salen por este puerto, cuyo movimiento marítimo correspondiente al año comprendido entre el primero de marzo de 1855 y el 30 de abril de 1856 es como sigue:

ENTRADA: 1.426 buques midiendo 333.948 toneladas, de los que 596 provenían del cabotaje y 830 del extranjero.

SALIDA: 1.121 buques midiendo 311.231 toneladas, de los que 726 iban al cabotaje y 395 al extranjero.

Para dar una idea aproximativa de la parte que toca a las cuatro provincias, examinaremos cuatro épocas diferentes: el año 1844, en que comienzan nuestras observaciones estadísticas, el de 1854 que se refiere a la época más reciente, y dos otros años intermedios.

He aquí el valor de los productos naturales e industriales nacionales de las provincias de Colchagua, de Santiago, de Valparaíso y de Aconcagua, entregados al comercio interior y exterior por el puerto de Valparaíso durante los años 1844, 1849, 1852 y 1854. Lo hemos calculado rebajando de la suma total de los productos chilenos exportados por Valparaíso, la de los artículos de la misma clase que le han sido expedidos en la misma época, de las provincias chilenas y argentinas.

Año
Comercio interior
Comercio exterior
Total $
Valores recibidos de las provincias chilenas y argentinas
Valores que quedan para las cuatro provincias
1844
871.684
3.157.748
4.029.432
1.927.431
2.102.001
1849
158.883
6.988.103
7.146.986
911.352
6.235.634
1852
2.081.146
7.898.091
9.979.237
5.950.221
4.029.016
1855
1.811.368
6.976.570
8.787.938
8.074.141
713.796

Resultaría de este cálculo un término medio anual de 3.270, 101 pesos 75 centavos correspondiente a la producción exportada de las cuatro secciones políticas que acabamos de recorrer.

La exportación de los animales vivos, por Valparaíso, no es muy considerable; el resultado del examen de los animales exportados desde el mes de enero de 1844 hasta el mes de diciembre de 1853 da una exportación media, año común, como sigue:

Valores
Vaca
895
15 ps. 50 ctvs.
Corderos
3.971
2 ps. 07 ctvs.
Cerdos
682
7 ps. 60 ctvs.
Caballos
698
48 ps. 59 ctvs.

 

 

 

__________

Notas

1

Nombre indio que significa región del oro.
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2

Carne ligeramente salada y secada al sol sobre tinglados.
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79

Datos obtenidos de la misma fuente indicada en la nota N° 66.
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80

Algunos de los datos de R. Amado Pissis que Pérez Rosales usa en su obra no parecen haber sido publicados por éste en los libros ya citados. Probablemente fueron comunicados personalmente al autor y, con seguridad, empleados en la obra que publica en 1875. Atlas de la Geografía Física de la República de Chile, ya citada.
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3

Fundada en 1740 por el conde de Superunda.
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4

Fundada por el conde de Superunda en 1742.
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5

Fundada bajo la protección del Presidente de la República, por el ilustre ciudadano Eyzaguirre, en 1830.
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82

Después de las investigaciones que dieron origen al ya citado, Ensayo sobre las aguas minerales de Chile, Ignacio Domeyko volvió, años más tarde sobre el tema, así publicó conjuntamente con Manuel José Domínguez, Las aguas minerales de Apoquindo. Santiago, 1866.

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6

Se debe notar la carencia de nombres distintivos que existe en la geografía de Chile; en casi todas las provincias, hay departamentos, ciudades y ríos del mismo nombre, de modo que refiriéndose a este solo nombre, no se pone siempre de acuerdo el laconismo y la claridad.
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7

Después de haberse escrito este Ensayo, se han construido otros dos edificios dignos de nota: uno de ellos es el nuevo Seminario para la educación de los sacerdotes, magnífico y vasto edificio de cal y ladrillo que se encuentra hacia el norte de la ciudad y distante algunas centenas de metros del tajamar; el otro es el soberbio y monumental edificio del Congreso Nacional que se construye recientemente sobre el local que ocupaba el antiguo convento de los jesuitas y que sirvió por mucho tiempo de Instituto Nacional. Este edificio inmenso que ocupa una cuadra con sus cuatro costados, o una manzana entera como se dice vulgarmente entre nosotros, dista 130 metros de la plaza principal, y por lo excelente de su material como por el hermoso sistema de su arquitectura, será el mejor y el más magnífico de su clase que haya en toda la América del Sur. (N. del T. ).
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8

Este alumbrado es ya una obra concluida hace tiempo. En el mes de septiembre de 1857 se inauguró el gran teatro municipal con la iluminación de gas; y en le mes de abril de 1858 se comenzó el alumbrado público de todas las calles por igual sistema. Desde entonces el alumbrado de gas se introduce mucho de día en día en los almacenes de comercio y en las casas particulares. (N. del T.).
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83

Datos obtenidos de la misma fuente indicada en la nota N° 66.
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84

Datos obtenidos de la misma fuente indicada en la nota N° 66.
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9

No descubrimos esos motivos de superioridad que el autor da a Valparaíso como ciudad. Si la configuración del terreno, la facilidad de circulación, la abundancia de aguas corrientes, el ensanche y holgura de las habitaciones, la hermosura, solidez y firmeza de los edificios, la posesión de excelentes obras monumentales y de grandes paseos para el desahogo de la población; si, en fin, el mayor número de comodidades y goces sociales, valen algo como condiciones de una ciudad, no hay duda que Santiago es en mucho superior a Valparaíso en todo los que acabamos de exponer. Para que el lector se penetrara de esta verdad hubiéramos deseado que el autor hiciera aquí la descripción del recinto que ocupa la ciudad de Valparaíso.

Lo que es inferior como residencia, es inferior como ciudad, porque la ciudades se han hecho para residir. (N. del T. ).
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Esta estrechez del terreno es tan grande en la parte de la ciudad llamada el puerto que sólo ha permitido, a lo largo del terreno, la formación de dos calles paralelas las que estrechándose más y más entre las rocas y el mar se juntan en una sola que se llama la del Cabo, de algunos metros de ancho, y por la cual tiene que pasar precisamente una población de 52 mil y tantos habitantes transitando con la ligereza del movimiento mercantil. (N. del T. ).
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