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Fuentes Bibliográficas
Segunda parte.
Capítulo VII. Provincia de Chiloé o de Ancud.

Esta provincia, la más meridional de la República, está situada entre los 40°48' lat. S y el paralelo de los Tres Montes. Su territorio, muy irregular, comprende una parte del continente y todas las islas que se encuentran entre estos dos límites. La parte continental está dividida en dos secciones aisladas. La primera, que es la región septentrional de la Patagonia occidental, comienza en la península de los Tres Montes, por la cual está separada, al sur, del territorio colonial asignado a Magallanes, y se concluye al norte en el canal Astillero de Reloncaví. La segunda está comprendida entre el canal de Chacao, al sur; el río Llico o Maule, que la separa de Valdivia, al norte; la colonia de Llanquihue al este, y el océano Pacífico al oeste. El número de las islas, con pocas excepciones, así como su forma, no está designado sino aproximativamente en todos los mapas que poseemos. Las principales son: la isla de Chiloé propiamente dicha, la más grande de todas; las de Puluqui, Caucahue, Quinchao, Lemuy, Tranque, San Pedro y el grupo de Chonos o Guaitecas, compuesto de una cantidad de secciones muy poco exploradas, aun por el lado del mar. (*)

El gran centro de la provincia, donde se corta la madera de construcción y que es el territorio continental rodeado al este por la cadena de los Andes, es enteramente desconocido; porque no obstante el considerable número de trabajadores que se dirigen allí en la primavera, sus informes sobre esta comarca desierta son muy contradictorios y no concuerdan más que un solo punto y es, que la cadena de los Andes pierde su continuidad en muchas partes de estas latitudes, o al menos su línea culminante experimenta allí descensos tan considerables, que se puede pasar a la Patagonia oriental sin hacer una ascensión sensible. Hemos ya indicado el resultado de nuestras propias observaciones, que parecen dar algún peso a estas creencias. Las cordilleras de esta comarca muestran a lo lejos las altas cimas del Llefcán, Menchimávida, Corcobado y Yauteles. Se ven en la costa muchos profundos canales abiertos por el océano, ofreciendo otros tantos desembarcaderos y ancladeros a las lanchas que van a cargar allí maderas de construcción. Los principales puertos de la provincia son la bahía de San Andrés, al NO de los Tres Montes; San Esteban, en la península de Taitao; el Refugio, en la isla de Skyring; el Loco, al norte de la grande isla de Guaitecas, por los 43°48'30" lat. S y 74°03'05" lat. O; las bocas del torrente Corcobado, un poco al sur del paralelo de la montaña del mismo nombre; el Almagrande por los 43° lat. S; el Riñihue, por los 42°29' y el Comao. Este último penetra once millas en el interior de las tierras y está lleno de fondeaderos y de pequeños puertos visitados de su desembocadero. La segunda sección continental de la provincia está atravesada del este al oeste por el río Maullín. El puerto del mismo nombre, colocado en su desembocadero, no es accesible a los buques sino con el auxilio de un bote remolcador. En el canal de Chacao se encuentra el puerto o desembarcadero de Carelmapu y una multitud de otros en los golfos de Ancud y Reloncaví. Toda esta costa es acequible a las grandes como pequeñas embarcaciones.

En cuanto a los puertos situados en las islas del archipiélago, los más frecuentados al presente se encuentran en la Isla Grande, tales como San Carlos y Chacao, al norte; el primero situado en la embocadura occidental del Canal de Chacao, el segundo en su desembocadero oriental. Dalcahue y Castro se presentan en la costa del este, el primero por los 22°25' lat. S y el segundo tres millas más al sur. Las ventajas del primero y del último de estos puertos han sido reconocidas por todos los navegantes que han entrado en ellos(**).

La acción de las mareas se hace sentir de un modo muy marcado en las costas del archipiélago; las he observado muchas veces. En las épocas sizigiales, suben, en algunos parajes, hasta 23 pies ingleses, lo que, unido al laberinto de canales, a los innumerables fondeaderos y a la excelente cantidad de maderas de construcción de las islas, hacen estas localidades excelentes para reparar y carenar los buques, operaciones costosas y difíciles de practicar en otras partes de la costa occidental de la América meridional.

No podemos decir nada sobre el interior de las tierras de la provincia de Chiloé. No ha sido visitado, porque es literalmente imposible, sin trabajos preparatorios y dispendiosos, penetrar al través de las inmensas selvas vírgenes que cubren el suelo. Casi toda la población está alineada a lo largo de las costas de las islas, en una zona de menos de una milla de ancho, término medio; y las necesidades de una agricultura descuidada siendo ampliamente satisfechas por el poco terreno que el hacha y el fuego han puesto a su disposición en los linderos de los bosques, no se han dado el trabajo de visitar el resto de la comarca(***).

El suelo es con todo rico y no reclama más que brazos para producir cereales, legumbres y frutos, no sólo para el consumo inmediato sino aun para la exportación. Las siembras se continúan en el mismo lugar sin recurrir jamás a los abonos, y la zona cultivada que rodea las islas se cubre todos los otoños de espigas y legumbres. En los bosques, el humus vegetal predomina y forma capas muy espesas que descansan ya sobre arcillas, ya sobre sandstein (arenisca). Es preciso a veces quemarlo para atenuar la fertilidad del suelo e impedir el trigo que suba en gavilla, lo que sucede casi siempre cuando se siembra en terreno recién desmontado.

Pero el chilote no es agricultor. Trabajando en los bosques de sus selvas inagotables, es corno se provee de todo lo que necesita para su sostén y el de su familia. Sus vigas y tablas, buscadas por el comercio de cabotaje, son moneda corriente; se va a buscarlas a su casa y se les lleva en cambio los artículos europeos y las sustancias alimenticias que desdeña pedir al suelo natal.

Pocos países hay donde el hombre encuentra más a su alcance los medios de existencia. Todo chilote es propietario. Fabrica su casa a la orilla del mar, hace un pequeño cercado al lado, donde siembra trigo, habas y papas, y otro en las arenas que la baja marea deja periódicamente en descubierto. El primero le suministra pan y legumbres; en el segundo el mar deposita todos los días una cantidad de pescado, de la que no puede consumir sino una pequeña parte. Su hacha y las selvas de que está rodeado proveen al resto de sus necesidades. Hay en la provincia muchas ovejas y chanchos, estos últimos suministran los jamones más afamados del mar del sur. Las vacas no son abundantes; los caballos, aunque fuertes y ligeros son de pequeña estatura. Los animales de corral son numerosos, y la caza de aves es muy productiva. El chilote no saca sino un partido muy pequeño de esta multitud de pescados y crustáceos de que están llenos la mar y costas de las islas. La ostra no existe en abundancia en la América Meridional sino cerca de las islas de Chiloé, y, no obstante su excelente calidad, se importan todavía en Valparaíso ostras europeas(****).

Se exportan de las islas con muy pequeñas partidas, las especies llamadas cholguas, lapas, tacas, locos, piures y algunos otros crustáceos de que ya hemos hecho mención hablando en general de los productos del reino animal. Las maderas más buscadas en Chiloé, para la exportación, son: el alerce, cuyas tablas se sacan de selvas situadas en la parte continental del este, y las vigas, de aquellas que están hacia el norte, porque las islas no han suministrado hasta aquí sino una partida muy insignificante; el ciprés que se produce en el continente y en las islas, y el roble, que no se encuentra sino muy cerca de la frontera de Valdivia. Además de estas clases, que es necesario buscar en regiones determinadas, se encuentra por todas partes la luma, el laurel, el mañío, el muermo, el ciruelillo y otros de menos importancia. Hemos ya dicho que los cereales y las legumbres se dan en todas partes. En cuanto a los árboles frutales, ha sucedido desde hace algún tiempo en Chiloé un fenómeno que no ha sido explicado. En 1830, los manzanos y perales, creciendo hasta el estado silvestre, daban abundantes cosechas; aun se fabricaba cidra que se exportaba a veces a causa de su excelente calidad. A1 presente los árboles existen, pero no dan fruto alguno(*****).

No se han descubierto aún minas de metales preciosos en Chiloé; pero en cambio, los depósitos de carbón fósil son muy abundantes. Los he observado en muchos puntos del continente y de las islas, sobre todo en las cercanías del desembocadero del río Maullín. El capitán del Pilades (1834) dice a este respecto: "In several parts traces of coa¡ are to be found, and I have no doubt that some future period will disclose many valuable resources at present unknown... but I am told that it is of an inferior description, like that of Concepcion". Además, hemos indicado ya la superioridad del carbón de Concepción sobre uno de los más afamados de Inglaterra.

En 1853, el capitán Martínez, de la marina nacional, encargado por orden mía de una nueva exploración en el canal Astillero de Reloncaví, descubrió muchos manantiales de aguas termales en la costa de la embocadura meridional de este canal; pero no han sido examinados hasta el presente.

El descubrimiento del archipiélago de Ancud data de 1558. Los españoles, que lo han considerado siempre como la llave del Pacífico, fundaron muchos establecimientos en la grande isla. En 1566, el licenciado López García de Castro fundó la ciudad del mismo nombre por orden del virrey del Perú don Martín Ruiz de Gamboa, y desde esta época es cuando comienza a figurar en los anales de la marina(65).

El cuadro siguiente reúne los datos estadísticos más esenciales sobre la población y la división política de la nueva provincia de Chiloé, creada a costa de la antigua por decreto de 28 de febrero de 1855.

PROVINCIA DE CHILOÉ – 1856

Departamento

Subdelegaciones

Inspectoría

Parroquia

Población

Hombres

Mujeres

Escuelas Gratuitas

Escuelas Particulares

Colegios y Liceos

Hospital

Cabecera
de departamentos

Su renta

Ciudades y aldeas

Ancud

Castro

Quinchao

Carelmapu

8

7

5

7

34

40

23

36

4

3

1

2

15.620

24.246

10.519

11.202

7.881

12.247

5.128

6.920

7.739

11.999

5.391

5.281

11

7

3

5

11

24

12

24

2

1

-

-

1

-

-

-

San Carlos

Castro

Achao

Calbuco

6.010

161

-

813

Chacao, Tenao,

Dalcahue, Chonchi, Lemuy, Quenac,

Maullín

4

27

133

10

61.586

31.176

30.410

26

71

3

1

4

6.984

7

Comparación del censo de 1844 con el de 1854

Departamentos antiguos

Modernos

1844 población

1855 población

Diferencia

Ancud

Ancud

11.690

15.620

3.922

Chacao

Dalcahue

Castro

Castro

18.001

24.246

6.245

Chonchi

Lemuy

Achao

Quinchao

9.722

10.519

797

Quenac

Calbuco

Carelmapu

9.191

11.201

1.710

Carelmapu

--

Total

48.912

61.586

12.674

Hemos demostrado en el prólogo, las únicas razones que nos obligaban a referirnos de cuando en cuando al censo defectuoso del año 1844; he aquí porqué se le ve aparecer aquí y se le verá en cada uno de los cuadros estadísticos que acompañan la descripción de las provincias.

Según los cómputos que han precedido al último censo, Chiloé habría casi quintuplicado su población en el espacio de 87 años. En 1767 se avaluaba el número de sus habitantes en 13.000; en 1844 se creyó contar 48.912, y diez años después se nota un aumento de 12.674 sin que el elemento extranjero haya casi contribuido en nada. Por exagerado que sea este resultado, debemos comprobar que el aumento de la población en Chiloé es comparativamente más grande que en alguna otra provincia de Chile.

Las ciudades(******) son irregulares si se las compara a las del norte. Todos los edificios públicos y particulares son construidos en madera; la piedra y el ladrillo son generalmente excluidos, de modo que el aspecto de las ciudades refleja la principal industria de los habitantes.

San Carlos, capital de la provincia, situado en el hermoso puerto del mismo nombre, en la parte septentrional de la isla de Chiloé, y a la entrada occidental del canal de Chacao, es una hermosa ciudad que posee algunos bellos edificios entre los cuales se nota la catedral, la morada del Intendente, la aduana y un excelente muelle construido en piedra. Es el asiento de la primera autoridad civil de la provincia y del obispo de Ancud(*******).

Las fuerzas militares especiales de la provincia son, como en todas las demás secciones políticas, guardias nacionales. Su número llega a 10.427 soldados, de los cuales 298 son de artillería, 9.222 de infantería y 912 de caballería.

El chilote no tiene una talla aventajada, pero es bien constituido y posee una gran agilidad. Es no sólo el primer marino de la República, sino de toda la América Meridional. Habituado desde su más tierna infancia a los peligros del mar, tiene, para arrostrarlos, una sangre fría que excede los límites del valor y raya en temeridad. Lord Cochrane, uno de los marinos más distinguidos de su siglo, tuvo ocasión de tener chilotes a sus órdenes, cuando la guerra de la independencia, y los ha calificado en el número de los marinos más expeditos e intrépidos del mundo. El chilote sobresale por su habilidad inteligente en todo lo que concierne a los trabajos en madera; ama la paz, y en nombre de Dios y de las autoridades se les puede llevar a donde se quiera.

La instrucción primaria hace sentir ya su influencia en la masa de la población de esta provincia; se cuentan sobre 6,47 individuos un habitante que sabe leer y escribir. La industria en general está atrasada, o más bien, falta en su totalidad.

La agricultura no hace progreso alguno en Chiloé; se encuentra en el mismo estado en que estaba antes de la conquista. Hemos hablado ya del modo como los chilotes labran la tierra; reemplazan igualmente el azadón por un instrumento de madera llamado hualato, y no emplean tampoco en él el hierro. ¿Se creería que con medios tan débiles una población que no es agrícola puede no sólo producir para satisfacer sus necesidades, sino aun para exportar sus productos? Tal es sin embargo la excelencia de las tierras y del clima cuyo rigor ha sido siempre exagerado. Ninguna provincia de Chile cuenta con más número de molinos de trigo; es verdad que son molinos en miniatura, porque hay pocos que puedan moler más de 10 fanegas de trigo por día; pero se les encuentra a cada paso a las orillas del mar y en el desembocadero de los numerosos arroyos que van a unirse en él saliendo de las selvas.

Aunque las maderas son la principal producción de esta provincia, están todavía muy atrasados en materia de máquinas para confección de vigas y tablas. Existen ya sin embargo algunas máquinas de aserrar madera movidas por el agua; pero se atienen mucho todavía a la fuerza directa de los brazos para aserrar, y a la hacha, manejada con admirable destreza para lo demás. Parece que en 1828 la exportación llegó a la cifra de 52.320 pesos, de los que 36.683 correspondían a las maderas y 10.887 a los trigos. Veremos luego cual ha sido la marcha desde el mes de enero de 1844 hasta el fin de 1855.

Los artículos exportados para el consumo nacional y extranjero son las maderas labradas, de diversas formas y dimensiones, y cuyo valor entra por los 11/12 en el movimiento comercial. De la fracción restante, un tercio, al menos, representa el precio de los jamones, y los otros dos tercios el del trigo, cebada, semilla de linaza, papas, pieles de animales, pescado seco, leña, carbón de leña y algunos útiles de menaje en madera o arenisca.

Año
Comercio
Piezas de maderas
Valor
$
Total
$
Productos diversos
$
Total
$
1844
exterior
52.737
7.655
64.111
3.124
13.135
interior
1.038.996
56.456
10.011
1846
exterior
397.486
37.8 36
131.899
3.540
9.756
interior
1.090.541
94.063
6.216
1848
exterior
351.142
33.172
131.977
3.795
11.764
interior
871.482
98.805
7.969
1850
exterior
249.195
41.996
274.437
7.479
15.233
interior
1.673.284
232.441
7.754
1852
exterior
490.691
55.280
384.705
1.978
7.780
interior
1.727.981
329.425
5.810
1855
exterior
159.300
24.705
293.453
1.290
7.828
interior
1.213.890
268.748
6.538

Se ve por este cuadro que los brazos y capitales se dirigen de más en más hacia la verdadera fuente de las riquezas de Chiloé, la madera.

Extracto de la Memoria oficial del Ministerio de Hacienda, presentada a las Cámaras en 1856, las cifras que indican el número de propiedades rurales de Chiloé, su renta calculada y el valor de la contribución del diezmo, sacada de los productos agrícolas al estado natural en el año 1852, cuando el diezmo estaba aún vigente(66).

Provincias
Departamentos
Propiedades
Entradas
Diezmo percibido
$
Chiloé
Ancud
1.684
65.060
3.129
Castro
2.579
109.416,88
8.392
Quinchao
1.138
47.118
4.751
Carelmapu
894
54.464
5.929
Total
6.259
276.058,88
22.201

 

 

__________

Notas

* Viaje alrededor del mundo durante los años 1766-67-68 y 69.
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** The navigation of these harbours is not dangerous, and but little knowledge is required to enter any of them. Journal of the Royal Geographical Society of London. Tomo IV, pág. 347.
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*** Indicaremos, como una excepción las islas de Quinchao y Lemuy donde los bosques están completamente cortados, así se hacen notar por la cantidad y excelencia de sus producciones agrícolas.
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**** The apparently inexhaustible abundance of shell-fish with which nature has provided the inhabitants of these islands, the facility with which they are obtained, and their consequent cheapness, is the principal cause of that want of industry which is so rernarkable in the chilotes. Surveying Voyages of H.M.S. Adventure and Beagle. London 1859, pág. 290. Vol. I st.
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***** Fruit-trees flourish astonishingly; and I never saw finer pears, beans, cabbages, or cauliflowers. Cap. Blanckley. Remark Book kept en board H.M.S. Pylades 1834. In the Journal of the Geographical Society of London, Tome IV, pag. 352.
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65 El autor comete un error en este punto, que es rectificado por el traductor en el Apéndice, incluido al final del volumen.
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****** Debe sernos permitido dar el nombre de ciudades a simples villorios que merecen apenas esta última designación, si las comparamos con los villorios de Francia, Inglaterra y Alemania; pero como este es el nombre que la ley les da en Chile, cuando son elevados a la categoría de capitales, la claridad exige la conservación de semejante título.
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******* Las rentas de las ciudades de Chile son excesivamente pequeñas y no guardan proporción alguna con la riqueza de sus habitantes. La ausencia casi absoluta de contribuciones urbanas y la dificultad de imponerlas, obligan a las municipalidades a tomar prestado del gobierno general, recursos para el sostén de los hospitales y aun para el de los alguaciles de ciudad.
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66 Memoria que el Ministerio de Estado en el Departamento da Hacienda presenta al Congreso Nacional de 1856. Santiago, 1856.
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