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La Aurora de Chile
Número 29. Jueves 27 de Agosto de 1812 Tomo I.
Aspecto de los sucesos y de la guerra de los aliados en la Península, según un discurso pronunciado en el Parlamento de Inglaterra el 21 de Febrero del presente año. Inserta discurso relativo a la situación de la guerra en Europa.

El Lord Wellington tiene cincuenta y cuatro mil hombres de tropas inglesas, y treinta mil de tropas portuguesas, que asegura ser iguales a las mejores del mundo. Consta pues su ejército de ochenta y cuatro mil hombres. Se dice que además de esto hay diez y ocho mil portugueses armados, y que las milicias del país ascienden a ochenta mil hombres. Con toda esta inmensa fuerza a su disposición, el General británico sufrió que un General francés penetrase en Portugal con un ejército de sesenta mil hombres, y que se mantuviese en el país hasta que se vio precisado a abandonarle por el hambre, y no pudo ser acosado en su larga retirada por espacio de trescientas millas, aunque padecía suma escasez de víveres. Descendamos a presente campaña. Ciudad Rodrigo se ha reconquistado, pero es la opinión de los más sabios militares que para que aquella plaza se tomase no se necesitaba más que acercarle el ejército. En verdad esta plaza no tenía obras exteriores; y aunque por su naturaleza exige una guarnición a lo menos de cuatro mil hombres, en las circunstancias de su invasión sólo tenía mil y quinientos, y esta tropa estaba en muy mal estado. Con todo, se puso a la plaza un sitio de doce mil hombres, y se ha mirado su rendición como una empresa muy ilustre, celebrando altamente el valor de nuestras tropas. Si comparamos estos sucesos con los de los ejércitos imperiales, vemos que el Mariscal Suchet ha tomado en la misma campaña a Tarragona y Valencia, y actualmente envía a Francia cuarenta y siete mil prisioneros, inclusos entre ellos Blake y los más distinguidos oficiales españoles [16]. Este es el acontecimiento más importante del día, el cual ni puede ponerse en duda, ni disimularse. Recordemos aún que en la campaña de Massena el enemigo tomó a Badajoz, plaza de mayor importancia que Ciudad Rodrigo. Aquella solo dista de Lisboa ciento veinte millas con fácil comunicación; esta dista del mismo punto trescientas millas, y su comunicación es más difícil en todo sentido. No incurramos pues en el atentado de engañar a la patria, no demos ocasión de que se alegre vanamente, ni conciba esperanzas quiméricas. ¿La acción de Ciudad Rodrigo tiene la relación que se pretende con el gran objeto de la guerra?, ¿Ha compensado los gastos que costeó el pueblo? Desengañémonos, el patriotismo se acaba si de los sucesos no resulta la utilidad popular. Pero vemos que el despotismo se ha establecido en Portugal, y detestará el pueblo una guerra que él mismo llamó a su seno con otras esperanzas. Si los recursos del país se aplicasen a promover la prosperidad y libertad de la nación, justamente se congratulará; pero ¿por qué se malbaratan nuestros recursos, de modo que son tan inútiles para nosotros como para los demás?

Por lo que toca a la España hay un hecho digno de observación. En los lugares en que el poder está en las manos de los ingleses, se restablecen las instituciones contra la libertad de pensamiento y de la palabra; pero en los lugares en que mandan los franceses estas instituciones son al instante abolidas. Tal es la libertad con que nosotros favorecemos a los españoles. Esta es la libertad que les han adquirido nuestra sangre y nuestros tesoros. Aún hay otra consideración que hacer, y es la dificultad de que contribuya con dinero el pueblo en la situación infeliz en que se halla. Se han expedido decretos para reprimir aquellos actos a que impelen a ciertas clases el hambre y la desesperación; pero no han tenido todo su afecto, y aún han [ha] habido indicios de una traición. ¡Oh! ¡El pueblo pide socorro a la Cámara de los Lores, y nosotros le damos sogas para ahorcarse!

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[16]

Sólo del reino de Valencia  se condujeron diez y seis mil prisioneros. La primera columna de esta división desgraciada se componía de mil y seiscientos oficiales.
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