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La Aurora de Chile
Número 25. Jueves 30 de Julio de 1812 Tomo I.
De la opinión pública. Comentario relativo a la importancia de la opinión pública. Propone la creación de una Sociedad de la Opinión.

Jamás en nuestras regiones se presento a los hombres de estado coyuntura más a propósito para mostrar sublimes virtudes, desplegar grandes talentos, hacer brillar un genio poderoso y adquirir un eterno renombre, que la época en que estamos. ¿Qué empresa más ilustre que elevar a su patria de su antigua degradación y oprobio, romper sus cadenas y consolidar su libertad? La antigüedad decretaba a semejantes hombres estatuas y altares; siempre se han considerado como seres extraordinarios, extraídos por el eterno de los tesoros de su Providencia para impedir con conato heroico que no se haga el mundo una cárcel eterna de víctimas, de miseria, horrores, y desesperación. Protectores y defensores de los derechos más preciosos del género humano, todos los pueblos de la tierra los miran con interés, con ternura, y aún con envidia, y sus nombres, rodeados de honor y de alabanza, llegan a los siglos más distantes. Nuestro actual gobierno camina a largos pasos a la inmortalidad por estas sendas de gloria; pero es necesario confesar con dolor que sus miras benéficas se contrarían, sus intentos paternales se trastornan sordamente por enemigos interiores. La opinión pública no puede formarse, ni fortalecerse, mientras se esparcen en lo interior principios serviles, ideas contrarias al gobierno, y proposiciones destructoras del sistema patriótico. Este asunto ocupará sin duda la vigilancia de la alta policía. Los males que causa el partido de oposición secreta son incalculables; por él, el amor ardiente de la libertad se entibia en unos, en otros se extingue. El entusiasmo no se difunde por toda la masa del pueblo; las luces no se comunican. Conviniera por tanto, que se les opusiese una fuerza del mismo género. Porque si es indispensable una magistratura que vele sobre los enemigos interiores, sobre los emisarios de la tiranía, y sobre los subversores del orden, no lo es menos el establecimiento de una Sociedad de  la Opinión, compuesta de pocos y escogidos individuos, cuya función única fuese formar la opinión popular por todos los medios imaginables.