ACTAS DEL CABILDO DE SANTIAGO PERIODICOS EN TEXTO COMPLETO COLECCIONES DOCUMENTALES EN TEXTO COMPLETO INDICES DE ARCHIVOS COLECCIONES DOCUMENTALES

La Aurora de Chile
Número 23. Jueves 16 de Julio de 1812 Tomo I.
Artículo de una carta remitida al Editor por una sociedad de patriotas. Sobre situación de pueblos indígenas.

¿Qué ha sido el indio sino un vil esclavo, a quien miraban con desprecio y altanería hasta los negros, y como una bestia de carga, que debía sufrir hasta morir el peso con que se le quería gravar? No se contentaron nuestros autores con despojarlos de sus terrenos y propiedades con la tiranía y usurpación más inaudita; sino que se constituyeron unos amos feroces que los tenían sujetos al yugo de la servidumbre, sumergidos en la desnudez, hambre y miseria. Era delito que un indio mirase la cara a un español, y si hablaba una palabra que no fuese la más sumisa y humillante, era castigado con azotes y obligado a besar en el acto las manos de su verdugo. No era respeto, era adoración la que tributaba a sus tiranos; por consiguiente estaba obligado a consagrarles los días, las horas, y aún los minutos, olvidando enteramente las atenciones de su propia conservación, que se miran con preferencia hasta en los pueblos más bárbaros y envilecidos. Si cansado de sufrir, levantó alguna vez la cabeza, sólo consiguió por premio de sus esfuerzos los cadalsos, las horcas y los martirios más sangrientos. ¡Alto Perú, Quito, y otros puntos de esta América, vosotros estáis bañados de esa sangre inocente, que humea y clama por la venganza de tantas atrocidades! Llegó el tiempo de que sus clamores fuesen oídos; y ya el inexorable juez ha puesto en el Antiguo Mundo un ministro que os vengue y acabará de vengar con justa medida. Entre tanto nosotros, que como hijos de vuestros opresores hemos sido cómplices en estas injusticias, estamos obligados a repararlas con nuestros mayores esfuerzos. Sí, señor editor, habitamos un suelo, poseemos unos bienes cuyo derecho no nos puede corresponder, sino solo por el disputable que nos pueden dar las relaciones de sangre que tengamos con los naturales. Y si por sostener la lucha con los opresores de América, no hemos podido todavía establecer un sistema de igualdad entre los naturales y nosotros, tal que no se note la menor diferencia, ¿por qué no les damos a conocer siquiera con el trato la disposición en que estamos de realizar este gran proyecto en el momento mismo que nos desembaracemos de los tiranos? Llamémonos todos indios desde ahora, para que nuestros hermanos conozcan el digno aprecio que hacemos de ellos; o si tiene algún inconveniente que yo no puedo comprender, tráteseles cuando sea preciso nombrarlos diciendo: nuestros hermanos los indios. Cuando la justicia no nos obligara a adoptar este u otro medio de manifestarles las obligaciones en que estamos con ellos, la política debía sugerirnos ideas adecuadas a captar la voluntad de unos hombres, que en las actuales circunstancias son y serán siempre útiles en la obra de nuestra regeneración política.