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Crónicas
Historia de Todas las Cosas que han Acaecido en el Reino de Chile y de los que lo han gobernado (1536-1575)
Historia de Chile desde su descubrimiento hasta el año de 1575, compuesta por el Capitán Alonso de Góngora Marmolejo

Historia ,de todas las cosas que han acaecido en el reino de Chile y de los que lo han gobernado. Vicios y virtudes que han tenido desde el año de 1536 que lo descubrió el Adelantado don Diego de Almagro hasta el año de 1575 que lo gobierna el doctor Saravia, compuesta por el capitán Alonso de Góngora Marmolejo, natural de la villa de Carmona, dirigida al ilustrísimo señor licenciado don Juan de Ovando, presidente del Real Consejo de las Indias por su majestad del rey don Felipe nuestro Señor

Ilustrísimo señor:

Si los acaecimientos grandes y hechos de hombres valerosos no anduvieran escritos, de tantos como han acaecido por el mundo, bien se cree, ilustrísimo señor, que de muy poco de ello tuviéramos noticia, si algunas personas virtuosas no hubieran tomado trabajo de los escribir. ¿Quién tuviera noticias de los griegos acabo de tantos años, estando sus ciudades antiguas y valerosas por tierra y que casi no hay memoria de ellas, mas de sólo las ruinas que dan a entender haber sido algo? Si tenemos(1) entera plática de los grandes hechos de sus fundadores y valerosos capitanes, de que tan llenos están los libros de todas naciones, la causa, a lo que dice Salustio, autor grave, ha sido: en aquel tiempo, como se preciaban tanto de la virtud como hombres sabios, entendiendo que con la vida todo se acababa, procuraron escribir todas las cosas que en su tiempo acaecían; de condición que aun casi menudencia alguna no dejaron, como parece por libros que de apotegmas andan intitulados y otros al mismo propósito. Pues si VaSa vuelve los ojos a mirar y considerar los hechos de los romanos, en tanto tuvieron a los extranjeros que los escribían, como a los mismos ciudadanos que los obraban. Bien se entiende que los que a ellos les acaecían por el mundo, no sólo los hacían romanos, pues es cierto que en sus legiones llevaban muchos de otras naciones; defraudando la gloria para sí, no atribuyendo ninguna a los demás, dejaron la causa tan confusa, que lo que hallamos escrito aquello damos crédito: y como eran honradores de los que escribían, halláronlos tales, que con su elocuencia mucha levantaron sus hechos en tanta manera, que las demás naciones los tienen por espejo y dechado; y si a otros honraron en casos grandes fué para más gloria suya, que al cabo ellos los vencieron y triunfaron de sus reinos. Y así pareciéndome que los muchos trabajos e infortunios que en este reino de Chile de tantos años como ha que se descubrió han acaecido, más que en ninguna parte otra de las Indias, por ser la gente que en él hay tan belicosa, y que ninguno hasta hoy había querido tomar este trabajo en prosa, quise tomarlo yo; aunque don Alonso de Arcila, caballero que en este reino estuvo poco tiempo en compañía de don García de Mendoza, escribió algunas cosas acaecidas en su Araucana, intitulando su obra el nombre de la provincia de Arauco; y por no ser tan copiosa cuanto fuera necesario para tener noticia de todas las cosas del reino, aunque por buen estilo, quise tomarlo desde el principio hasta el día de hoy, no dejando cosa alguna que no fuese a todos notoria; aunque bien sé que de ello como los demás escritores no saco más de mi desvelamiento, solicitud y cuidado de recopilar lo pasado y presente por la mejor orden a mí posible; porque la malicia el día de hoy es mayor que nunca ha sido, y si algo ven mal ordenado, en aquello hacen pie y de lo demás murmuran, no teniendo atención, que no hace poco el que da lo que tiene. Mas como mi fin y deseo no sea cumplir con los tales detractores; entiendo que fuere virtuoso lo bueno loará, y lo que no estuviere tal, enmendará. Con esta intinción quise llegar mi obra al cabo, entendiendo, muchos se holgarán de saber en el cabo del mundo gente desnuda, bárbara y sin armas sea tan belicosa, ardidosa y arriscada por la defensión de su tierra, como es la de esta provincia, y por darle el talento que merece, acordé este mi trabajo derigillo a VaSa para que debajo de su protección y amparo pueda pasar seguro por cualquier parte, tomándolo por bien empleado, pues es para dar a VaSa algún rato de entretenimiento en el tiempo desocupado que tuviere, porque de tierra tan ignota y que tantos años ha que la guerra en ella dura, se holgara. VaSa lo reciba como de servidor y aficionado, cuya ilustrísima persona Dios sea servido guardar por largos y bienaventurados tiempos con acrecentamiento de mayor estado como VaSa desea. Ilustrísimo señor, verdadero servidor de VaSa. ALONSO DE GÓNGORA MARMOLEJO.

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Notas

 

 (1)

El original, tengamos.
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